Castrismo ¡Go Home!. Por Leandro Rodríguez (@leandrotango)

Sí analizamos los factores de sostenibilidad del poder nos damos cuenta que el chavismo solo tiene armas y recursos que deberían ser de la república, sin embargo, el manejo de esos recursos cada vez se les dificulta más por las sanciones estadounidenses de la comunidad internacional influyente/determinante. Siendo los más importantes, la legalidad y la legitimidad son factores ajenos al chavismo amén de su obrar al margen de la constitución y la democracia, ello le está pasando su onerosa factura.

 

Estudios de opinión asignan al chavismo una anémica aceptación popular, entre 10 al 15%, valga decir, cifra que continúa descendiendo con el pasar de los días. Al fin, de la mano de Guaidó, la oposición consiguió capitalizar el descontento contra el régimen, descontento que tiene muchos años, pero circulaba sin endoso. Por las circunstancias y mucha cabeza fría, éste nuevo líder opositor ha hecho en días lo que la oposición anterior no pudo concretar en 20 años.

 

Endeudada, sancionada, atiborrada de problemas económicos y enemigos en su región, Rusia no tiene las condiciones para “defender” a sus pares del chavismo, China sencillamente jamás pondrá en riesgo el billonario intercambio comercial con Estados Unidos, de este modo, el chavismo naufraga a su suerte, solo con apoyos como el de Cuba que solo sabe reprimir, oprimir, manipular, castrar libertades y derechos, ante un escenario de descontento popular extremadamente grave, sus ardides poco servirán, a la par de una observación internacional atenta, colmada en su paciencia, decidida a aportar soluciones.

 

A lo interno el chavismo es un calvario, cada vez son más frecuentes sus divisiones y deserciones, únicamente la alta élite roja rojita mantiene su unidad, debe hacerlo, saben su desunión aceleraría la inevitable marcha del poder con sus temidas consecuencias, mismas que ya comenzaron avizorarse a la vuelta de la esquina.

 

Ello no termina allí, la oposición vive su momento estelar, obligada a reunificarse, a extrapolar sus barreras partidistas, hoy se encuentra más sólida que nunca, con una aceptación popular inédita, de al menos 85%, misma simpatía de la que goza Guaidó. Más aún, fuera de nuestras fronteras, los países democráticos decidieron presionar por todas las vías para coadyuvar al restablecimiento de la democracia y la constitucionalidad en Venezuela.

 

¿Por qué? Venezuela es de una importancia geopolítica superlativa, por su ubicación geográfica, es un país continental, energético, multimillonario en recursos naturales, con un potencial comercial inusitado, por demás, irradia a sus vecinos gran empuje, no solo económico sino político, de la mano cubana, el chavismo ha sido capaz de infectar la política regional y en otras latitudes, por ello es objeto del repudio y del accionar del mundo democrático.

 

Desde Chávez, los demócratas variopintos, de todas las tendencias y profesiones, advirtieron al régimen sus malas andanzas castristas, su terrorífico desenlace, obnubilados por el poder hicieron caso omiso, les llegó la hora de afrontar las consecuencias. No hay guerra económica, imperios, oligarquías, ni conjuros… lo que hoy le ocurre al chavismo es exclusividad de sus acciones, lamentablemente, por nuestra permisividad, los venezolanos todos estamos pagando los desmanes de ese oscurantismo, pero llegó la luz, está amaneciendo, rumbo a un medio día del que solo depende de nosotros, de nuestro trabajo, esfuerzo y tesón, hacerlo permanente.

 

Nadie hubiese querido ocurriese lo que hoy pasa en el país, el enorme costo social, pero la política tiene vida propia, retribuye con creces lo bueno y también lo malo. Sí no aprendimos la lección de estos lánguidos 20 años nunca lo haremos. Llegó la hora de estudiar, trabajar, de apegarnos a la ley, de crecer conforme a nuestro esfuerzo, de hacer de nuestros gobernantes funcionarios públicos exigidos, nunca más comandantes de civiles amaestrados.

 

Leandro Rodríguez / @leandrotango

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