«Abuelita» de 81 años rompe en llanto por las colas y la escasez de alimentos (Video)

El 24 de julio ni Pdval ni el Supermercado Bicentenario abrieron, pero la gente hizo filas desde la tarde para garantizar un puesto para este sábado.
En Alta Vista, donde están los comercios estatales más surtidos, la venta de harina de maíz, margarina, leche y carne movilizó a cientos de personas que no consiguen “nada” en ningún establecimiento.

En el Pdval de la avenida Guayana la cola comenzó un día antes, a las 4:00 de la tarde. El preludio fue la protesta del jueves, cuando un centenar de personas tumbaron una de las cercas y trancaron la calle para exigir que la venta continuara para todos los que estaban en cola.

No fue distinto este sábado. Poco después de las 11:00 de la mañana y cansados de la espera se formó el alboroto. Los compradores comenzaron a empujar una de las puertas y mujeres intentaron cruzar por encima del portón, lo que obligó la actuación de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y que un funcionario, que no quiso identificarse, fungiera como organizador en las adyacencias.

A la fila asistieron personas de todas partes. Madres buscando leche, productores del campo que les falta “todo” en las bodegas, abuelas llorando cansadas de la espera, vendedoras de empanadas, profesores, enfermeras y… revendedores.

Como una abuela que deseaba comprar “lo que haya… tengo hambre”.

– ¿Qué es lo más difícil de conseguir?

– La comida… ¿es triste verdad?

La abuela de 81 años le faltaba poco para entrar, pero quienes salían con bolsas lograron pasar precisamente por el forcejeo que se generó a las afueras.

“Logramos pasar por fuerza, por fuerza porque la gente se llevó el portón pa’ abajo y se vieron obligados a atendernos porque nos tenían a la intemperie”, contó Giomar Orta, un productor del campo que con 500 bolívares compró carne, aceite, papel sanitario, aceite, azúcar y jugo.

No contó con la misma suerte Elys Rangel que desde hace tres semanas busca leche para su hijo de un año. “Cada vez que llego aquí esta es una cola desde las 6:00 de la mañana. ¿Cómo hace uno?: esto es un calvario todos los días”.

La leche: lo más buscado

Es ese mismo peregrinar lo que llevó a muchos a la cola del Bicentenario en Alta Vista. Hermes Grimaldo, un profesor de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG), intentó comprar en Pdval pero de antemano le contaron que -este sábado- la situación estaba “difícil y conflictiva” por aquellos lados.

Así que se decantó por la fila de las afueras del Centro Comercial Zulia, ícono de la historia de Ciudad Guayana. El profesor Grimaldo ya cumplía cinco horas y calculaba pasar otras cinco más para entrar y, fundamentalmente, conseguir leche para sus hijos.

“El consumo ha bajado muchísimo en mi casa… es para los chicos, yo ya puedo vivir sin ella, pero los adolescentes la necesitan. Hoy decidí buscarla y pasar el tiempo que fuese necesario porque es la única manera, no hay otra. No me presto para el mercado negro”.

Mientras, se prepara para “la guerra” o la rutina de conseguir alimentos con un combo especial.

Es esa misma motivación lo que hizo que Belkis Manrique por segunda vez en su vida hiciera la cola en el Centro Comercial Zulia. El sueldo mínimo, la escasez y el alto costo de los productos fuera del subsidio estatal la obligaron a tomar un número y esperar para comprar leche.

La primera vez que asistió llegó a las 9:00 de la mañana y logró entrar a las 6:00 de la tarde, para este sábado esperaba que el lapso disminuyera sin mucha expectativa. “La leche es lo que más me interesa porque no se consigue y cuando se consigue es demasiado cara”.

Otro de los productos que acaparó la atención fue la venta de Harina P.A.N este sábado. Si Lesvia, una de las mujeres en cola no conseguía, cree que el lunes podría cerrar su negocio de venta de empanadas en Villa Brasil al que le ha dedicado los últimos siete años de su vida y principal sustento familiar. “No me gusta hacer esto, pero no queda de otra. Todos los días es lo mismo porque no se consigue nada”.

La venta es indignante con o sin cédula

Aunque hace casi un mes el ministro de Alimentación, Carlos Osorio, anunció que la venta por terminal de cédula terminaría, los compradores creen que esto ha agravado más las colas. También, al sopesar, saben que hay pro y contras.

En el Bicentenario los clientes durmieron en el lugar para poder tomar un número. El debate sobre los privilegios de los funcionarios públicos, la corrupción y el cambio de la dieta diaria no faltaron.

“Ahora todo se come racionado. Si antes se comían dos arepas, ahora se come una y un vaso de agua. Más nada, porque café hay que racionarlo. No aceptamos visitas porque el papel higiénico no alcanza y el café para los de la casa”, contó una joven entre risas que acampó en el sitio.

El debate sobre las bondades del método de terminal de cédula tiene sus defensores y detractores. Una de las enfermeras en Bicentenario se quejó que los días que le tocaban comprar no había nada.

Su cuñado, que también durmió en el lugar, terminó de dar con la solución: “Lo mejor es como era antes: que tu entraras a un supermercado y consiguieras todo, y listo. Eso es lo mejor que puede haber”.

“La gente sí va a salir a votar”

El debate político no ocupa la discusión mientras conversamos con los clientes. Los participantes de la cola se concentran en denunciar la corrupción de ambos establecimientos que, para ellos, se resume en los coleados, los privilegios de los trabajadores de los locales y el desvío de la mercancía por clientelismo.

“Aquí se ve a diario que solo entran los que se colean, la gente con informe médico no entran, los discapacitados menos, eso es una violación de los derechos humanos”, se desahoga Eduar Brown.

Empero, Alcides Betancourt, uno de los accionistas clase B de Sidor, considera que el 6 de diciembre, fecha de las elecciones parlamentarias, sería una fecha clave. “La gente va a salir a votar, está decidida a darle voto castigo a este gobierno. ¿Hasta cuándo pues? Esto es pura cortina de humo”.

DC | YSV

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