Jesús Faría: La ausencia de estadísticas económicas en el país es un grave problema

Luego de hacer público un primer informe con observaciones al Gobierno Nacional sobre el manejo de las políticas económicas, el constituyente Jesús Faría presenta un segundo documento de 21 puntos en el que expresa diagnósticos y conclusiones sobre la realidad nacional. De nuevo, con duras críticas como las ofrecidas hace 25 días, luego de las cuales, según sus propias palabras, «la respuesta (vino de un grupito de 8 personas) fue virulenta, con la soberbia de los que se creen dueños de la verdad, lanzando piedras en lugar de debatir».

Faría, economista y exministro de Comercio Exterior, reitera parte de los planteamientos anteriores y fustiga que el Gobierno de Nicolás Maduro justifique políticas sobre premisas basadas en el «maquillaje de indicadores y alterando cifras», actos que califica como «una aventura muy peligrosa».

A continuación el informe íntegro:

IDEAS PARA EL DEBATE ECONÓMICO

Por: Jesús Faría

Introducción: En una nota anterior elaboramos algunas observaciones a recomendaciones que un grupo de 30 especialistas del área económica, pertenecientes a las filas de la revolución bolivariana, hizo al presidente Nicolás Maduro. La respuesta (vino de un grupito de 8 personas) fue virulenta, con la soberbia de los que se creen dueños de la verdad, lanzando piedras en lugar de debatir… Afortunadamente en la inmensa mayoría del chavismo existe un ánimo manifiesto de apertura al debate serio y a trabajar en función de la transformación económica. A esa mayoría les ofrezco estas humildes ideas para el debate crítico y constructivo.

1. Escenario económico actual: Estamos presenciando la combinación de graves problemas económicos: hiperinflación motorizada por la especulación galopante, contracción muy importante de la producción, creciente especulación cambiaria, significativa caída de reservas internacionales, elevados excedentes de liquidez monetaria, reducción de las importaciones, elevado déficit fiscal, disminución de la producción petrolera nacional, endeudamiento externo, contracción de los ingresos de divisas, entre otros. Este escenario económico, como veremos a continuación, tiene múltiples causas y genera graves consecuencias en lo social (deteriora las condiciones de vida de la población, es combustible de conflictividad social), en lo político (se convierte en palanca de los actos de terrorismo político y de las políticas golpistas), en el ámbito externo (eleva la fragilidad de nuestra economía frente a los ataques imperiales). Conclusión: Nos enfrentamos a uno de los cuadros económicos más complejos de nuestra historia con consecuencias muy graves para el pueblo y la nación en su conjunto.

2. Causas de la crisis económica: Las causas de esta situación se expresan, por una parte, en la crisis extrema del modelo rentista y cuyas manifestaciones de dependencia externa, parasitismo y concentración monopólica del capital hacen estragos en el funcionamiento de la economía.

Asimismo, tenemos la brutal guerra económica en contra de la revolución bolivariana, que tiene entre sus componentes fundamentales el bloqueo financiero y comercial impuesto por el gobierno estadunidense, el ataque a la moneda nacional, la especulación galopante, el contrabando de extracción financiado principalmente por el narcotráfico, el acaparamiento, la guerra psicológica… Además de generar fortunas a sus promotores, la desestabilización económica persigue derrocar al gobierno revolucionario.

Otra causa importante de la actual situación económica radica en la caída de los ingresos petroleros provocada, inicialmente, por la reducción de los precios petroleros y, posteriormente, por la contracción de la producción petrolera nacional.

Conclusión: Se trata de una crisis con raíces estructurales y con causas determinadas por la guerra económica, es una crisis donde participan factores económicos y extraeconómicos, internos y externos.

3. Errores en nuestras políticas económicas: Finalmente, entre las causas debemos reconocer errores cometidos en el diseño y aplicación de políticas económicas que, más allá de su propósito de generar bienestar y derrotar la desestabilización económica, se convirtieron en caldo de cultivo de la estrategia de desestabilización económica. Entre estos errores destacan: el control cambiario vulnerado por la corrupción, graves fallas en la dirección de la industria petrolera, fijación de precios que no permitieron cubrir costos, apreciación cambiaria que estimuló la importación, métodos errados de gestión de las empresas públicas, ausencia de un sistema tributario progresivo, entre otro.

