Irán ahorca a 16 "rebeldes" tras muerte de 14 militares en un ataque

Irán ahorcó este sábado a 16 «rebeldes» en represalia por un ataque de hombres armados a un puesto fronterizo con Pakistán, en el que murieron al menos 14 militares.

«Dieciséis rebeldes vinculados a grupos hostiles al régimen han sido ahorcados esta mañana en la cárcel de Zahedan (capital de Sistán-Baluchistán) en respuesta a la muerte de los guardias fronterizos en Saravan», declaró Mohamad Marzieh, fiscal general de la provincia, citado por la agencia Fars.

«Habíamos advertido a los grupos rebeldes de que un ataque a la población civil o a miembros de las fuerzas de seguridad no quedaría impune», añadió.

En la madrugada del sábado, 14 guardias fronterizos iraníes murieron en la misma provincia de Sistán-Baluchistán, en un enfrentamiento con hombres armados cerca de Pakistán, informaron los medios de comunicación iraníes.

El viceministro de Interior iraní, Ali Abdollahi, dijo que el enfrentamiento fue obra de iraníes «miembros de grupos hostiles», término utilizado para designar a los rebeldes sunitas del grupo Yundalá (soldados de Dios), que operan en la región de Sistán-Baluchistán.

Además, «tres militares fueron secuestrados y llevados del otro lado de la frontera» en Pakistán, añadió el viceministro.

«En cooperación con el ministerio de Relaciones Exteriores, vamos a tomar todas las medidas necesarias para conseguir que sean liberados», dijo.

Abdollahi también pidió «al gobierno paquistaní que tome medidas para controlar seriamente su frontera con el objetivo de luchar contra los grupos terroristas».

El incidente se produjo en una región montañosa de difícil acceso, frecuentada por traficantes de droga y rebeldes armados, según la agencia Irna.

En los últimos años, la provincia iraní de Sistán Baluchistán, en la que vive una fuerte minoría sunita, ha sido escenario de ataques sangrientos cometidos por los rebeldes sunitas de Yundalá.

Por la región también transita una parte de la droga producida en Afganistán y destinada a Europa o los países árabes.

Un muro para cerrar las fronteras

Desde hace un año no se habían registrado enfrentamientos armados en la región. En octubre de 2012, un atentado suicida contra una mezquita chiita causó al menos dos muertos en Shabahar, en el extremo sur de la provincia de Sistán-Baluchistán.

En diciembre de 2010, el grupo Yundalá reivindicó un atentado suicida que había causado 39 muertos en una procesión religiosa en Shabahar.

Teherán acusa a los servicios de inteligencia estadounidenses, británicos y paquistaníes de apoyar a este grupo.

El jefe de Yundalá, Abdolmalek Rigi, fue ahorcado en junio de 2010. Había sido capturado por las fuerzas de seguridad iraníes cuando se encontraba en un avión de línea internacional al que obligaron a aterrizar cuando sobrevolaba el espacio aéreo iraní.

Para cerrar su frontera con Pakistán y Afganistán, Irán inició en los años 1990 la construcción de un «muro» que deberá estar acabado en 2015.

Las obras están destinadas a cerrar los aproximadamente 1.800 km de frontera con Pakistán y Afganistán para intentar controlar el narcotráfico, el contrabando y la entrada de grupos armados o de bandidos.

En 2011, el jefe de la policía nacional, general Esmail Ahmadi Moghadam, aseguró que el «90% de las fronteras orientales de Irán ya había sido cerrado» y que «el 10% restante, en la región de Saravan, lo sería» antes del verano de 2014.

Este «muro», compuesto en algunos tramos por tan sólo alambradas, está reforzado en unos mil kilómetros por terraplenes, fosos, canales o murallas de cemento.

Alrededor de 3.700 miembros de las fuerzas de seguridad murieron desde hace 30 años en la lucha contra narcotraficantes y grupos armados en las provincias fronterizas orientales de Irán, según cifras oficiales.

 

Fuente: Globovisión

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