¿Qué son las Jornadas Mundiales de la Juventud?

Por primera vez en 26 años, esta reunión multitudinaria de la Iglesia Católica vuelve a América Latina, a Brasil, y con un Papa argentino. Las claves del éxito de estos encuentros instaurados por Juan Pablo II.

Los símbolos de las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) –la cruz y el ícono- y el papamóvil ya están en Río de Janeiro, a la espera del papa Francisco, para una nueva edición de estos encuentros. Su estadía durará seis días, del 22 al 28 de julio, durante los cuales cumplirá una intensa agenda.

El Papa ha optado por trasladarse en un jeep descapotable, sin vidrio blindado, lo que motivó un mayor despliegue para su seguridad. En total, unos 31 órganos y 17 ministerios participan –coordinados por el Centro de Inteligencia Nacional- en el operativo que involucrará a unos 30 mil efectivos y varios helicópteros. Se espera que, entre visitantes y locales, participen cerca de dos millones de personas. Estarán representados 190 países.

Los comienzos

Las JMJ fueron concebidas por Juan Pablo II como un peregrinaje de jóvenes de todo el mundo que se reúnen en torno a la figura del Papa para rezar, compartir su fe y “experimentar el amor de Dios”. En marzo de 1985, el papa Wojtyla dedicó una Carta Apostólica a los jóvenes del mundo y, meses después, el 20 de diciembre de 1985, anunció la creación de la Jornada Mundial de la Juventud. La primera tuvo lugar en Roma, pero se celebró a nivel diocesano. El estreno verdaderamente internacional de las JMJ fue en Buenos Aires, en 1987.

Año a año, los Domingos de Ramos, estas jornadas se celebran localmente, en cada diócesis. Pero cada dos o tres años, adquieren una dimensión internacional al realizarse en una gran metrópoli.

Argentina, primer destino internacional

En 1987, la segunda Jornada -primera fuera de Italia- se realizó en Buenos Aires. Un millón de personas acogieron al papa Juan Pablo II en el acto central en la avenida 9 de julio. Era la segunda visita de Karol Wojtyla a nuestro país y el presidente era Raúl Alfonsín. “Ustedes son la esperanza del Papa, son la esperanza de la Iglesia”, dijo el pontífice a los jóvenes reunidos para escucharlo. “Juan Pablo querido, el pueblo está contigo”, era una de las consignas coreadas por la multitud.

Especialmente emotiva para el Papa polaco fue la Jornada del año 1991, porque tuvo lugar en su país natal luego de la caída del muro y del derrumbe de los regímenes comunistas en Europa del Este.

La de 1995, en Manila, Filipinas, fue la más multitudinaria hasta ahora: 4 millones de personas.

En París, en el año 1997, se adoptó el via crucis como una de las actividades centrales.

La siguiente JMJ fue programada en coincidencia con el Jubileo del año 2000. Se llevó a cabo en Roma.

En 2005, en Colonia, Alemania, se realizan las primeras JMJ del papado de Benedicto XVI.

Participan de las JMJ delegaciones de jóvenes católicos de entre 14 y 30 años, provenientes del mundo entero. En este caso, la mayoría serán brasileños. Brasil es el país con más católicos del mundo (120 millones). Cercanía geográfica y nacionalidad del nuevo Papa incidirán para que la segunda delegación en número sea la argentina, con unos 40 mil asistentes. El costo del viaje hará que los contingentes de otros continentes sean más reducidos este año. Por ejemplo, habrá 5.400 franceses y 3.000 españoles.

“En las periferias del mundo”

En respuesta al pedido del Papa de salir a las “periferias” del mundo, varias delegaciones realizarán tareas solidarias antes de llegar a Río.

Por ejemplo, 560 jóvenes australianos se encuentran en Lima, Perú, desde el 13 de julio. En Pamplona Alta, en la ladera de un cerro al sur de Lima, construirán tres escaleras de cemento para facilitar el tránsito de los vecinos, y una cancha para deporte, además de hacer mejoras en un comedor comunitario, campañas de prevención en salud y catequesis. También construirán una capilla católica. En la zona, donde proliferan los grupos cristianos no católicos, no existe ninguna hasta ahora.

Otro caso es el de 600 jóvenes franceses, de las ciudades de Lyon, París y Évreux, que están misionando en Guayana, vecino del Brasil, en la semana previa a las JMJ. Las autoridades eclesiásticas locales esperan que esta visita y las JMJ fortalezcan una iglesia tan pobre como el país y algo acorralada por el ascenso de los grupos neoevangélicos.

Hay también grupos de argentinos misionando en Brasil desde esta semana.

“Familia de dimensiones planetarias”

En las JMJ se combina la tradición y la liturgia (misa, vía crucis, confesión) con todos los recursos del espectáculo moderno. A casi todos los jóvenes les atrae viajar y conocer otros horizontes y culturas. Aquí tienen el plus de compartir la fe. Intercambiar experiencias con jóvenes creyentes de otros países es una de las principales motivaciones expresadas por los peregrinos que participarán de las jornadas.

Las JMJ aportan dinamismo a una Iglesia católica afectada de cierto inmovilismo, sobre todo en el continente en el que reinó por siglos: Europa. Una de las apuestas es fortalecer a jóvenes que quizá se sienten algo solitarios en su fe en sociedades muy ganadas por el laicismo. En otro orden, la elección de Brasil no es casual: es el país con mayor cantidad de católicos del mundo, pero muchos fieles dejan la Iglesia católica para sumarse a otros cultos cristianos.

Un estreno para Francisco

Estas Jornadas tendrán un signo novedoso. Constituyen un verdadero estreno para el Papa Francisco. Electo hace 4 meses, éste será su primer viaje apostólico. Su condición de latinoamericano, su opción por los pobres y su estilo de comunicación sencilla y directa permiten anticipar una fuerte empatía del Papa con los jóvenes peregrinos. Esto, sumado al escenario brasileño, augura unas Jornadas marcadas por la calidez, la espontaneidad y la alegría.

Fuente: Infobae

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