Conclusión: Las políticas económicas no son la causa de los trastornos económicos, pero tampoco han podido derrotar la estrategia de la contrarrevolución ni estabilizar la economía. Incluso, en algunos casos nuestros errores han sido caldo de cultivo de las agresiones económicas contra el país.

4. Instrumentos y políticas no convencionales contra la guerra económica: Es indispensable la aplicación de instrumentos y políticas no convencionales para confrontar la agresión al país, incluyendo la económica. El despliegue de la unión cívico-militar y del movimiento popular en su conjunto, el fortalecimiento del PSUV como instrumento de lucha del pueblo trabajador, la ofensiva comunicacional, la lucha contra corruptelas y burocratismo, el impulso de la multipolaridad, …, constituyen instrumentos fundamentales en la defensa de la soberanía y la paz interna. De hecho, es la única manera de que la estrategia revolucionaria tenga sustentabilidad política y social. Esto es parte esencial de la estrategia de defensa de la revolución y del pueblo, nadie lo pone en duda. La propuesta que hacemos consiste en incorporar un programa económico integral y coherente para abatir la hiperinflación y la recuperación productiva, a esos componentes llamados no convencionales.

Conclusión: Los instrumentos no convencionales contra la guerra económica son indispensables, pero no son suficientes para derrotar sus impactos. Dichos instrumentos tienen que complementarse con un programa económico integral y coherente.

5. Las políticas económicas: El carácter extraordinario y no convencional de la crisis no puede servir de argumento para violentar leyes elementales de la economía política. Se exige, además de las políticas no convencionales, la adopción de políticas económicas coherentes, que impidan la agudización de la crisis y mayores costos económicos, políticos y sociales producto de los retrasos de los correctivos.

Acerca del temor de los costos, que inevitablemente tienen las políticas económicas, se constata que el mayor costo lo estamos sufriendo en estos momentos a raíz de una grave situación de hiperinflación con caída de la producción y escasez.

Se plantean políticas y decisiones en materia económica, que conformen un sistema, donde sus partes deben estar integradas de manera lógica. Cada una de las políticas debe atacar aspectos fundamentales de la crisis. Ahí convergen la política cambiaria con el propósito fundamental de desplazar el dólar “negro”, la de precios para estimular la producción, la monetaria para absorber los excedentes de liquidez, la fiscal para superar su inmanejable situación deficitaria sin afectar lo social, políticas sectoriales con sus estímulos a la producción, política petrolera que alcance la recuperación del sector, la política financiera… La desarticulación del sistema o ausencia de una parte, le restará eficiencia a la estrategia en su conjunto. No hay baritas mágicas para superar la actual situación, hay que trabajar duro y de manera eficiente, esa es la única garantía del éxito de esta política.

Conclusión: Un programa económico integral anticrisis debe enarcarse en nuestros principios y fundamentos teóricos del socialismo del s. XXI y tiene que generar efectos positivos en la práctica. Debe estar construido de manera coherente y estar estrechamente vinculados con la realidad. De nada sirven formulas sofisticadas o discursos pomposos si no dan respuestas favorables a problemas concretos.

6. Política cambiaria: La variable cambiaria es clave para entender la complejísima situación actual del país y para salir de ella. Con ayuda de una política cambiaria correcta (en el marco de un programa económico integral y coherente) podemos estimular la producción nacional, promover exportaciones, acumular reservas internacionales, garantizar las importaciones del país, ordenar la economía, generar estabilidad macroeconómica…

En la coyuntura actual constatamos un gigantesco diferencial entre la tasa de cambio oficial y la ilegal. Las reservas internacionales se han contraídos a niveles históricos. No existe un mecanismo eficiente para la asignación de las divisas. Las corruptelas se alimentan de las ineficiencias del control. El principal motor de la inflación es la especulación cambiaria, sin que el control de cambio pueda hacer algo para detenerlo… Es evidentemente que el control de cambio se agotó, incluso, es aprovechado para potenciar la especulación cambiaria. Se hace necesaria una nueva política cambiaria.

