¡Estamos de acuerdo! que ¡No estamos de acuerdo! Por Gervis Medina (@gervisdmedina)

No podemos olvidar que «Jesús» nos ha dejado un precioso regalo, que nos ayuda a tomar conciencia de que él está. La «Eucaristía», que a decir desde la Teología es el tiempo de «Dios» y éste es el momento perfecto.

Ese momento puede llenarnos de fuerza y de paz, porque de la «Eucaristía» brota la vida del «Espíritu Santo»; allí se derrama el “Espíritu” para nosotros.

Por otro lado, ¡La oscuridad absoluta! no es la ausencia de luz. ¡Es saber! que la luz jamás  regresará. Pero la luz, siempre regresa para mostrarnos cosas desconocidas, nuestro hogar, nuestra familia, cosas completamente nuevas o que habíamos ignorados.

Nos muestra nuevas posibilidades y nos desafía alcanzarlas. ¡Esta vez! la luz muestra oportunidades, que salen de las sombras para decirnos que no volveremos a estar solos. Nuestra oscuridad es intensa y parece devorar la «Esperanza» pero esa deidad siempre ha estado aquí para recordarnos que la esperanza es real y puede verse, lo único que tienes  que hacer es mirar, mirar al cielo!!!

Tras haber dedicado suficiente tiempo a leer a los filósofos y teólogos, me digo: tenemos que contar entre las actividades instintivas la parte más grande del pensar consciente, y ello incluso en el caso del pensar filosófico; tenemos que cambiar aquí de ideas, lo mismo que hemos cambiado de ideas en lo referente a la herencia y a lo innato. Así como, el acto del nacimiento no entra en consideración para nada de la herencia: así tampoco es la «Consciencia», en ningún sentido decisivo, antitética de lo instintivo,  la mayor parte del pensar consciente de un filósofo está guiada de modo secreto por sus instintos y es forzada por éstos a discurrir por determinados carriles.

También detrás de toda lógica y de su aparente soberanía de movimientos se encuentran valoraciones o, hablando con mayor claridad, exigencias fisiológicas orientadas a conservar una determinada especie de vida. Por ejemplo, que lo determinado es más valioso que lo indeterminado, la apariencia, menos valiosa que la «verdad»: a pesar de toda su importancia regulativa para nosotros, semejantes estimaciones podrían ser, sin embargo, nada más que estimaciones superficiales, una determinada especie de bobería, quizá necesaria precisamente para conservar seres tales como nosotros. Suponiendo, en efecto, que no sea precisamente el hombre la «medida de las cosas».

Citando a Nietzsche. La falsedad de un juicio no es para nosotros ya una objeción; acaso sea en esto en lo que más extraño suene nuestro nuevo lenguaje. La cuestión está en saber hasta qué punto ese juicio favorece la vida, conserva la vida, conserva la especie, quizá incluso selecciona la especie; y nosotros estamos inclinados por principio a afirmar que los juicios más falsos son los más imprescindibles para nosotros, que el hombre no podría vivir si no admitiese las ficciones lógicas, si no midiese la realidad con el metro del mundo puramente inventado de lo incondicionado, idéntico asimismo, si no falsease permanentemente el mundo mediante el número, que renunciar a los juicios falsos sería renunciar a la vida, negar la vida.

Admitir que la no verdad es condición de la vida: esto significa, desde luego, enfrentarse de modo peligroso a los sentimientos de valor habituales; y una filosofía que osa hacer esto se coloca, ya sólo con ello, más allá del bien y del mal.

Debemos estar acuerdo, en agradecer a «Dios» que hoy estamos vivos y que podemos ser felices como propósito de vida. Que estemos de acuerdo, que en estos tiempos muchos se están olvidando agradecer a «Dios», por lo que vivimos y tenemos.

La mayoría, no se da cuenta que cada palabra negativa, ofensa, grosería, quejas, son expresiones que se acumulan como una nube y que se acumula en el corazón de los venezolanos. Mientras más rápido controlemos la lengua, la escritura; más rápido saldremos de esta crisis.

Construyamos un espacio emocional sano, sin críticas para maltratar o descalificar, aportando mejoras con creatividad e inteligencia. No repitamos más que no tenemos líderes, aprendamos a ser seguidores inteligentes con aportes de mejora, y transformar el país que nos merecemos.

Por lo que, debemos guardar silencio, hasta que conectemos la lengua con el cerebro y el corazón. Me cuesta hoy en día, guardar silencio ante lo que sucede en el País. Y digo desde lo más neumático de mí Ser que: ¡Estamos de acuerdo! que ¡No estamos de acuerdo!

 

DC / Gervis Medina / Escritor / @gervisdmedina

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