Abrams: Existe opción militar para Venezuela, pero no es la política actual

Ya sea durante el gobierno de Ronald Reagan, George Bush hijo o Donald Trump, Elliott Abrams ha sido una figura cercana a la oficina del presidente de Estados Unidos, y gran parte de su labor ha estado enfocada en Latinoamérica. Este bagaje sirvió para que el 26 de enero, tres días después de que Juan Guaidó se juramentara como presidente encargado de Venezuela, fuera designado enviado especial del Departamento de Estado para el país suramericano.

El político, escritor y diplomático estadounidense se encuentra en Lima para participar en la Conferencia Internacional por la Democracia en Venezuela, a realizarse este martes con la presencia de representantes de 59 países.

—¿Cuál es su balance luego de seis meses como enviado especial del Departamento de Estado para Venezuela?

—Creo que es muy positivo. Tenemos ya a 56 países –y pronto espero que a más– que reconocen a Guaidó como presidente interino. Vemos en la comunidad internacional más conocimiento y presión contra el régimen de Nicolás Maduro. Por ejemplo, el informe de Michelle Bachelet. Nadie en Washington pensaba que el régimen caería en dos días. Tiene recursos de Rusia, un apoyo importante de Cuba con unos 2.000 o 3.000 agentes de inteligencia. En enero, el régimen no habría asistido a las conversaciones que se dieron después en Oslo, ese es un símbolo del reconocimiento de su crisis. Sabe que no tiene ninguna solución para los problemas del país.

—Muchos opositores han criticado que el chavismo utiliza las negociaciones para aplazar su poder. ¿Considera que en Noruega y en Barbados pasó eso?

—Lo que dice fue verdad en el pasado. Pero en el pasado la presión contra el régimen era débil en comparación con lo que es hoy. Yo no critico las negociaciones en Noruega ni la decisión del presidente Guaidó de que su delegación se siente con el régimen. Pero no va a durar mucho más si no hay progresos hacia un acuerdo.

—¿Una dictadura como la de Maduro es capaz de negociar?

—Creo que vemos un régimen dividido. Hay gente que quizá piensa: “No tengo un futuro después de Maduro”. Pero hay quienes sí pueden pensar en elecciones libres y ser candidatos en un futuro. Inteligencia sabe que hay divisiones dentro del régimen. Yo creo que sí es posible que acepten un acuerdo.

—¿Quién mantiene a las Fuerzas Armadas del lado de Maduro? ¿Es Vladimir Padrino?

—Es la figura más importante de las Fuerzas Armadas. No está en la mesa de negociaciones. Hemos sugerido que el Ejército esté físicamente en la mesa. Tuvimos relaciones fuertes con las Fuerzas Armadas de Venezuela y querríamos restablecerlas en una Venezuela democrática.

—¿Los levantamientos de Guaidó y Leopoldo López fueron decepcionantes para Estados Unidos?

—Creo que hay una frustración universal compartida por Juan Guaidó, el Grupo de Lima y el presidente Trump, porque la condición humanitaria es terrible. Nos gustaría observar un cambio mañana, pero sabemos que es complicado.

—¿Guaidó es la figura idónea para encabezar esto?

—En enero y febrero mucha gente me decía que si no había un cambio en un mes o dos veríamos de nuevo las divisiones terribles dentro de la oposición. Pero no ha sido así. Estamos en agosto y hay un líder de la oposición que es Juan Guaidó.

—¿Y ante la sociedad se mantiene igual de fuerte?

—Sí, sí. Casi cada semana Guaidó visita una parte del país. Hace tres semanas estuvo en Barinas, donde nació Hugo Chávez. Y cada fin de semana hay miles de personas en sus eventos. Creo que el problema es que la prensa internacional está en Caracas y no va con él. Sé, también, que él no puede anunciar a dónde va. Además, tenemos encuestas que muestran que el nivel de popularidad de Maduro está entre 10% y 12%. La de Guaidó está por 60%.

—¿Por qué a Trump le preocupa tanto Venezuela?

—Tenemos un hemisferio de democracia con pocas excepciones. Si hay un cambio en Venezuela ayudaría muchísimo en Nicaragua. Estamos acercándonos a un hemisferio de libertad. Tenemos muchos amigos en la región, como Ecuador, Perú, Colombia, las islas holandesas; el efecto de la crisis en Venezuela y los refugiados es extremadamente grande en estos países. Queremos ayudar y estamos haciéndolo con dinero, pero más importante sería poner fin a la dictadura de Maduro en Venezuela.

—Se critica que por un lado Trump rechace la migración centroamericana y por otro lado proyecte esta preocupación por Venezuela, ¿no le parece que es un discurso contradictorio?

—No, queremos ayudar en un desarrollo político y socioeconómico en Venezuela y América Central. Estamos intentando negociar medidas.

—¿No hay un interés electoral detrás?

—No hay muchos venezolanos en Estados Unidos, normalmente decimos que son 300.000.

—Al ser anunciado para el cargo, Caracas lo señaló como “el ejecutor del golpe contra Chávez en 2002”. Eso le habrá complicado la labor…

—No, en el año 2002 no estaba involucrado en América Latina. Dijeron mucho más. Pero, bueno, es un honor ser denunciado por el régimen de Maduro. Cuando hablo con venezolanos, suramericanos, europeos, ellos saben que no hice eso.

—¿La carta militar sigue sobre la mesa?

—Cuando el presidente Trump dice que todas las opciones están en la mesa, es porque es verdad. No podemos negar que existe la opción militar, pero no es la política actual. La estategia desde enero es de presión financiera, diplomática y política contra el régimen.

—¿Comparando la situación de enero y la actual, estamos más cerca o más lejos de la opción militar?

— ​En este momento no estamos siguiendo una opción militar. Estamos siguiendo las opciones que hemos tomado. Si uno le hubiera dicho a George Bush padre en 1988 que invadiría Panamá, él habría dicho que era una locura. Pero dos o tres años después sucedió. Entonces, nadie sabe qué pasará en el futuro, pero no es la política de hoy.

—¿Si Venezuela estuviera en Medio Oriente la situación sería distinta?

—Es una comparación que no estamos haciendo. Un presidente de Estados Unidos toma la decisión de usar la fuerza militar cuando ha concluido que es absolutamente necesario para nuestra seguridad nacional, sea en Medio Oriente o en el Caribe. Pero hasta hoy no hemos tomado la decisión.

—¿Cuán posible ve que la situación evolucione o más bien considera que ha caído en un estancamiento?

—El ex presidente de España Felipe González dijo hace más o menos un mes que no sabemos cuál es el día o la hora de la caída del régimen, pero la veremos. Creo que es así. Sabemos que eso va a pasar, que es un régimen más y más débil, que tiene pocos amigos en todo el mundo, menos recursos. Nuestras sanciones, y habrá más, son más y más fuertes. El dinero disponible para el régimen es cada vez menor. No dudo absolutamente de que vamos hacia una Venezuela libre. No sé cuándo exactamente pero creo que no está lejos.

—El secretario de Comercio de Estados Unidos anunció que existe un plan de recuperación económica para después de la caída del chavismo. ¿Tiene detalles?

—Él va a dar detalles de eso, y contempla lo que será necesario en electricidad, producción de petróleo, medicinas. Lo que será necesario al primer mes, seis meses, a un año. Qué préstamos serán necesarios. Los venezolanos deben saber que todo el mundo está listo para ayudarlos tras el fin del régimen.

El Comercio

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