En tal sentido, para desplazar el mercado especulativo de la divisa y desactivar el principal motor hiperinflacionario, hay que crear un mercado libre, que le permita a oferentes y demandantes de divisas encontrarse de manera muchísimo más transparente y establecer un precio sustancialmente inferior a los actuales marcadores especulativos. La unificación cambiaria en el marco de la liberación de la tasa de cambio generará ingresos de divisas (inversiones y exportaciones) a partir de la transparencia y confianza que produciría una decisión de esta naturaleza. A ello contribuirían operaciones cambiarias en un mercado permuta y otro tipo de operaciones en el mercado de capitales.

El efecto más temido de la unificación cambiaria es la devaluación y la subsiguiente alza de los precios, las cuales, por cierto, no han logrado ser contenidos por los controles. Al contrario, éstas se han incrementado de manera acelerada y despiadada. Un mercado libre, x otra parte, es la única alternativa que nos deja la coyuntura actual. Esta medida traería una estabilización de la variable cambiaria a un nivel muy inferior al actual, porque si el dólar “negro” es el resultado de la guerra económica y obedece a propósitos criminales y arbitrarios; el mercado, movido por fuerzas distintas a los afanes desestabilizadores, podría establecer un precio mucho más racional. Ello dependería, en buena medida, del resto de políticas económicas, nuestra fortaleza institucional, el clima económico que podamos construir…

Finalmente, es imprescindible imprimirle la mayor transparencia al empleo de las divisas de la República. Las divisas se asignan desprovistas de una planificación mínima, con una discrecionalidad incompatible con los criterios mínimos de eficiencia y ética.

Conclusión: El tema cambiario es el aspecto medular de la actual crisis y, en especial, de la hiperinflación. Ante la incapacidad del control de cambio para contener la especulación cambiaria, hay que proceder a liberar la tasa de cambio en función desplazar el dólar “negro”.

7. Política de precios: Los precios son mecanismos fundamentales en la regulación de una economía. Estos no pueden fijarse de manera caprichosa, deben reflejar la realidad, cubrir los costos y garantizar ganancias razonables para que las empresas, públicas y privadas, estén en capacidad de invertir y producir la riqueza que posteriormente debe ser distribuida de manera equitativa, es decir, precios para el ordenamiento equilibrado de la economía. En nuestro caso, la especulación, el contrabando, los mercados negros, la escasez están asociados, sin duda, a la agresión económica. Sin embargo, también es preciso hacer una revisión de los controles de precios y verificar si han podido contener la inflación, conducido a estabilizar la economía o si, por el contrario, los controles han contribuido a profundizar los daños ocasionados a la economía.

Si se congelan los precios o se posterga su ajuste a la realidad, conteniéndolos por debajo de los costos de producción con el noble propósito de proteger a la población, mientras la especulación galopante presiona los costos de producción al alza, se conducirá inexorablemente a la caída de la producción, al desabastecimiento, a los mercados negros, al bachaqueo…

Algunos podrían objetar que los precio en los actuales momentos no tienen ningún control y por eso se disparan sin límite. A ello podríamos responder que la política de precios, cualquiera que ella sea, no podrá cumplir con sus objetivos si no se encuentra articuladas con otras políticas (cambiaria, sectoriales, fiscales, monetarias…). Asimismo, para conseguir resultados positivos y sostenido en el tiempo en un escenario hiperinflacionario, hay que combatir las causas que provocan su incremento acelerado.

A los especuladores hay que combatirlos, pero solo se podrá derrotar la especulación, cuando superemos las causas de los incrementos de precios: la especulación cambiaria, la caída de la producción, la usura de comerciantes inescrupulosos, contrabando y acaparamiento, desequilibrios macroeconómicos (monetarios y fiscales), las corruptelas.

A la luz de nuestra realidad, se impone una política de regulaciones de precios ágil, flexible, que permita ajustar los precios a las realidades. Esto es especialmente válido en un escenario de creciente inflación y devaluaciones de la moneda. No se trata de liberar los precios para ponerlos en manos de los especuladores, sino de rigurosidad para combatir la especulación y flexibilidad para estimular producción y el acceso de la población a los bienes de primera necesidad.

Conclusión: Se impone la revisión del control de precios y la aplicación de una política de precios en el marco de un programa económico antiinflacionario, que logre derrotar la especulación y estimular la producción.

