Del ocio parlamentario, por Luis Barragán (@LuisBarraganj) 

Consabido, el mandato constitucional llega hasta el 31 de diciembre del presente año para la Asamblea Nacional. Los comicios parlamentarios, sobre todo al considerar el disminuido  porcentaje de reelección de sus integrantes, no releva de sus responsabilidades al importante órgano del Poder Público. Sin embargo, en el último período de sesiones, hasta la fecha, convocada la que comenzará a ventilar el proyecto de presupuesto,  una sola reunión ordinaria ha celebrado aparte de las varias especiales que la llevaron al interior del país, impidiendo el debate de los asuntos más urgentes que angustian a la ciudadanía. 
 
Curioso, por una parte, el presidente de la corporación legislativa, confundidas sus específicas funciones con las del directivo del principal partido de gobierno, presta mayor tiempo y entusiasmo a producir y realizar el conocido programa de televisión, cuyo soporte y atractivo principal cosiste en la lectura de los informes de inteligencia que recibe. Participamos, por ejemplo, en una rueda de prensa en la que denunciamos, con cifras precisas, la penosa situación en la que se encuentra la industria eléctrica, pero – tan irrefutables como las propuestas hechas por la oposición responsable –  el animador de televisión se contentó con descalificar a la diputada María Corina Machado, dejando constancia de un celoso seguimiento policial. 
 
Por muy graves y alarmantes que sean los problemas, por otra,  los diputados oficialistas los banalizan, escurriendo sus responsabilidades en el marco de una lucha perdida electoralmente. Sirven de consuelo las dos consignas dictadas por Maduro: ““nosotros nos las cobramos todas el 6 de diciembre” y “tenemos que ganar las parlamentarias como sea”, acentuados el envalentonamiento y la advertencia. 
 
Luego, el ocio parlamentario se impone para un oficialismo que esconde sus resignaciones, trenzado a las amenazas presidenciales, severas y peligrosas, pues, ni siquiera se atreve a hacer la campaña electoral a la que se debe. Cierto, no desea responder a las quejas, reclamos, virulencias, razones y emociones de las víctimas de un gobierno hundidor del país, pero no menos cierto es que las personas que acompañan a los candidatos del PSUV, cuando se atreven a asomar la nariz en la calle, son sus numerosos y exclusivos guardaespaldas y demás empleados que se ven obligados a rayarse públicamente. 
 
La omisión del parlamento, en relación a las discusiones, leyes, controles y demás actos que esperaba el país, afloja  más la cuerda del trapecista en el que lo han convertido. Sobrevivientes, todavía no hallamos respuesta de las instituciones, tal como lo establece la Carta de 1999, quedando pendiente una definitiva reivindicación de la Asamblea Nacional para el 6-D. 
 
DC / Luis Barragán / Diputado AN / @LuisBarraganJ

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