Los engañosos jugos verdes

“No, las dietas ‘detox’ no funcionan, ni existen los superalimentos, y las disciplinas que los promocionan son pura pseudociencia (…) en términos médicos y fisiológicos, la palabra detox es un sinsentido. Las dietas detox que prometen remediar nuestros excesos son la mejor manera de autoengañarnos”, concluye esta semana el periodista Jordi Luque, del portal de alimentación El Comidista del diario El País de España.

 

Su artículo pone nuevamente sobre la mesa el debate acerca de la efectividad de los populares batidos de frutas combinadas con verduras. Batidos que en los últimos años se han convertido en un negocio rentable para centros de entrenamiento, gimnasios y puntos de venta callejeros que los han dotado de propiedades poderosas de “desintoxicación corporal” capaces de devolver al cuerpo un equilibrio saludable.

Cada cierto tiempo la idea vuelve con fuerza: se supone que hay un punto en que el organismo se satura alcanzando un nivel de toxinas que debe liberarse. Entonces es necesario hacer borrón y cuenta nueva y someterse a este tipo de jornadas de “desintoxicación” o, en otras palabras, purgas más o menos extremas que duran un par de días o semanas.

Aunque ahora el boom son los zumos verdes que pueden contener apio, espinaca, kiwi, jengibre o manzana, en otra época las recetas populares fueron las de alcachofa, piña y hasta la orina humana.

Al intentar darle una respuesta el desenfrenado avance de las dietas detox durante los últimos años, Luque consultó para El Comidista a distintos expertos en nutrición. JM Mulet, profesor de bioquímica en la UPV y autor de Medicina sin engaños, apuntó: “Lo único detox que conozco es un lavado de estómago, una diálisis o una inyección de quelantes, que son los tratamientos típicos para intoxicaciones. Es que normalmente no estamos intoxicados. Y, si realmente lo estamos, tenemos un problema serio que no se cura bebiendo zumos”.

En el mismo sentido, el presidente de la Fundación Española de Alimentación Saludable, el doctor Jesús Román, dice que “el cuerpo humano inventó hace milenios un buen sistema detox: hígado, riñones, sudor, heces y orina. Todos los días se va depurando sin necesidad de hacer dietas desintoxicantes, cuya eficacia es más que dudosa”.

En 2009 un grupo de científicos adscritos a la red Voice of Young Science publicaron los resultados de una investigación que revisó varios de los kits detox más populares del mercado. Su teoría fue que ninguno era capaz de demostrar su potencia purificadora, ni de hacer lo que prometía. “Nuestra conclusión es que el término detox es un mito”.

Algo similar afirmó tiempo más tarde la organización de consumidores Australia Choice, después de revisar varios programas de desintoxicación: “Consumir batidos por una semana o dos no salvarán a nadie de los daños de un año de comer mal, fumar o beber en exceso”.

Pero lo cierto es que la necesidad de hacer algo por nosotros mismos, de limpiar nuestros cuerpos tan expuestos al esmog, la comida chatarra y herbicidas, juega a favor de estas modas que han sido deslegitimadas una y otra vez por la ciencia. “Hoy día el término detox es más un discurso promocional que científico”, ha concluido el British Medical Bulletin.

DC | El Espectador

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