Crónica de un fanático vinotinto

Mientras me preparo, mis amigos revientan el teléfono, pero solo pienso en llegar a tiempo para conseguir entradas. Hoy venderán las últimas entradas y me dijeron que todos los puntos estarían full de gente.

Me visto y decido ir al Estadio José A. Anzoátegui, que está más cerca de la casa.Salgo e intento prender mi carro, peroéste se burla de mí haciéndome una sortija en mi propia cara; cierro los ojos, me relajo y lo vuelvo a intentar, esta vez con un pocomás de éxito.

Emprendo mi ruta y me pregunto una y otra vez, ¿cuánto costarán las entradas? Aunque ya se comienza  a ver el ambiente de fútbol en las calles, algunos carteles políticos se dejen colar en la vía y me recuerdan el país en el que vivo, donde todo es complicado para conseguir algo.

Mientras el semáforo está en rojo, prendo la radio para calmar un poco mi ansiedad y un imbécil echa corneta detrás de mí, como si yo tampoco estuviese apurado. Al segundo semáforo vuelve a hacer lo mismo y yo, por el contrario, bajo el vidrio y le muestro el dedo más grande de mi mano izquierda.

Encaminado por la autopista Rómulo Betancourt, suena de nuevo el teléfono: ¡Aló!… -¿Qué fue pana cómo estás?… -Bien ¿y tú? voy camino al estadio a comprar las entradas…-¡¿Qué?!, ¿enserio loco, me dejaste botao?, no tienes perdón de Dios … -Tranquilo, yo te consigo una y te aviso.

Llegando me encuentro con una alcabala y suelto el teléfono de una para que no me paren.Cuando paso veo aquel paisaje de franelas vinotinto, sillas plásticas y muchos tolditos, porque había una pepa e´sol que ni te cuento, y dije:-Listo, coroné.

Estaciono mi carro y al bajarme empiezo a preguntar:-¿Chamo dónde está el final de la cola? El pana con cara de sobrao, se cagó de la risa en mi cara y me dijo:-allá, al final de aquella baranda que ves con la cara del gobernador Tarek;cruza a la derecha y sigues hasta el finalque ahora es que te falta.

Comienzo a sudar y con la arrechera que me hizo pasar aquel pajuo, sigo caminando hasta encontrar el final de la cola. Aquí viene lo bueno.Entre los asistentes comienzan a discutir los distintos precios de las entradas. A mí me dijeron que estaban en 2 mil bolívares –dice un sifrinito con sus lentes chimbos de aviador-,cosa que no creí.

Otros discutían entre sí:-Están en mil 500 chamo… -No chico no pueden estar tan caras, yo creo que están en menos; pero yo solo escuchaba y pensaba: no tengo tanta plata para pagar esas entradas tan caras.

No aguanté la presión y le envié un ping a un amigo que trabaja en la gobernación pensando en que él debería saber algo. Imaginaba que si me calaba esa madre cola y las entradas costaban tanto, mínimo me tendrían que llamar a una ambulancia del patatú que me iba a dar.

El condenado ping no salía del relojito, cuando de repente se envió y al ratico me respondieron dándome la inesperada noticia. Si Carlos, están muy caras, salen en mil 600 bolos las de zona VIP, y 500 la más barata en las gradas, pero creo que no quedan –era lo que decía el triste ping-.Sentí que mi día había terminado, no espere más nada y me salí de la cola.

Con ese balde de agua fría encima,iba de regreso al carro pensando: -¿ahoraqué les digo a los panas, quién aguanta ese chalequeo. Mejor me voy pa´mi casa tipo tranquilo y me hago el loco. Me toca esperar para ver el juego esta tarde por televisión.

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