REFLEXIONES| Aurora y repetición. Por Luis Acosta

Después de los años 1928-30 de la recesión norteamericana y del mundo, todo cambió para los norteños. Sin embargo, la recuperación comenzó pronto y el nuevo ideal de Franklin D. Roosevelt y la entrada a la II Guerra Mundial establecieron la estira y encoge de sus espacios económicos aun inalterables. Pero, ha estado lejos de la felicidad plena y del mantenimiento de su sueño americano.

Con la llegada de Trump, el país soñado y rendidor apareció de nuevo sin que nadie lo creyera. Creció el 1%, el 2%, el 3% y, al cuarto año de gobierno, se llegará al 5%. En efecto, la economía tomó su cauce y grandeza; el desempleo bajó notablemente. El trabajo para la clase laboral mejoró en sus ingresos y se abrieron miles de plazas en el comercio y la industria. Trump no es fino con las mujeres y sus relaciones con el estado como Kennedy, ni prosódico y florido con la palabra como Obama pero si es certero con las convicciones económicas como el formidable Presidente Harry Truman.

Las funciones de la producción se han elevado cualitativamente. Las ciudades y sus ciudadanos volvieron a la urbanización y la familia ha sentido la cultura de sus finanzas y la atención moral y social de su vida común y propia. Por otra parte, se aumentaron los salarios como lo esperaron por años y décadas, mientras que su poder adquisitivo también ha aumentado. Lo notable de todo esto no es la arrogancia del Presidente, ni la fanfarronería en sus presentaciones públicas y privadas, ni el resultado oportuno de sus relaciones exteriores con China y Corea del Norte sino los magníficos logros de la gestión general y política.

Con Rusia no se notan las contradicciones de antes y los sinsabores nerviosos de una relación poco respetuosa y muy sofocante. Así mismo, Siria ha abandonado algunos de sus empeños y su tranquilidad ha mermado las fuerzas de la guerra entre países vecinos. En cuanto a Israel, organizó y terminó exitosamente sus elecciones pero, además, las amenazas de guerra se han alejado como por encanto.

Por su lado, el Presidente Trump ha puesto al Vicepresidente para estar directamente pendiente de los problemas latinoamericanos. Los resultados no han sido significativos pero sí se han definido los criterios de la relación y vida económica con USA, como es el caso de las decisiones sobre Cuba y Nicaragua. En cuanto a Venezuela, nadie sabía, ni suponía arreglos en el conflicto venezolano pero, al hoy de los allende, se puede asegurar con certeza que la solución tarda pero está tomada y las esperanzas mantienen su firmeza.

Importante lado y ocupación necesita la relación humana y bélica con Corea del Norte. Trump ha logrado que el jefe coreano abandone sus bravuconadas y las torpezas de los ensayos nucleares con cohetes teledirigidos de largas distancias congelando todas las contrariedades.

El avance norteamericano en fuerzas económicas, bélicas y organizativas del estado y después del empuje Trump en la producción económica general, el empleo y la reacción del pueblo norteamericano es notorio. Por otro lado, ante los acontecimientos de los Estados de la Unión, más poderosos que nunca, y el desarrollo global para dentro y fuera de los Estados Unidos, todos estos efectos y afectos garantizan que el Presidente Trump repetirá en su mandato y el auge económico y social de la Unión descanse seguro hacia el futuro con su liderazgo.

Definitivamente los amigos de los sajones se embalaron fecunda y estratosféricamente a lo profundo del triunfo y lo más elevado de los valores nacionales y financieros, con una producción galopante y firme, una acumulación de superávit que avisa el logro pronto del equilibrio monetario mundial y la cobertura nacional en las sumas de las reservas internacionales y el equilibrio de sus cálculos algebraicos.

En cuanto al candidato demócrata Biden, su perfil encaja realmente para el período post Trump, del  2024-2027, con los Estados Unidos vueltos potencia política mundial única y sólida. Con una ONU con poder para dirigir el mundo y velar por el crecimiento de los países emergentes. Logrado así, Biden es un Presidente especial, tranquilo, simpático y circunspecto. De sonrisa afable y educación cristiana elocuente y firme. Capaz de mantener la armonía entre los pueblos de la órbita sin envidias y sin ventajas. En efecto, con mucho amor y sin nostalgias por el liderazgo honestamente ganado por la entrega abierta y sincera de los Estados Unidos y su pueblo. Entonces, todas las luchas serán por la vida social de todos y la pelea será para ganar el cielo y la tranquilidad pública global.

 

Luis Acosta

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