Delincuencia juvenil revolucionaria, por  Marlon S. Jiménez García

La delincuencia juvenil es un fenómeno social que pone en riesgo la seguridad pública de la sociedad, así mismo va contra las buenas costumbres ya establecidas. La delincuencia juvenil, en los últimos 16 años, ha aumentado de forma alarmante, pasando a ser un problema que cada vez genera mayor preocupación social, tanto por su incremento cuantitativo, como por su progresiva cualitativa. En Venezuela la delincuencia juvenil se ubica, dentro de un contexto social caracterizado por grupos familiares ubicados dentro de niveles de miseria o pobreza, desempleo, narcotráfico, concentración urbana, baja escolaridad o analfabetismo, agresiones sexuales y desintegración familiar.

 

A estos grupos sociales, a pesar de la verborrea oficial neurótica, se les ha negado todos los derechos humanos, tales como el derecho a la vida, la salud, la educación, la vivienda, en fin, el derecho al desarrollo. La UNICEF, en su último estudio (marzo 2014), ha dado cifras que alarman. Un gobierno serio, de avanzada en lo político, económico, social y cultural que vea esas cifras hubiese dado respuestas contundentes para resolver esa situación; sin embargo, así no se hizo; la UNICEF, dice, entre otras consideraciones, lo siguiente: ¨En Venezuela, la pobreza afecta de forma más intensa a los menores de 18 años; mientras la población total sufre un nivel de pobreza de 56,6%, la pobreza entre menores de 18 años alcanza la alarmante cifra de 71,8%. En Venezuela existen alrededor de 6 millones de menores de 18 años en situación de pobreza, de los cuales cerca de 3 millones se encuentran en situación crítica¨. El mismo estudio señala que el 35.2% de los niños entre 6 y 12 años no asiste a la escuela por razones económicas y se duplican estos números en estudiantes de bachillerato.

 

Existen muchos factores de incidencia directa en la delincuencia juvenil; algunos estudiosos hablan de factores biológicos, psicológicos, sociales y familiares. Los dos primeros, los podemos considerar como insignificantes en los indicadores delictuales juveniles, porque las causas son determinadas y sus consecuencias previstas. Los dos últimos, constituyen los factores de mayor incidencia por la complejidad en el desarrollo y en el crecimiento desmesurado de la delincuencia juvenil, y que en el caso venezolano, rebasa los ¨indicadores mundiales¨ en la relación entre delincuencia juvenil y la violencia.

 

En nuestro país, de cada diez delitos que se cometen (robo, atraco, sicariato, narcotráfico, cobravacuna, etc) ocho son cometidos por jóvenes entre los 15 y 25 años; se formaron con el régimen, a la llegada del difunto tenían entre 0 y 6 años; son auténticos hijos de la patria revolucionaria. Ellos manifiestan que es el entorno social quien le genera la mayor fortaleza delictiva, ya sea por la influencia de un familiar o de alguien muy allegado. El asesino de Mónica Spear y de su esposo, más claro no pudo ser en sus declaraciones a los medios; no tiene ningún arrepentimiento por lo realizado y además se considera un miembro activo del partido de gobierno; lo que detalla la condena recibida: 4 años por la muerte de dos personas.

 

Todo esto significa que es el discurso de los líderes del régimen¨: ¨el comandante eternamente enterrado¨ (no se olvida el discurso en unos de los programas Aló Presidente, cuando dijo: palabras más o menos, que había que salir a robar si no se tenía nada para comer) y del engendro heredero, y de las condiciones socioeconómicas deprimentes, inherentes a sus vidas, los que han propiciado esta generación de ¨delincuentes juveniles revolucionarios¨.

 

DC / Marlon S Jiménez García / Profesor Universitario / Marjimgar54@hotmail.com

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