8. Política fiscal: La expansión del gasto e inversión públicas tiene como propósito, bajo las actuales condiciones de recesión e inflación, defender las condiciones de vida de la población, así como oxigenar al aparato productivo. Sin embargo, es un escenario de drástica contracción de los ingresos fiscales ocasionado por la recesión y, en especial, por la caída de los ingresos petroleros, la expansión acelerada del gasto público ha traído como consecuencia un déficit fiscal muy elevado que se financia, en parte, con dinero inorgánico. Esta situación es insostenible, porque genera grandes presiones sobre los precios y el dólar en el mercado “negro”, se convierte en caldo de cultivo para la especulación cambiaria y de precios. Es decir, el elevadísimo déficit y su forma de financiamiento es contraproducente con los objetivos de crecimiento y bienestar.

El abultado déficit fiscal exige un correctivo, que no puede producirse sobre la base de la terapia de shock. Un recorte abrupto y generalizado del gasto público, como lo proponen las fórmulas neoliberales, trae consigo dramáticas consecuencias sociales y económicas. La propuesta de un gobierno revolucionario debe ser la reducción progresiva del déficit fiscal, buscando la estabilidad de precios sin castigar la inversión social, fundamental en nuestra visión filosófica y en la tarea de protección de la población frente al deterioro actual de sus condiciones de vida. Asimismo, esa vía progresiva responde a la necesidad de un plan de inversión pública que motorice la recuperación del aparato productivo.

Este correctivo impone una política de disciplina y orden, donde se siga desarrollando la inversión social y productiva de manera más eficiente, suprimiendo gastos superfluos, el derroche y las corruptelas.

La política social exige un máximo nivel de eficiencia, evitando filtraciones de recursos a sectores que no lo necesiten o a negocios ilegales. Acá destacan subsidios que disfrutan clases altas (gasolina, servicios, alimentos), contrabando de extracción de productos subsidiados, que genera fabulosas ganancias. Es imprescindible direccionar correctamente los recursos a los grupos más vulnerables, lo cual se logra a través de los susidios directos.

En cuanto a la inversión productiva y de infraestructura, esta debe descansar sobre una estricta planificación con criterios claros en torno a efectos en la producción nacional, creación de empleo y generación de bienestar a través de servicios para la población.

Por el lado de los ingresos, deben instrumentarse impuestos a los grandes capitales, mecanismos más eficientes de recaudación de impuestos y un esquema progresivo del aumento del precio de la gasolina. La corrección de la variable cambiaria también contribuirá a elevar los ingresos.

Conclusión: La política fiscal es esencial para el crecimiento y las políticas de bienestar. Sin embargo, cuando se incurre en elevados déficits y se financian con dinero inorgánico, se activa un peligroso foco de distorsiones económicas. La corrección del déficit debe preservar las políticas sociales y el estímulo productivo.

9. Política monetaria: Por su parte, la política monetaria tiene un rol fundamental en la absorción de la enorme masa de liquidez monetaria excedentaria, para lo cual existen múltiples instrumentos que hasta el momento se han empleado de una manera desordenada y muy limitada. Se debe realizar, igualmente, un gran esfuerzo para canalizar la liquidez al área productiva a través del crédito bancario y otras modalidades.

No se trata de la visión monetarista, que todo lo explica a través de los indicadores monetarios y condenan a priori cualquier excedente de liquidez. No obstante, desde cualquier perspectiva es obvio que el crecimiento desmesurado de la masa monetaria genera inflación y perturba el desempeño de la economía. De tal manera que no proponemos estrangular la gestión pública con la restricción monetaria, sino de recoger progresivamente los excedentes reales de liquidez y reducir la generación de dinero inorgánico. Todo ello persigue restarle fuerza a la especulación que, aunque no depende exclusivamente ni en primer lugar del dinero circulante, sin lugar a duda es estimulada por ella con fuerza.

En el marco del debate hemos escuchado propuestas como el Bolívar-oro para lograr la estabilidad de precios. Aunque no se ha explicado claramente su funcionamiento, en términos económicos esto significa que la totalidad de dinero en circulación debe estar respaldado por el oro existente en el banco central. Si esto es así, estaríamos sometiendo a la economía a una terapia de shock que, sin duda, estabilizaría los precios, pero al costo de un colapso productivo y social de dimensiones desconocidas. Es decir, mataríamos al enfermo. Es curioso que, quienes proponen esta política inspirada profundamente en la visión monetarista, simultáneamente, niegan la influencia que pueda tener la expansión excesiva de dinero sobre los precios y la tasa de cambio.

