En un cementerio en Crisfield, Maryland, dos ataúdes, una de plata y otra de bronce, se levantaron de la tierra gracias a la pura fuerza del agua desatada por Sandy. El ciclón tuvo la potencia suficiente para desalojar a los bloques de cemento que cubrían las tumbas.
La tormenta más devastadora en décadas azotó la región más densamente poblada del país, cortando la comunicación y dejando a millones sin electricidad, y otros miles de personas que huyeron de sus casas destruidas o dañadas por la fuerza del agua.
DC/The Daily Mail