La Chinita derrama bendiciones a su pueblo

Al son de la gaita, con un cielo iluminado por fuegos artificiales y bajo una lluvia de pétalos, María del Rosario de Chiquinquirá bajó de su nicho para reencontrarse con el pueblo que la venera.

Lágrimas de alegría y aplausos que iban al tiempo de la tambora de los Chiquinquireños daban cuenta del ambiente que se vivía en la plazoleta de la Basílica, donde los feligreses empezaron a llegar a las 2.00 de la tarde de este sábado para agarrar el mejor lugar y ver lo más cerca posible la Santa Reliquia.

Uno de los que estaba «muy contento» por ver a la Chinita era Alan Almarza, un servidor de cuatro años, quien dijo a La Verdad que cada vez que la ve se «siente alegre».  Y aseguró que unos de sus sueños es cargarla sobre sus hombros cuando sea grande.

Andreina González, madre del pequeño, explicó que en su familia la Virgen es fe y algo más. «Es una parte importante de nuestras vidas, yo tengo 33 años viniendo a las bajadas. Ahora lo hago con mi hijo y cuando lo hago veo su alegría».

Entre los pedidos que los presentes hicieron a la Madre de Dios estaba: el retorno de sus familiares que ahora están en otras latitudes, salud para los suyos y una mejor Venezuela.

Frontal 

Monseñor José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo, fue el encargado de la homilía. Durante la misma describió a la Virgen María como un ejemplo de humildad y servicio de Dios y su pueblo. Al tiempo que llamó a los feligreses a no asistir únicamente los días especiales. «La tablita no puede no puede ser un recuerdo de un hecho acaecido hace 300 años».

El clérigo fustigó a quienes se basan el orgullo para regir los destinos del pueblo. «El orgullo echa la culpa de sus errores a otros. El orgullo atropella (…) Mientras que el humilde se abre y sede el paso».

Y recordó que «la Chinita sirve al pueblo humilde»

Seguridad

A la ceremonia religiosa asistieron las máximas autoridades de poder Ejecutivo de la región y de la ciudad, así como personalidades políticas por lo que el dispositivo de seguridad fue regido y apegado al protocolo.

La plazoleta de la Basílica y sus alrededores estaban llenos.

Desde el mediodía de hoy las inmediaciones del santuario quedaron restringidas para los vehículos por los funcionarios de la Guardia Nacional, Policía regional y Policía municipal.

Tras culminar la misa de la Bajada, la Chinita inició un corto recorrido que rodeó la Plaza de Monumento de la Virgen para regresar de nuevo a la iglesia. Durante toda la caminata fue escoltada por los devotos marianos y los efectivos de la Guardia Nacional, cuerpo castrense del cual es patrona.

Sin embargo la avenida Urdaneta, antigua Padilla, fue usada como estacionamiento y lugar de reunión, por lo que el paso se hizo lento al caer la noche.

La Verdad

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