Marco Rubio y sus dificultades con el dinero

Marco Rubio ganó $174,000 como senador federal el año pasado. El ganó $52,000 de los derechos de autor y un puesto de enseñanza en una universidad, y como mínimo $5,000 de propiedades para alquilar.

Y, aun así, el republicano de la Florida, de 43 años, hizo además lo que se considera típicamente una maniobra financiera desesperada: sacó casi $70,000 de sus fondos de jubilación.

Ahora que Rubio se ha postulado a la presidencia, detalles recién divulgados de sus finanzas personales llaman la atención una vez más sobre un problema que se ha extendido a lo largo de toda su carrera política: sus dificultades con el dinero.

Rubio es uno de los senadores o candidatos presidenciales menos acaudalados, en un contraste potencial con rivales tales como la demócrata Hillary Rodham Clinton, quien cobra cantidades exorbitantes por dar discursos, y el republicano Jeb Bush, quien proviene de una familia muy rica.

Pero el problema no tiene tanto que ver con sus ingresos como con sus gastos. Durante años, los hábitos de gastos de Rubio han atraído regularmente el escrutinio de sus oponentes y lo han colocado en posiciones incómodas.

En su campaña del 2010 al Senado, por ejemplo, Rubio enfrentó ataques a causa de su uso cuestionable de una tarjeta de crédito del Partido Republicano para gastos personales. El compró además participación en la propiedad de una casa para alquilar que en cierto momento enfrentó una posible ejecución hipotecaria, y ahora probablemente se venderá por menos del precio de compra.

En nuevos formularios de divulgación financiera que Rubio llenó la semana pasada, él reveló que había vendido fondos de jubilación por un valor de $68,241 en septiembre del año pasado. Expertos afirman que semejante medida tiende a reflejar una necesidad extraordinaria de efectivo inmediato, ya que recibe una considerable penalidad fiscal.

“Eso significa que, de algún modo, él está viviendo por encima de sus medios, ya que está pidiendo prestado a costa de su futuro”, dijo el economista de la Universidad de Boston Laurence Kotlikoff.

En una entrevista en “Fox News Sunday,” Rubio explicó que necesitaba “acceso a efectivo” para gastos personales y en preparación para su campaña presidencial. Dijo que él tenía por lo menos otras dos cuentas activas de jubilación.

“Mi refrigerador se rompió”, dijo Rubio. “Eso fueron $3,000. Tuve que reemplazar el equipo de aire acondicionado en nuestra casa. Todos mis hijos van a la escuela, y están acercándose a la universidad, y la escuela se está poniendo más cara”.

Rubio y su esposa Jeanette tienen cuatro hijos en escuelas privadas. En total, ellos pagan alrededor de $40,000 en matrícula cada año.

El estratega demócrata de la Florida Christian Ulvert dijo que la explicación de Rubio podría tener repercusiones políticas problemáticas.

“La mayoría de los estadounidenses promedio no se compran un refrigerador de $3,000”, dijo. “La mayoría de las familias no pueden darse el lujo de enviar a sus hijos a escuelas privadas”.

Rubio quedó en el lugar 456 de 538 en los rankings de Roll Call de los legisladores más acaudalados del Capitolio. Rubio estaba en el lado del déficit, de acuerdo con los datos del 2013, con un patrimonio neto negativo de menos (-) $140,000.

En sus discursos de campaña, Rubio hace énfasis en su origen humilde, señalando que es hijo de inmigrantes cubanos que trabajaban como barman y camarera de hotel. El señala con frecuencia que, hasta hace poco, él estaba abrumado por su deuda estudiantil.

“Creo que va a ser muy interesante, porque lo mismo Bush que Clinton van a tratar de asegurar que están en sintonía con la clase media, pero todo el mundo sabe que ellos son millonarios”, dijo la profesora de ciencias políticas de la Universidad del Sur de la Florida Susan MacManus.

Según su propio testimonio, no obstante, Rubio está muy lejos de la pobreza. Su formulario de divulgación financiera para la campaña presidencial muestra que él ha ganado entre $100,001 y $1,000,000 con su último libro, “American Dreams” (Sueños Americanos) Los ingresos del 2014 de Rubio por sí solo – los ingresos de su esposa no están claros – coloca a su familia en el cinco por ciento más alto a nivel nacional, según datos recientes del Censo.

