Pakistán sometida a una ola de violencia que deja 120 muertos

Quetta es la capital de la provincia occidental de Baluchistán, la más extensa y menos poblada de este país asiático y actualmente una de las más conflictivas de Pakistán por la actividad de grupos armados tanto de corte integrista como separatista.

Fue el ataque más grave perpetrado en la historia ciudad y costó la vida a 84 personas en un área chií. A través de medios locales, el grupo integrista suní Lashkar-e Jangvi se adjudicó el hecho.

El atentado, según indicaron fuentes policiales, fue perpetrado con una doble explosión. La primera "atribuida a un suicida y la segunda con un coche bomba, en un salón de billares de la calle Alamdar".

La segunda explosión, que tuvo lugar unos quince minutos después de la primera, fue de gran intensidad y acabó con la vida de una decena de policías, varios enfermeros y dos periodistas del canal local Samaa.

Pocas horas antes tuvo lugar otro atentado, cuyo principal objetivo fue uno de los cuerpos paramilitares más importantes del país, el Frontier Corps (FC), acabó con la vida de 22 personas y causó 30 heridos.

"Ese atentado ha sido reivindicado por los separatistas baluchis", afirmó un responsable policial, Shoqat Alí, en referencia al Ejército Unido de Baluchistán, uno de las principales facciones armadas de la región.

A última hora del día dos explosiones más, ambas cerca de la carretera hacia el aeropuerto, terminaron con la vida de siete personas y provocaron heridas a otras quince, aunque esta acción no ha sido asumida por ningún grupo extremista, según fuentes policiales.

La matanza de Quetta se sumó a otro atentado en la ciudad norteña de Mingora, donde un ataque en un centro del grupo fundamentalista Jamaat Tabligh mató a 31 personas e hirió a casi un centenar.

EFE

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