El lema para el Día Mundial del Medio Ambiente 2013 es «Piensa. Aliméntate. Ahorra», una campaña para reducir los desechos y las pérdidas de alimentos en un planeta de siete mil millones de habitantes.
Es que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), cada día una de cada siete personas del planeta se va hambrienta a la cama y más de siete millones de niños de menos de 5 años mueren de hambre cada año mientras se desperdician 1300 millones de toneladas de comida. Lo curioso es que hemos desarrollado una cierta indiferencia o aceptabilidad ante hechos como los citados que, solos, ya resultan éticamente inaceptables, pero mucho peor aún si el hambre convive con la dilapidación, con el derroche. Una realidad que se verá agravada, sin duda por los implacables efectos del cambio climático.
Esta situación es suficiente motivo para la reflexión frente a dos temas que parecen ser desafortunadamente complementarios: el despilfarro y el hambre, el consumo desesperado y los efectos devastadores sobre el planeta.
Como lo desarrolla la campaña del Día del Ambiente 2013, desperdiciar comida implica que todos los recursos empleados para producirla también lo sean. Así, si para producir un litro de leche se gastan 1000 litros de agua o, para producir una hamburguesa, 16.000 litros, toda esa huella hídrica que se genera resulta, además de alarmante, inútil.
La producción global de alimentos ocupa un 25 por ciento de la superficie habitable, un 70% de consumo de agua, produce un 80% de deforestación y un 30% de gases. Es, por tanto, una de las actividades que más afectan a la pérdida de biodiversidad y a los cambios en el uso del suelo. Por eso se pretende promover la toma de decisiones informadas, es decir, elegir aquellos alimentos cuyo impacto en el ambiente sea menor, incentivando la adquisición de productos orgánicos, los generados en mercados locales, donde se requiera menos transporte y, por lo tanto, se produzca una menor contaminación.
Este Día del Ambiente 2013 nos plantea el desafío de contar con sistemas alimentarios sostenibles que no degraden el ambiente natural, ni amenacen a los ecosistemas y la biodiversidad porque nuestro abastecimiento futuro depende de ellos. Debemos, al mismo tiempo, promover una gestión sostenible de recursos y residuos, mejorando la reutilización y el reciclaje a través de la puesta en marcha de sistemas integrados de gestión que aprovechen los residuos. También sería fundamental desarrollar campañas de información y educación para la prevención y reducción de residuos, la implantación de buenas prácticas en el ámbito industrial y la adopción de criterios de compra verde en la propia administración. Según las estadísticas mencionadas, cada día mueren de hambre 20.000 niños menores de 5 años. Cada día como hoy.
Podemos avanzar en muchos aspectos tecnológicos, pero el verdadero progreso nada tiene que ver con eso si esos adelantos no se ven acompañados de una mejora en la calidad de vida de todos los seres humanos.
Hoy es un día especial para reflexionar acerca de cómo debería ser un sistema alimentario sostenible, qué acciones podrían emprenderse para mejorar nuestras modalidades actuales de generación y uso de alimentos, y cómo aprovechar nuestros residuos. Es una oportunidad para plantearse éstas y otras preguntas, y ayudar a crear un futuro para todos.