¿REVOLUCIÓN O INVOLUCIÓN?

Golfredo Dávila / Ingeniero / Político / @golfredodavila

 

Varios historiadores han señalado que desde el siglo XIX en nuestro país, se le llamó revolución a cualquier cambio de actores en el poder, pero en esencia fueron simples reacomodos de fuerzas. Y en los últimos 15 años este término ha sido usado hasta la saciedad por parte del régimen chavista y su publicidad extenuante, pero la realidad se ha encargado de demostrar que el país involucionó a una velocidad sin precedentes.

 

La mayoría de los seguidores del proceso lo han consumido como eslogan o consigna, algunos viven una especie de ilusión y otros tienen una imagen disociada de la realidad; y como es de esperarse, la cúpula conservadora y reaccionaria que detenta el poder, por ser la única beneficiaria y algunos opositores retrógrados, califican esto como revolución, creyendo que con eso disipan los anhelos de cambio que persisten en los venezolanos. Una verdadera revolución supone la sustitución de un estado de cosas que marcha mal por otro donde todo mejore, es una especie de salto histórico que se inserta en la evolución humana para transformar la sociedad y avanzar hacia un estadio superior.

 

Las llamadas revoluciones socialistas en el mundo fueron grandes estafas históricas, incluida la chavista. Los nuevos actores desde 1999 comenzaron a prostituir y devaluar las categorías de revolución y socialismo, al punto que mucha gente considera que ambas son males per se. Y no es para menos, se mantuvo vivas las viejas formas agonizantes de ejercer el poder; agravaron todos los males heredados y crearon unos nuevos, el país dio un salto hacia atrás. Se conformó un Estado hipertrofiado y despótico que viola los principios constitucionales; que trata de controlar todo, mientras es devorado por la anarquía, la corrupción y el crimen; una política económica que destruyó el aparato productivo, que nos puso a depender como nunca de la renta petrolera y de las importaciones, que devaluó el bolívar, que causó alta inflación, desempleo, escasez y desabastecimiento, que ha endeudado al país en más de 250.000 millones de dólares.

 

La ya deteriorada educación es contagiada por el culto a la personalidad, enfermedad que creímos extirpada, pero resurge convertida en una religión, que es inoculada a través de los textos escolares; la salud está grave, no hay medicinas; servicios públicos por el suelo. Estudios revelan que en 100 años, la última generación vive peor que sus padres. Además, se transgreden los valores, se guarda culto al antivalor, se vilipendia al honesto, el delincuente actúa a sus anchas, prames que dirigen cárceles, mientras se atropella y se criminaliza a quien alza su voz para reclamar justicia. Los corruptos crean el mal y la sociedad paga los platos rotos.

 

Sin embargo, toda crisis tiene solución y todo proceso de involución puede ser revertido. Para ello debemos vencer la incredulidad, unir a la Venezuela decente, a los descontentos de uno y otro color, a través de un proyecto que brinde un futuro de progreso y justicia.

 

DC/Ing. Golfredo Dávila / @golfredodavila

 

 

 

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...