Por último, es indispensable hacer un riguroso seguimiento al comportamiento del sistema financiero. Recesión económica, con devaluación, hiperinflación y tasas de interés reales altamente negativas (tasa de interés nominal – inflación) constituyen un coctel explosivo para el desempeño estable de la banca. Esto podría llevar a una situación de iliquidez e insolvencia.

Conclusión: Los excedentes de liquidez constituyen combustible para la especulación de precios y cambiaria. La política monetaria debe absorber esos excedentes y canalizarlos, al menos parcialmente, al sector productivo en forma de financiamiento.

10. Empresas privadas: La producción nacional experimenta una caída muy notable y generalizada. Las causas más importantes de este descenso son: la escasez de materia prima nacional; la ausencia de divisas para la importación de insumos, maquinaria y repuestos; los impactos de la guerra económica; la contracción del mercado interno; las condiciones macroeconómicas; las expectativas adversas potenciadas por la furiosa campaña mediática en contra del país.

Para derrotar la hiperinflación y el desabastecimiento se reclama una estrategia para la recuperación productiva. En ellas deben entrelazarse las políticas macroeconómicas con las de carácter sectorial, como la que se desarrollan en los Motores de la AEB. Se requiere de ambas líneas de acción (políticas macroeconómicas y Motores de la economía productiva) para el despliegue de las fuerzas productivas.

Los sectores agrícola y agroindustrial están llamados a jugar un papel trascendental. Se exige planificación, organización, eficiencia, seguridad, incentivos…, para elevar la producción de alimentos y contener el efecto alcista de los precios en el sector de mayor impacto en la población.

También deben corregirse mecanismos distributivos de la producción dominadas por mafias especuladoras. Acá se articulan factores empresariales con actores del sector público, en ambos casos de mucho poder, en la búsqueda de gigantescas ganancias violentando las leyes y afectando gravemente las condiciones de vida de la población.

Otro aspecto fundamental es la relación con el sector privado, que representa más del 65% de la economía nacional. Generar confianza, seguridad y expectativas positivas es de crucial importancia. Para evitar cualquier manipulación de lo expuesto, no se propone someter la economía ni a nuestro proyecto político al servicio de los intereses corporativos, sino de aprovechar esas potencialidades en función de los intereses populares y del desarrollo soberano de la nación. En tal sentido, la política desarrollada en el marco del Consejo Nacional de Economía Productiva es correcta y debe recuperar el dinamismo y ritmo que exhibió durante el año 2016. Estamos convencidos de que existe un sector del empresariado privado nacional dispuesto a trabajar en función del desarrollo nacional.

Conclusión: El sector privado debe jugar un papel importante en la recuperación económica. No le vamos a entregar la conducción del país, pero hay que implementar estímulos para su desarrollo, combatiendo sus conductas negativas e incentivando lo que contribuya al desarrollo nacional.

11. Empresas públicas y de propiedad social: En cuanto a las empresas públicas, éstas se encuentran en una precaria condición productiva, tecnológica y financiera. Ausencia de mantenimiento, mala gerencia, indisciplina laboral, retraso en la inversión, ausencia de planificación, precios desfasados…, han contribuido a su mal desempeño. En manos del Estado venezolano se encuentran las empresas básicas de Guayana, las de cemento, electricidad, petroquímica… Su recuperación es crucial, de ellas depende el funcionamiento de sectores enteros de la economía nacional. Acá se debe desarrollar un plan de emergencia para su recuperación que se convierta en punto de partida para su relanzamiento tecnológico y productivo. Como en el caso del sector privado, las empresas públicas también tienen que contribuir decisivamente a derrotar la hiperinflación y el desabastecimiento.

Es de vital importancia la redefinición del rol de los trabajadores en estas empresas, se tiene que elevar sustancialmente su protagonismo.

