Venezolanas y extranjeras aprovechan la crisis para realizarse operaciones estéticas «a bajo costo»

Emilce García, una panameña de 25 años, aterrizó la noche del 19 de noviembre en el aeropuerto de Maracaibo con un saco de dudas entre su equipaje. Nunca había pisado Venezuela, un país que atraviesa una enorme crisis.

Al doctor que la operaría dos días después solo lo conocía a través de llamadas por internet. El plan de realizarse una cirugía estética, pese a todo, siguió en pie.

Cuatro amigas la animaron a practicarse una lipoescultura de espalda, abdomen, muslos, brazos y papada. Otras panameñas habían hecho lo mismo meses atrás con el mismo cirujano.

Emilce, a diferencia de sus compañeras, debió procesar una visa para volar 885 kilómetros a Maracaibo, en el noroeste de Venezuela, una ciudad que califica como «desorientada, triste, apagada».

Cumplió en un viaje exprés de siete días su sueño de embellecerse de la mano experimentada -y menos costosa- de un médico venezolano.

La hiperinflación más elevada del mundo no solo no ha desalentado, sino que ha animado a pacientes de América y Europa que eligen a Venezuela para embellecerse con cirujanos plásticos locales. Y a muy buen precio.

«No sabía con qué me iba a encontrar. El resultado es buenísimo», dice algo sorprendida Emilce, que es asistente de ventas en Panamá. Luce un cuerpo más esculpido que exhibe felizmente en WhatsApp e Instagram.

Su alegría es tal que Emilce sopesa volver para algún retoque adicional.

Bombeo extranjero
Venezuela se ubica entre los 20 países con mayor número de cirugías estéticas en el mundo, según cifras de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps, por sus siglas en inglés).

Su mejor año en la especialidad fue 2014. Quedó ubicada en el octavo lugar como la nación donde hubo más procedimientos estéticos, con 291.388.

Sus cirujanos practicaron entonces, oficialmente, 84.886 operaciones de pecho, siendo el quinto país con más procedimientos de ese tipo.

Venezuela tiene aproximadamente 600 cirujanos plásticos registrados en su sociedad gremial, pero se calcula que hay al menos 1.000 en total.

Solo 15 países, liderados por Estados Unidos, Brasil y México, tienen más capital humano especializado en el área.

Ramón Marín, uno de los especialistas en cirugía estética más activos del occidente venezolano, precisa que en años recientes hubo un auge de pacientes de Miami y otras ciudades de Colombia, de la cercana isla de Aruba y de Panamá.

«De lunes a sábado, operábamos al día al menos una o dos pacientes del exterior. Era un promedio de 50% de pacientes de afuera», detalla en su consultorio, una oficina con decorado de lujo y tecnología de punta ubicada en un centro clínico privado de Maracaibo.

La afluencia de pacientes locales disminuyó en los últimos meses, pero la de extranjeros siguió relativamente vigorosa. «Es lo que ha mantenido a la cirugía plástica venezolana funcionando», indica Marín.

¿La razón? El costo es una gran ventaja para el turista. Una cirugía para aumentar el busto tiene un precio de entre US$2.000 y US$3.000 en Venezuela. En otras naciones de América y Europa, va de US$8.000 a US$15.000.

Turismo médico en casa
Yndira Coy Ferrebus, una comerciante residenciada en Santander, España, viajó hasta Venezuela hace cuatro años a realizarse una mamoplastia y en 2017 pagó al mismo doctor para que le hiciera una liposucción.

El suyo es un caso curioso: es venezolana y prefiere viajar miles de kilómetros hasta su país de origen para operarse. Es una tendencia de los últimos dos años.

Y una consecuencia de la diáspora. Cientos de miles de personas han dejado Venezuela por la crisis en el país en los últimos años. Algunos de ellos, lejos de pasar problemas, tienen los medios para regresar y hacerse una operación estética

«No me han gustado los pechos operados acá en España, ni las ‘lipos’ (liposucciones) que he visto», critica Yndira por teléfono desde España.

La venezolana que se fue a Europa hace 14 años prevé volver a su tierra en abril para la extracción de biopolímeros de glúteos.

En los quirófanos de Venezuela también ingresan cada vez más mujeres del país que desean embellecerse gracias al bisturí antes de emigrar.

Roxina Méndez, una administradora de 38 años, se sometió a una mamoplastia en Maracaibo ocho meses antes de mudarse a Ecuador.

Ya planifica un nuevo viaje de regreso a mediados de 2019 para una rinoplastia. «Hasta recomendé a varias amigas para cirugías estéticas», menciona.

Boom
Gladys Chow, vicepresidenta de la Sociedad Venezolana de Cirugía Plástica, recomienda a aquellos extranjeros que anhelan viajar a Venezuela para embellecerse chequear en la página de la sociedad si su doctor está certificado.

Chow diagnostica que la confianza en el médico venezolano y los costos bajos influyeron en el boom de cirugías de pacientes extranjeros entre 2011 y 2012.

Ahora no hay cifras precisas, reconoce, por la omisión de los mismos doctores de compartirlas con su gremio o las organizaciones internacionales.

«Hace tres años comenzó a disminuir por el tema país (la crisis), pero todavía hay una visita relativamente importante de extranjeros», afirma por teléfono desde Caracas.

Alerta que, en ocasiones, el mismo paciente arriesga su vida o el éxito de su operación por la premura de regresar a su país ante la situación de crisis en Venezuela.

«Les pedimos un tiempo mínimo de estadía para el postoperatorio, idealmente un mes completo o 25 días, pero a veces se desaparecen», advierte.

BBC Mundo

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