Intolerancia del Ministro. Por Eneida Valerio Rodríguez (@eneidavalerio)

Margarita, sin luz desde hace 5 días. No hay explicaciones suficientes de las autoridades y la situación es de penuria en medio de altas temperaturas, que en las noches acompañan con suficiente lealtad el insomnio cálido y sin ventilación mitigante.

Después de varios días y con una situación que opaca la esperanza del regreso “normal” para la vida diaria, el Ministro Motta Domínguez, a través de su cuenta de Instagram, señaló que no era culpa de Corpoelec sino de PDVSA que suministra  gas a las plantas termoeléctricas que generan 60% de la electricidad insular.

Advirtió en su acostumbrado lenguaje; que el sabotaje causó el inconveniente que vivimos, debido una explosión en el gasoducto Santa Fe, estado Sucre, que paralizó el suministro al complejo termoeléctrico local. Hubo intolerancia de nuevo en su lenguaje comunicativo. Exculpó su responsabilidad y buscó culpables, con las mismas explicaciones en las que nadie cree.

Nos tiene acostumbrados a estas posiciones ambiguas.Nunca el sistema eléctrico ha sido objeto de una respuesta contundente que explique la falta de mantenimiento y de inversión y de esa manera, su responsabilidad sea honesta con el usuario. Siempre la intolerancia en su ejercicio retórico ha sido la brújula del comportamiento ministerial. Y  esto, lleva varios  años.

La intolerancia ha dejado serios daños a la sociedad venezolana con políticos y sin políticos, con tecnología y sin tecnología, con conocimiento y sin conocimiento pero con  suficiente afán de eliminarnos unos a otros. La intolerancia busca razones para desplazar aquello que estorba nuestra percepción ante distintas situaciones y condiciones.

En nuestro país, el gobierno con varios años de ejercicio se ha encargado de eliminar  cualquier instancia que considere inoportuna a sus pretensiones hegemónicas. Ha eliminado a la AN pero no solo de manera restrictiva para gastos de operaciones.

La ha liquidado en su casi totalidad como centro importante de poder. Ha perseguido y acosado a sus parlamentarios y muchos se han visto obligado a marcharse. Otros, están acá pero no pueden salir del país y unos más, presos sin juicio y con serias distorsiones como el caso del diputado Juan Requesens, quien a más de 90 días en el Sebin, no se conoce con exactitud su situación. Esta  intolerancia política exhibe una carga importante de fobia política.

A través del Sebin, brazo policial y político tan perverso, el gobierno asedia a todos quienes disienten y pueden convertirse en conciencia crítica de sus malas políticas. Esta policía política, entorpece la vida privada en un sometimiento brutal al miedo como bandera coercitiva de sumisión.

El gobierno, ha  sido intolerante con la crítica. Los medios de comunicación han recibido lo suyo, para frenar el derecho a la expresión como libertad principal e inalienable en el derecho natural. Programas, emisoras de radio, locutores y periodistas han abandonado  los mismos y lo que es peor; el país. Los sectores productivos y de comercio han sido constreñidos a dejar parte de sus bienes en manos de quienes deseen obstruir los caminos diseñados por la revolución.

La intolerancia, tiene una datación antigua, incontable en el tiempo pero si en los desmanes causados. En los días de la Revolución Francesa, (s.XVIII) Voltaire escribió para referirse a esta perturbación de la vida social y política; ”El Tratado  sobre la Intolerancia”. Y antes, John Locke, inglés del s.XVII para destacar la libertad que deben potenciar las autoridades escribió; ”Carta sobre la Tolerancia”.

El pasado 10 se cumplió 80 años de la llamada Noche de los Cristales Rotos. O el Kristallnacht. Hitler justificó entonces las heridas causadas por un judío polaco a uno de sus funcionarios en la Embajada en Francia para instruir a su inefable ministro  de propaganda Goebels, aniquilar a todos los judíos. Se ensayó tales crueldades contra Sinagogas y comercios.

Los judíos corrieron en su historia de profundo dolor un episodio desolador con la muerte de entre 20 y 30 mil en la Noche de los Cristales Rotos. Otros, fueron aniquilados en los campos de concentración. Los cristales rotos ya no estaban presentes. Habían quedados  esparcidos en cada negocio saqueado y en cada hedor deplorable. Quedaba el horror para la humanidad de la intolerancia política. Pero después de 80 años, sigue acorralando la intolerancia a los disidentes especialmente en política y en otras instancias que el hombre niega abandonar.

En Venezuela, hemos tenido los Cristales Rotos, en empresas y empresarios, en gremios, en academias, en ilustres forjadores como Rafael Cadenas exiliado y con fecundos premios encima  de sus 88 años. Los cristales se han roto en expresiones canallescas contra quienes se pretenden aniquilar. Contra los pensionados, contra los niños de la calle abandonados al delito como contraparte. Contra un país, que gime desolado y se levanta erguido para continuar sin luz como sucede ahora mismo en Margarita.

 

Eneida Valerio Rodríguez – @eneidavalerio 

 

 

 

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...