Constituye una tarea básica la revisión de los métodos de planificación, administración, encadenamiento productivo, innovación, incremento de la productividad, ahorro de recursos, incorporación de nuevas tecnologías…

Evaluemos la posibilidad de asociaciones estratégicas con capital privado nacional y extranjero, que aporte capital, materia prima, tecnología, mercados, donde nosotros mantengamos el control estratégico. Esto representaría una salida a la precaria situación actual. Las opciones son: empresas en manos del Estado en un 100%, trabajando en condiciones de precaria y con inexistentes posibilidades de superar el enorme déficit de inversiones en mantenimiento y expansión, por una parte, o empresas de creciente capacidad productiva con participación privada y dirigidas por el Estado en las decisiones estratégicas

Finalmente, pero no menos importante, se deben crear las condiciones para el despliegue de las Pymes y las empresas de propiedad social. Estas empresas tienen una gran capacidad de generación de empleo, una significativa versatilidad y juegan un papel importante en el mapa productivo del país y de abastecimiento de la población. En especial, las empresas de propiedad social tienen un significado muy particular en razón de que encarnan la naturaleza esencial de nuestro modelo socialista. El Estado tiene que ampararlas para estimular su productividad, evitando prácticas que reproducen relaciones de dependencia crónica.

Conclusión: Los comandos de la economía están en manos del Estado y de ellos dependerá la reanimación de la producción. Hay que implementar cambios dramáticos en todos los aspectos de su funcionamiento, donde los trabajadores jugarán un papel crucial.

12. Producción petrolera: En cuanto a PDVSA, deben revisarse de manera rigurosa y muy critica las razones del descenso de más de un millón de barriles diarios en menos de 18 meses, responsable en parte de la actual situación de nuestro aparato productivo. La caída de los ingresos de divisas del país obedece en buena medida a esta situación absolutamente injustificable.

Existen teorías conspirativas que ubican las causas del descalabro de la producción petrolera en la actuación de agencias de inteligencias extranjeras y de poderes imperiales. Sin duda alguna, estos factores están interesados y actúan en función de nuestro fracaso. El que no crea esto, que vea las sanciones del gobierno de D, Trump a nuestra industria petrolera. Ahora bien, si alguien atenta en contra de nuestra estabilidad, es nuestra responsabilidad combatir la agresión y, simultáneamente, garantizar el desarrollo estable de nuestra nación y de nuestra empresa petrolera, para ello contamos con un mandato popular y un compromiso histórico. No hay ninguna excusa que nos exima de esa responsabilidad u oculte nuestra indolencia.

Por otra parte, la industria petrolera debe garantizar su funcionamiento y rentabilidad sin darle la espalda a las enormes obligaciones sociales, pero siempre conscientes de que la única forma de atender esos requerimientos en forma creciente en el futuro, pasa por mantenerla productiva a un máximo nivel de eficiencia. Ese principio esencial no lo hemos observado siempre con la debida rigurosidad.

En los actuales momentos, la recuperación de la producción petrolera nacional es de esencial significado, constituye la única opción de ingreso de divisas que depende exclusivamente de nuestras capacidades. La reactivación de pozos maduros con petróleo liviano y condensados representa la vía para recuperar la producción en el corto plazo y con los menores recursos. No se trata de abandonar el proyecto de la Faja “Hugo Chávez”, sino de dar respuesta inmediata a las urgentes necesidades de recuperación productiva en los menores tiempos y con los recursos drásticamente restringidos.

En cualquiera de las dos estrategias es indispensable encontrar las fórmulas financieras de asociación con el capital privado nacional y extranjero (que nadie se escandalice, el comandante Chávez estableció las políticas de empresas mixtas con decenas de compañías de todo el planeta), que nos permitan acceso a una inversión indispensable para levantar la producción, sin perder la soberanía del Estado en el negocio petrolero. Este mecanismo debe instrumentarse de manera inmediata dada la enorme necesidad de divisas de la nación Esto va a requerir, de nuestra parte, trasparencia en el empleo de los recursos y, a su vez, un clima de confianza en la economía nacional para atraer al capital foráneo.

Finalmente, se exige una Directiva y una fuerza de trabajadores petroleros absolutamente consustanciados con la sustentabilidad de la industria petrolera y su rol en el desarrollo integral de la nación. Asimismo, el tema petrolero debe convertirse en una política de Estado y la industria petrolera debe estar bajo el escrutinio responsable de toda la sociedad. No podemos permitir la repetición de sabotajes petroleros por conductas inescrupulosas, pero tampoco el retroceso productivo por estrategias erradas.

