Una vez por semana llega comida a Mercal en zonas populares

“Los productos llegan, pero una vez por semana”, recuerda Jenerith Fuenmayor, vecina de la parroquia Antonio Borjas Romero al lamentar la rotación de alimentos del Mercal La Rinconada. “Llegan de vez en cuando. Algunas veces hay seguido dos días y la gente se pelea”. La leche en polvo y pollo tienen la frecuencia, y “el arroz no se consigue”, asegura.

Entrar para comprar la comida, subsidiada por el Gobierno a través de la red de Mercados de Alimentos, es por terminal de cédula venezolana. Existe una excepción para compradores de instituciones públicas. “Personas del Gobierno y las maestras del colegio tienen prioridad”, señala Fuenmayor.

Desde hace meses decidió no acudir a Mercal. “Se ponen a pelear” y los conflictos vecinales por comida la asustan. Los consejos comunales del sector organizan a las familias. “Cada consejo lleva a sus personas” a comprar. Un cartel pegado en las rejas del establecimiento La Rinconada informan las normas: no gritar, no pelearse, portar la identificación. Ayer no hubo apertura. La administración acudió a una reunión con la coordinación regional de Mercal.

Los extranjeros indocumentados no pueden adquirir alimentos. Un ama de casa de nacionalidad colombiana asegura que “sin cédula (de identidad) no venden en Mercal”. La sexagenaria evadió identificarse y explicar las razones de su presencia en Venezuela. “Yo no compro. Ni salgo de mi rancho”, soltó entre balbuceos e inquieta por la presencia del equipo de prensa de La Verdad.

En el barrio El Níspero se registró ventas. Caraotas y margarina cargaron en bolsas los vecinos. La jornada se realizó sin contratiempo. A las 10.00 de la mañana el inventario desapareció. El personal del Ministerio de Alimentación, adscrito a Mercal, atendió a los últimos compradores rezagados, que miraban como reses que comían basura acumulada cerca del establecimiento por el cúmulo de desechos de cajas de cartón.

Hacia San Isidro los portones cerrados anunciaron el cierre del expendio. Los trabajadores del Mercal estuvieron en una reunión en el interior del módulo tipo I. Los habitantes de la parroquia conocieron la paralización por la falta de inventarios.

DC | vía LV
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