Khalo, el perro que Google confundió con un caballo

Khalo no es un perro cualquiera. Es una mascota de Silicon Valley. Un caniche —poodle lo llaman en inglés—, la raza de moda por estética y su capacidad de aprendizaje. Kahlo tiene pedigrí y posiblemente más papeles que muchos emigrantes. En su certificado de compra, sus dueños se comprometen a la esterilización, un proceso por el que pasó antes de cumplir el año. A Kahlo le gusta perseguir gatos, corretear por la playa, a la orilla del Pacífico y buscar coyotes en el Golden Gate Park de San Francisco, en el paseo que cada mañana le da su dueño. Una vez al mes, usa uno de los servicios bajo demanda que tanto abundan en la meca de la tecnología para que le corten el pelo sin salir de casa. Twitter es su vía preferida de comunicación.

Con Google no tenía una relación especialmente estrecha, pero todo cambió este verano cuando Google Fotos lo confundió con un caballo. Tras percatarse del error en Twitter, Daniel Lieb, jefe del servicio, convocó a los medios para explicar mejor cómo funciona su servicio, y fue tajante: “En pocos meses ya no habríamos cometido este error, pero ahora estamos empezando y nos faltan imágenes para contrastar. La inteligencia artificial que utilizamos percibe los píxeles como lo haría un humano. Hace correlaciones para distinguir un gato de un caballo, por el hocico, la pezuña, la forma… El caso de Kahlo evidencia que tenemos que mejorar”. Fue más allá y aseguró que en poco tiempo sabría incluso distinguir entre razas.

Google quiere impulsar este programa como una de las claves de Marshmallow, la nueva distribución del sistema operativo de Android y conseguir, como se hizo con Gmail, que se convierta en un sistema de correo en el que nada se borra, todo se almacena y cualquier archivo se puede encontrar. La aplicación vendrá por defecto en Marshmallow

Lieb, que llegó a Google después de que comprasen Bump, una aplicación para compartir fotos, considera que la confusión del servicio de fotos con Kahlo fue algo normal. Añade que hay un botón, escogiendo la foto y pulsando en la esquina superior derecha para indicar que no se han agrupado de manera correcta, pero prefiere no comentar un caso más escandaloso que el del célebre caniche. Varios usuarios se han quejado al ver cómo etiquetaban a personas negras como monos.

Parte de la magia de Google Fotos es reconocer a quienes aparecen en las imágenes: “Podría saber que son tu padre y tu madre, pero no lo pondrá sin tu permiso”, señala el directivo. Otra curiosidad es que para Google Fotos no es la misma persona la autora de este artículo de bebé o niña que pasados los 20 años. Esta discontinuidad “se debe a que hay un agujero, un vacío en el tiempo. Si tuviera suficientes imágenes a lo largo del tiempo, sabría que es la misma persona”.

Internet, además de fotos de gatos, es un gran contenedor de platos de comida: “Ya distinguimos entre un café latte, un plato de sushi o pasta. Aprende por comparación, pero cuantas más imágenes tengamos, mejor lo hará, más variado”, apunta Lieb. Y, por ahora, entiende las búsquedas de imágenes tanto en inglés como en español. “También sabe alemán y pronto buscará en más idiomas”.

Entre los aspectos que tiene que mejorar el servicio destaca la subida de imágenes. Google Fotos, una vez se instala, sube una copia de seguridad de las imágenes del móvil a su nube. Para no consumir la tarifa de datos, se puede indicar que solo use redes wifi. Sin embargo, no permite concretar que no se suban desde una red concreta, hecho que resultaría muy práctico en caso de utilizar una tarifa contethering (anclaje a red) para proveer Internet a otro móvil, por ejemplo. “Tomamos nota, porque es una petición muy lógica”, se excusa el directivo.

Aunque dispone de herramientas para hacerlo, Google prefiere mantenerse al margen de la fiebre de los trending topics en imágenes, algo que sí hace con tendencias de búsquedas y ha anunciado recientemente Facebook. “Asumimos un compromiso de privacidad, así que no vamos a publicar nada relacionado con tendencias. Técnicamente, podríamos hacerlo, pero lo haremos”, defiende.

La intención de esta aplicación es ir ganando interés a medida que se use. “Cuando tenga el contenido de cinco años, se valorará más”, insiste Lieb. En los cuatro primeros meses de vida, ya han hecho una actualización útil: cada día ofrecen las fotos que se tomaron en años pasados en esa misma fecha. Una forma útil de alimentar la costumbre en redes sociales de publicar una imagen del pasado, conocida como TBT, siglas de Throwback Thursday o jueves retro.

En estos cuatro meses, Google ya sabe que, aunque Kahlo tiene el lomo cóncavo, las patas estilizada y el hocico largo, no es un caballo.

DC|EP

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