Tensión en Irlanda por referéndum sobre legalización del matrimonio homosexual

El bloguero y comentarista político Patrick Manning, de 52 años y soltero, votará «no» a la legalización del matrimonio homosexual en Irlanda en el referéndum de este viernes, lo que le ha valido que le tachen de homofóbico, a pesar de que, de hecho, es gay, según explica en una entrevista con EFE.

Paddy es una de las caras más conocidas de la campaña contraria a que el matrimonio civil entre personas del mismo sexo esté amparado por la Constitución irlandesa y se equipare al convencional, tal y como propone al electorado el Gobierno de Dublín, una coalición entre conservadores y laboristas.

«No estoy en contra de los derechos de los homosexuales, estoy en contra de que se redefina la institución del matrimonio. Yo he luchado durante años por lograr que se reconozcan las uniones civiles entre homosexuales en este país y me duele que me presenten como un ‘antigay’ porque toda mi vida he defendido la igualdad», declara el activista.

Manning sostiene que el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB) opera ahora en un ambiente muy favorable, nada comparable al de «la Irlanda fría, hostil y peligrosa» de no hace tanto, donde la homosexualidad fue delito hasta 1993.

«En 1988 -recuerda- fui detenido por efectuar un acercamiento hacia otro hombre y esa fue una experiencia muy formativa desde el punto de vista emocional e intelectual. Desde entonces desconfío profundamente del Estado».

Irlanda promulgó en 2010 la ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, mayoritariamente católico, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero eludía calificar a esas uniones de «matrimonio».

«Prefiero las uniones civiles que el matrimonio. Deberíamos haber dejado que se desarrollasen hasta convertirse en una institución puramente gay. ¿Para qué igualarla con el matrimonio convencional? Deberíamos tener la nuestra propia», arguye Paddy.

Por otra parte, advierte de que el Gobierno no ha evaluado las consecuencias que tendrá equiparar ambas uniones ante la Constitución de cara a asuntos relacionados con la maternidad subrogada, la adopción o el bienestar y derechos de los menores.

«En casos de adopción -indica-, siempre debería darse prioridad a matrimonios formados por un hombre y una mujer porque sabemos que es lo que funciona. Hay suficientes evidencias empíricas extraídas de estudios objetivos que demuestran a un menor le va mejor en la vida cuando es criado por un matrimonio heterosexual».

De acuerdo con la actual ley -explica-, los integrantes del mismo sexo en una unión civil ya pueden adoptar, pero las agencias que lo tramitan, algunas de ellas religiosas, tienen derecho a rechazar su solicitud si creen que el interés del menor está mejor servido por un matrimonio compuesto por un hombre y una mujer.

Con la Carta Magna de por medio, esas agencias tendrán las manos atadas y podrían ser acusadas de actuar con prejuicios y de manera anticonstitucional si se decantan por conceder la adopción de un menor a un matrimonio convencional, según Paddy. Una encuesta de Ipsos MRBI publicada el sábado en el diario Irish Times mostraba que el 70% de los electores apoya el matrimonio homosexual y el 30% no. En marzo, sin embargo, el sí tenía un 78%.

Dieciocho países de todo el mundo han legalizado hasta el momento el matrimonio homosexual o están a punto de hacerlo, incluyendo 13 en Europa. Al otro lado de la frontera, en la provincia británica de Irlanda del Norte, el matrimonio homosexual está prohibido, a pesar de que es legal en el resto de Gran Bretaña.

Si bien el país ha vivido un gran cambio económico y social en las últimas décadas, el aborto sigue estando prohibido, salvo en los casos en que la vida de la madre está en peligro. Miles de mujeres irlandesas van a abortar a Gran Bretaña cada año.

 

Fuente: DC| EN

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