Cuando se postuló para el Senado en el 2010, Rubio recibió críticas del entonces oponente republicano Charlie Crist por su uso de una tarjeta de crédito que le había entregado el Partido Republicano de la Florida. Rubio tuvo que defenderse de acusaciones de no practicar en privado el conservadurismo fiscal que elogiaba en público.

Documentos obtenidos en ese momento por el St. Petersburg Times y el Miami Herald mostraron que Rubio había usado la tarjeta para gastar $1,000 en las reparaciones de un vehículo de la familia, $135 en una barbería – él dijo que había sido en una “subasta silenciosa” – y unos $3,000 en vuelos que él dijo habían sido cobrados a la tarjeta como resultado de un error de facturación. El reembolsó el dinero de los vuelos al partido republicano estatal, y dijo que había pagado los demás gastos personales que había cobrado a la tarjeta.

Rubio habló de sus finanzas en su libro del 2012, “An American Son” (Un hijo estadounidense).

“Sí, yo tengo deudas. Pero mis deudas no son unos exóticos instrumentos financieros diseñados para pagar mi estilo de vida a todo tren”, escribió Rubio. “Ellas consisten casi exclusivamente en dos cosas: la hipoteca de mis dos casas y el préstamo universitario de la escuela de derecho”.

Cuando Rubio dejó la Cámara de Representantes de la Florida en el 2008, su patrimonio neto era de alrededor de $8,300, de acuerdo con los formularios que él presentó al estado. En ese momento de su carrera, Rubio ganaba alrededor de $300,000 al año como abogado del bufete Broad & Cassel. El tenía deudas de más de $900,000, de acuerdo con sus formularios, incluyendo el préstamo estudiantil que luego terminó de pagar.

El formulario más reciente de Rubio muestra que su deuda remanente, como la de muchos estadounidenses, está vinculada a la vivienda. El y su esposa tienen deudas de entre $450,000 y $1,000,000 por hipotecas y una línea de crédito con garantía hipotecaria.

Una de las hipotecas es por una casa que él compró en Tallahassee en el 2005 con el atribulado ex congresista republicano David Rivera, un aliado suyo de mucho tiempo. Esa compra cada vez más parece haber sido una mala inversión. Ellos recibieron en una ocasión una notificación de ejecución hipotecaria a la propiedad, y la pusieron a la venta recientemente por $125,000, o sea, $10,000 menos de lo que pagaron por ella, según Politico fue el primero en reportar.

La estrecha relación de Rubio con el empresario y filántropo multimillonario Norman Braman, quien le ha dado respaldo por mucho tiempo, llama la atención sobre otro elemento poco ortodoxo de las finanzas de su familia.

La esposa de Rubio, Jeanette, es propietaria de un negocio de planificación de eventos que hace trabajos para la Fundación Familiar Braman. Su negocio fue valorado como de entre $15,001 y $50,000, según el formulario de divulgación financiera más reciente de Marco Rubio. Su campaña dijo que los ingresos de ella provenían exclusivamente de su trabajo para la fundación Braman.

“Lo que ella hace es maravilloso. No es sólo su asesoría, es además cómo asegura que los fondos que brindamos sean usados de la manera apropiada”, dijo Braman en una entrevista publicada en marzo por The Washington Post.

Braman y su hija, Debra Wechsler, no quisieron decir cuánto o cómo pagan a Jeanette Rubio. “Nosotros le pagamos a ella”, dijo Wechsler. “Lo que ella hace le ocupa mucho tiempo”.

Incluso al comienzo de su carrera en la legislatura estatal, el dinero era una preocupación para Rubio. Sus problemas de dinero eran tan graves que en el 2001 él enfrentó la posibilidad de tener que dejar la política para mantener a su familia.

En “An American Son”, Rubio recuerda haber ido a rezar a una iglesia, mientras se preparaba para la posibilidad de renunciar a su puesto en la Cámara estatal. Poco después, recibió una carta de un bufete legal ofreciéndole un sueldo más alto.

“Yo acababa de estar de rodillas pidiendo la ayuda de Dios”, escribió. “Ahora, una puerta pareció abrirse de pronto y brindarme una salida de mi precaria situación”.

DC – El Nuevo Herald – The Washington Post – Foto: AP
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