Estados Unidos: El ejemplo de las cosas bien hechas (Grupo G)

Aquella explosión de Corea y Japón en el 2002 no la esperaba nadie, ni el mejor periodista deportivo,  ni el técnico Bruce Arena, ni los jugadores norteamericanos. Lo que ocurrió en tierras asiáticas, fue un acontecimiento que a pesar de que en su momento represento una de las mayores sorpresas, el correr del tiempo se encargó de demostrar que no era más que el producto de un trabajo, realizado con el orden y el sentido de la responsabilidad que siempre ha caracterizado a los estadounidenses en el plano deportivo.

En aquel mundial Estados Unidos llegaba por enésima vez como el equipo a golear, como el hazmerreír, y como la selección más débil y patética de la CONCACAF, compartiendo grupo con la local Corea, con una fuerte Polonia y una invencible Portugal. Sin embargo, callando la boca de una forma que aún se recuerda, los gringos clasificaron contra todo pronóstico, enfrentándose en octavos  contra sus archirrivales mexicanos, para vencerlos en un partido que pasó a la historia, y clasificar a cuartos de final donde enfrentaría a la selección germana.

 

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En ese partido los norteamericanos aplastaron a una Alemania que solo por un solitario de gol de su estrella en ese entonces, Michael Ballack, y una mano de Torsten Frings  dentro del   área no pitada, lograron la clasificación a semifinales dejando a Estados Unidos eliminada, pero con un aprendizaje que no solamente no olvidarían, sino que lo   aprovecharían para consagrarse en un deporte que nunca fue de su agrado.

  La combinación de una pragmática dirección técnica, mas el gen competitivo y   la marcadísima disciplina que caracteriza al deportista estadounidense,   hicieron que el fútbol de la selección de las barras y las estrellas se desarrollara de forma tan monstruosa, que se convirtieron para sorpresa de muchos,  y en    poco tiempo, en el gigante de una confederación en la que México siempre había reinado. De igual forma, empezó a generar jugadores con suficiente calidad como para fichar por equipos europeos, y vivir importantes experiencias en ligas de máxima competitividad.

Su pico más alto no fue solamente las diferentes Copas de Oro que han obtenido, sino el haber clasificado a la final de la Copa Confederaciones 2009, en la que eliminaron nada más y nada menos que a la intratable España en semifinales, perdiendo con la selección brasileña en el último encuentro, luego de ir ganando en el primer tiempo dos goles por cero.

Con la llegada del técnico alemán Jurgen Klinssman, Estados Unidos se ha convertido ya en un equipo al cual se ve imposible volverle a colocar la etiqueta de cenicienta, desplegando un fútbol ordenado, y bastante rápido, el cual  a pesar de no contar con alguna estrella, compagina la experiencia de jugadores  veteranos, con la ilusión de los jóvenes, creando de esta manera  un bloque en el cual la equivocación no forma parte de sus características.

A pesar de ser un equipo que difícilmente saldrá campeón, poseen  el suficiente orden táctico como para plantarles cara a cualquier selección grande. Cuidado con los del norte.

Fortalezas: Bloque sólido y compacto, con velocidad tanto en defensa como en ataque.

Debilidades: La falta de un jugador desequilibrante que puede romper partidos cerrados.

 

 

Luis Orozco/DC/@diariocontraste

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