Yo lo llamo ironía de la crisis

Dos duermen y uno de ellos ronca como un león con bronquitis, el tercero mira televisión sin importarle mucho el sueño de los demás, después de todo si no se despiertan con los ronquidos del que duerme abajo es muy poco probable que los tiros y las explosiones de la película los molesten. 

Yo no puedo dormir. Mi insomnio no es producto de la fiera dormida ni de la piromanía hollywoodense. Simplemente tengo muchas cosas en la cabeza y una de ellas es que en un par de días estaré cumpliendo años, 38 para ser exactos y bueno, como corrresponde a todo hombre de mi edad me toca ir considerando en las cosas que dentro de un par de años más van a ser mi prioridad.

Pues ya saben que pasará, tendré 40 y con ellos llegará la tan temible crisis. Temible por las esposas, claro. A nosotros nos tiene sin cuidado.

Es bien sabido que a esa edad a los hombres (en especial a los casados) les da por alguna manía. A algunos se les incorpora el espíritu del latin lover y si en toda su vida nunca habían escucharon a José José pues ahora no se pueden sacar la canción de 40 y 20 de la cabeza.

Mi teoría es que hay un gen responsable por hacer que la letra de la canción (al menos el coro) se imprima en la cabeza de algunos hombres al llegar a la citada edad. Por otro lado hay quienes descubren todo un nuevo mundo detrás de una palabra que hasta ese momento habían considerado merecedora de comentarios homofóbicos: Metrosexualidad.

Los que caen bajo esta categoría buscan prolongar (o encontrar) esa belleza relacionada con la juventud, y no importa si usted es más feo que una camorra en la Asamblea Nacional, cuando pise los 40 aprenderá a entender que la belleza es relativa. Por lo general esta relatividad aumenta en proporción a su propia presbicia. El tercer grupo es de lo más comunes y yo lo llamo el Grupo de los Autobots.

Y no lo digo por lo de transformarse, aunque a algunos también les da por ese tipo de cosas (Especialmente a los del grupo anterior), me refiero al grupo de hombres que de repente descubren que son espíritus libres y rebeldes y deciden representarlo formando parte de algún club automotor (Motos, Rústicos, Lanchas).

Ahora lo que les voy a decir de seguro les va a sorprender, pero ese es el grupo al que me quiero unir, y es por ello que llevo unos dos años intentando convencer a mi esposa de que esa será mi crisis. Y es que ya me lo imagino: el viento en la cara, la sensación de libertad, la vibración del motor a través del manubrio. Ya casi no puedo esperar a tener mi Vespa. Si, una Vespa, y no, no es una moto de geva.

Más allá de lo que la gente piense, La Crisis de los 40’s es un derecho. Un alivio a la pesada carga que representa el comienzo del temido periplo capilar, de la cabeza a la espalda, de la espalda al jabón y en ocasiones de regreso a la cabeza en forma de proyectil cuando hacemos molestar a nuestras esposas. Espero que todas las mujeres que lean este articulo sepan entenderlo, después de todo nosotros también nos vemos obligados a apoyarlas en sus crisis: La de los 20’s, la de los 30’s, los 40’s, los 50’s…

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