¡Oh Virgen del Carmen! Líbrame del Purgatorio

La celebración a la Virgen del Carmen es la más importante de las festividades religioso- populares de julio en los estados Guárico, Carabobo, Lara, Zulia, Aragua, Yaracuy, Trujillo, Barinas, Miranda, Falcón, Anzoátegui, Monagas, Amazonas, Bolívar, Mérida y el Distrito Capital.

Conocida comúnmente como Virgen del Carmen, Nuestra Señora de Monte Carmelo celebra este martes su día acompañada por sus fieles devotos, especialmente los funcionarios policiales y del ejército que en ella tienen su patrona.

Los honores hoy son para esta advocación mariana, que se habría aparecido el 16 de julio de 1.251 a San Simón Stock, superior general de la Orden en Cambridge, Inglaterra, al que le entregó sus hábitos y el escapulario, principal signo del culto mariano carmelita.

La imagen apareció  a Simón en respuesta a sus súplicas de auxilio a su oprimida Orden. La Virgen se presentó portando un escapulario en la mano y dándoselo le dijo «Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia».

Así la Virgen prometió liberar del Purgatorio a todas las almas que hayan vestido el escapulario durante su vida, el sábado siguiente a la muerte de la persona y llevarlos al cielo.

ORACIÓN

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos.

Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.

DC/El Periodiquito/Venelogía

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