Es indudable, son delincuentes. Por Marlon S Jiménez García

No existe proceder del régimen comunista que no esté relacionado con actividades delictivas; todo esto lo podemos asegurar desde la llegada del “comandante eternamente enterrado” y luego con su sucesor el engendro heredero. Cuando el primero de los nombrados decidió, por mandato de Fidel, convertir su incipiente gobierno en comunista, comenzaron los males de nuestro país; decidieron con energía “pisotear” hasta el cansancio la propia CN que habían logrado aprobar con la voluntad popular; por supuesto, eso tendría que ser así porque en la llamada “bicha” no hay asidero estructural en todo el ámbito de aplicación que permita, ni siquiera un agujerito pequeño, al comunismo.

Empezaron con el requisito sine qua non de la filosofía comunista: estatizar las empresas de producción privadas; utilizaron la figura de la expropiación. Esto significa que por utilidad pública el Estado puede “expropiar” bienes privados para el cumplimiento de sus actividades republicanas y para ello, luego de un avalúo justo se procede a cancelarle a los entes expropiados el valor económico que se halla determinado. Aquí el Estado delincuencial se ajustó su primer éxito: se robaron todos los bienes, porque nunca cumplieron con lo taxativamente expuesto en la CN; bienes estos que fueron dilapidados por la corrupción de las fauces malignas que corroen la sangre comunista del régimen y de sus integrantes. Esto produjo ipso facto la quiebra de PDVSA; el desabastecimiento de comida y de medicinas; el caos de la energía eléctrica, la quiebra de las empresas básicas y pare Ud estimado lector de contar. El resultado de todo este robo público es la miseria, la desidia institucional, la muerte y el éxodo creciente en busca de “salvación” de millones de compatriotas.

El engendro, como ductor que es, como buen hijo de Fidel y figura importante de la cofradía de ladrones del llamado “Foro de Sao Paulo”, hoy en extinción, convirtió como filosofía de acción del régimen al personal inoperativo que le acompaña en delincuentes: corroen inescrupulosamente los recursos económicos de los cuales se provee el país, también utilizó a la revolución en aventuras peligrosas y delictivas: tráfico ilegal, no solo de narcóticos, sino también de oro y piedras preciosas; bachaqueo (nombre dado por los paleros y babalaos cubanos) de gasolina, que ha originado escasez interna produciéndose largas colas en las estaciones de servicio, de dinero en efectivo que ha producido un letargo mortal en la economía, aunado a una hiperinflación devastadora que produce miseria y muerte en la sociedad; se alió con movimientos terroristas del mundo y la revolución comenzó a sufrir los avatares de esa mala influencia que le impidió poder surcar los espacios de la paz y de libertad en el mundo y por ende se ganó el desprecio internacional.

Nacerá una nueva Venezuela, esa anhelada y será modelo para el mundo, como lo era la Venezuela de la década de los 60, 70, 80 y 90 del siglo XX. Los responsables del  robo y de otros delitos colaterales causado en Venezuela en toda su estructura física y moral serán castigados, no solo por la justicia divina, sino también por la justicia terrenal; aquella nacida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y por ende de los entes jurisdiccionales supranacionales nacidos bajo el manto inspirador de esa Declaración, donde resalta el Tribunal de La Haya. Las decisiones del concierto de naciones democráticas del mundo de acusar al engendro formalmente ante la CPI tendrán pronto sus resultados. Murió la revolución fidelista y sus actores más importantes en todo lo que significa el escenario gubernamental y político del país; vienen tiempos de cambio y eso es inexorable, no lo duden.

DC / Marlon S Jiménez García / Profesor Universitario / Marjimgar54@hotmail.com

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...