¿QUÉ NOS PASA VENEZUELA?

Venezuela, como país, ha sufrido una escalada y profunda degradación en sus valores, la condición y el proyecto de país que viene descomponiendo el espectro político, hasta el extremo de asumir lo que hay, con las características que hoy se viven en nuestro país. Hemos logrado extremos increíbles, donde el elogio y la sumisión se hacen bajo modelos de administradores cuyas fortunas se destacan en el paso de los cargos públicos que ocupan. Ex alcaldes y ex gobernadores, ministros y directores a todos los niveles explotan sus cuentas personales en dólares, oro y euros.

La justicia amarrada a esta dirigencia política, se transforman en los mejores socios y un militarismo asumidos como afiliados forzosos que terminan de roer las cuentas bancarias del tesoro nacional. Lo lamentable, que mientras esto sucede, estos politicastros pretenden venderse con la cara muy lavada a aspirar a “guiar” al país o las regiones por decisión “divina”. Estas acciones además de desmantelar las oportunidades de liderazgos y rostros nuevos en el acontecer de la Patria, carcomen las posibilidades de progresar.

Construir plazas, atiborrar de figuras religiosas las ciudades, aportar aceras y brocales; no ofrecen a ningún administrador gubernamental la posibilidad de ser bandera de todos los demócratas de la nación. Mucho menos, salir de un cargo público al que llegó por suerte y haberse dedicado a todo lo contrario  en materia de exclusión y enriquecimiento de este y su club de amigos. Muchos nos resistimos a esta situación, sea por el infortunio del pueblo o por la dignidad de los venezolanos, hijos de insignes líderes y estadistas de la libertad.

Ya la voluntad del pueblo, ya no vale en la democracia. Llegan a la desfachatez de afirmar en público que seguirán aspirando a repetir en el cargo saliente en base a su propia soberbia. Esta situación convierte al país en ser conducido  por una clase política rapaz, indolente y cuya base sea la supuesta democracia o el discurso de izquierda revolucionaria, de la cual por cierto los patrones de comparación de este supuesto socialismo del siglo XXI, encuentran en el capitalismo salvaje, la mejor definición en sus prácticas sociales y económicas.

Finalmente, un llamado a los Partidos Políticos a una revisión en sus alianzas,  dirigencias, raíces, valores y principios. La sociedad civil, rebasando los procesos han encontrado fácil el camino de manejarse sin estos; pero hayan un cúmulo de infortunios por el manejo tradicional ya recorrido por las organizaciones partidistas; lo que nos sugiere un reencuentro social y político que genere sendas de prosperidad y oportunidades. Es así, que el camino y la existencia de factores sociales no sucumbirán y la sociedad lograra estabilizarse en estos tiempos, cambiando el odio por amor; la separación, en unidad.

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