Como pocas veces después de las lluvias, la Avenida Los Haticos no amaneció anegada, ni con basura, por lo que sus propios y trasuntes dan «gracias a Dios».
En el centro de la ciudad, aunque en menor cantidad que otras oportunidades, la basura se escurre en las avenidas y las carreteras.
En ese lugar, los comerciantes informales tomaron la iniciativa y limpian a esta hora el agua empozada por las lluvias «hay que trabajar, no podemos esperar a los salserines» relató María que se reservó el resto del nombre porque vende productos regulados a precios especulativos.
DC/Ángel Núnez
Foto: Ángel Núñez