Devaluación en puerta

Hablar de Venezuela, significa referirse a la enorme riqueza que se recibe por poseer el recurso más envidiado en todo el planeta tierra. Vivir en esta tierra, da la sensación de estar viviendo en Nueva York o en algún país europeo, como París, pero no precisamente por los rascacielos o museos, sino por el alto costo de la vida.

Somos un país donde más del 80% de lo consumido es importado, es decir, traído de otros países. Estamos utilizando nuestras divisas (dólares) para financiar las importaciones de los productos que no estamos produciendo o producimos muy poco: leche, aceite, azúcar, arroz, maíz, caraotas, pollos, carne, y hasta gasolina, etc.

Estamos apoyando el desarrollo económico de los sectores productivos, pero de otros países. El mundo al revés.

Estamos, otra vez, a las puertas de una devaluación del bolívar, lo cual significa una pérdida del valor adquisitivo frente a otras monedas, y una variación en la tasa de cambio: para adquirir un dólar, deberás sacar más unidades monetarias (bolívares), lo que apunta a un alza de precios de los bienes y servicios, es decir más inflación.

Todo va a estar más caro, más costoso. Se está husmeando en el ambiente una devaluación de nuestra moneda, lo cual traerá como consecuencia, mayores costos de producción, alza de precios de bienes y servicios, y por tanto mayor inflación.

Esto funciona así: no estamos producción nada o casi nada, porque el gobierno no está apoyando a los productores nuestros, en consecuencia estamos importando un porcentaje muy alto de lo que consumimos.

¿Qué permitirá la devaluación? Que el país recibirá del Banco Central de Venezuela más bolívares por cada dólar que reciba. Pero, el aparato productivo necesita también más bolívares para honrar las operaciones cambiarias con los países extranjeros. Existe un control de cambio regulado por el gobierno, por lo cual muchas empresas deben recurrir al mercado negro para adquirir la divisa a un precio que supera el 100% del valor de la moneda controlada por el Estado. Somos un país endeudado hasta el cuello, lo cual significa que la deuda en moneda extranjera es la misma, pero el valor en moneda local es diferente. El país necesitara más recursos en moneda local para pagar el mismo valor de la deuda contraída en moneda extranjera. La deuda será más costosa.

En los últimos 10 años, hemos visto lo siguiente: el bolívar (que no era fuerte) se devaluó a 1600 por dólar en el 2003; a 1920 por dólar en el 2004; en el 2005, la moneda perdió 12% de su valor, y el tipo de cambio quedó fijado en 2.150 bolívares por dólar. En 2007, tras el proceso de reconversión monetaria, el cambio pasó a 2,15 bolívares por dólar.

Posteriormente, se produjo otra devaluación, y el dólar incremento su adquisición a 4,30 BsF. (esto no es de libre convertibilidad, sencillamente porque esta supervisado rigurosamente por el Estado, y caracterizado por controles de cambio, corrupción en todos los niveles gubernamentales, fuga de capitales, remuneración a ahorristas por debajo de la inflación).

Ahora bien, ¿cómo nos protegemos de una devaluación? Produciendo más. Apoyando a todos los sectores productivos del país: agropecuarios, manufacturero, industrias básicas, al pequeño y mediano productor, sector de la construcción, etc. Es importante que se invierta en el país, es decir que la generación de ingresos producto de la venta de crudo, se inyecte en nuestra economía, no que se regale a otros países. De nuevo: el mundo al revés. Estamos desarrollando las economías de otros países, y descuidando el nuestro, al nivel de estar desarrollando una escasez de bienes y servicios.

Es necesario que se implementen políticas económicas serias, que permitan desarrollar los sectores productivos del país, con el objetivos de lograr mayor bienestar y prosperidad para todos los ciudadanos, pero tienen que ser políticas serias, sin exclusión de ninguna naturaleza.

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