Si se habla de adoraciones emblemáticas, en el territorio nacional hay dos consideradas como las más visitadas y veneradas del país, el Nazareno de San Pablo en la ciudad de Caracas y el Nazareno de Achaguas en Apure.
A la imagen del Nazareno de San Pablo se le atribuye el milagro de haber salvado a los caraqueños de la peste cuando en 1696, fue sacado en procesión y esta tropezó con un limonero. Quienes acompañaban al Nazareno lo tomaron como una señal, hicieron una bebida con el fruto y obtuvieron la cura inmediata de los enfermos. Los devotos suelen decir que cada año ven más encorvada la imagen, porque es mayor el peso que lleva a cuestas.
Mientras que la historia del Nazareno de Achaguas surge de una promesa que ofreció el general José Antonio Páez cuando oró y juró el 10 de mayo de 1821 que de resultar victorioso en la Batalla de Carabobo regalaría un cuadro esfinge al Nazareno de Achaguas. A partir de 1835, la imagen de 1.80 metros fue pasada a la iglesia de Achaguas donde en Semana Santa feligreses de Apure y el mundo acuden a pedir y pagar promesas de toda índole, convirtiéndolo en uno de los más venerados en esta parte del sur de Venezuela.
Fuente: DC|EP