Vecinos denunciaron los maltratos del pequeño asesinado a golpes, pero las autoridades nunca tomaron medidas

Cuando no lo golpeaba con las manos, agarraba cualquier objeto para castigarlo. Jorge Luis Rivero Valbuena maltrataba a su hijastro de cinco años, Luis Ángel Maduro Jaimes, con una correa, una paleta de madera para cocinar y hasta con un palo de escoba, así lo aseguraron los vecinos de la familia.

Los residentes del barrio Kennedy 1A, en Sabaneta, denunciaron a Rivero y a la mamá del pequeño, Ángela Maduro, por abuso y maltrato infantil. Sin embargo, ambos padres seguían golpeando al pequeño.

“Sobre la pareja reposan seis denuncias que hizo el consejo comunal Miguel Ángel Gudiño a los distintos cuerpos policiales, y a pesar de las denuncias hechas, la madre y el padre golpeaban salvajemente al niño”, sostuvo, este jueves, Mercedes Gudiño, representante del consejo comunal.

Los vecinos aseguraron que todos los días, Luis Ángel sufría una paliza. “Vivía un calvario”, dijeron.

El pasado miércoles, Luis Ángel recibió una paliza que le segó la vida. El padrastro le partió un palo de escoba en su cuerpo, informó, ayer, en rueda de prensa, el comisario Guillermo Mictil, jefe del Redip Occidente del Cicpc.

La propia madre y el agresor llevaron en brazos al infante hasta el CDI de La Misión. Ingresó a las 12:40 de la tarde sin signos vitales. Según el parte médico, el niño sufrió politraumatismo severo generalizado y desprendimiento de dos de sus órganos.

Funcionarios de la policía científica aprehendieron a Jorge Rivero y a Ángela Maduro; ambos tienen cinco años de relación.

“Ese hombre se ensañó con el niño de una forma horrenda. Solo le dio sufrimiento mientras vivió”, expresaron.

En ocasiones, para que el llanto de dolor del pequeño no fuera escuchado, el padrastro le tapaba la boca con un trapo, comentaron indignados los residentes de Kennedy 1A.

La pareja ha procreado dos hijos: una niña de siete meses de nacida y un pequeño de dos años. Todos vivían en un pequeño cuarto, sin iluminación ni ventilación, de una pensión en el barrio Kennedy. “Alimentaban a sus hijos con pan y refresco. Todos estaban enfermos de la piel, por las condiciones infrahumanas en las que vivían”, denunciaron los vecinos.

El cuerpo de Luis Ángel será enterrado en San Cristóbal, ciudad donde reside el padre biológico. La pareja continúa detenida. La abuela materna de los dos menores cuidará de ellos.

 

Panorama/DC

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