Conclusión: La recuperación de la industria petrolera es esencial para la estabilización y crecimiento de la economía. Es necesario revisar y corregir el funcionamiento interno de PDVSA, así como su relacionamiento con el Estado y la sociedad en su conjunto.

13. Políticas sociales: Las políticas salariales y de inversión social son líneas centrales de la Revolución Bolivariana y protegen al pueblo ante los embates de la guerra económica, son la base de una política socialista de distribución y redistribución de ingresos.

En tal sentido, en esta coyuntura de escasos recursos financieros y materiales se impone más que nunca la necesidad de políticas sociales más eficientes, evitando perversiones como el contrabando, bachaquerismo, subsidios mal diseñados, así como prácticas burocráticas, ineficientes y corruptas.

Por otra parte, las políticas sociales tienen una restricción clara: se puede distribuir la riqueza que previamente se ha generado; la cual se agudiza en momentos de crisis. Si la inversión social se excede amplia y constantemente de esas limitaciones, se generan distorsiones que terminan deteriorando el efecto de las políticas sociales. Hay que atender a esta restricción para impedir el desgaste de la estrategia social.

En condiciones de hiperinflación y caída de la producción, se crea una mayor dependencia aún mayor de la política social en relación a las políticas económicas de estabilización y recuperación productiva. Reducir de manera significativa la inflación y reanimar la actividad económica mejoran los ingresos reales de la población, generan empleos de calidad e incrementan los ingresos del Estado para potenciar la inversión social. De tal manera que políticas económicas coherentes no solo estabilizan la economía, sino que generan condiciones para una política social sustentable. Por su parte, una política social correcta contribuye a reanimar la economía y le imprime mayor estabilidad al proceso político.

Conclusión: En épocas de crisis se exigen mayores niveles de eficiencia de las políticas sociales, mientras que, por otro lado, las políticas económicas exitosas en materia de contención inflacionaria y recuperación productiva, constituyen una solida base para potenciar las políticas sociales.

14. Financiamiento externo: El tema del financiamiento externo es crucial para la estabilización y el desarrollo del país. La caída de ingresos petroleros, la contracción de las reservas petroleras, los requerimientos de importaciones para repotenciar el aparato productivo y mejorar los niveles de abastecimiento. Las obligaciones internacionales imponen la necesidad de captar recursos del exterior por un monto muy considerable.

Un factor determinante en este contexto son las sanciones criminales impuestas por el gobierno de D Trump que imposibilitan el refinanciamiento de la deuda externa del país y la captación de nuevos recursos. Estas sanciones impiden también acuerdos de financiamiento provenientes de organismos multilaterales. Es necesario aclarar que estos últimos están descartados por nosotros en aquellos casos que imponen como condición la adopción del recetario neoliberal.

Eso nos obliga a recurrir a socios estratégicos en el marco de la multipolaridad. El éxito de esta estrategia está determinado por un planteamiento transparente, serio, que se fundamente en la confianza de nuestros socios hacia nuestra economía y evidencie nuestra capacidad de superar las dificultades económicas del momento.

Asimismo, se tienen que desarrollar mecanismos muy audaces de captación de recursos, como las operaciones en mercado de capitales y participación extranjera en empresas púbicas. Para ello debemos superar dogmas y obstáculos que impiden el ingreso de divisas al país. De esas divisas dependen la estabilidad económica del país, su desarrollo y el de la revolución. Sin esas fuentes de recursos estaremos arrastrando permanentemente el lastre de la recesión y las presiones especulativas.

En relación al Petro, se trata de una iniciativa muy audaz que busca derribar el cerco financiero que se teje en torno al país. Sin embargo, el Petro exhibe limitaciones serias. Las sanciones que pesan sobre el Petro impiden su despliegue pleno; en tanto que, al estar respaldado por una nación con serios problemas económicos, también le resta interés en los actores económicos, a menos de que se trate de inversiones especulativas en busca de jugosos rendimientos con alto riesgo. Con esto no se propone su abandono, tenemos que seguir aprovechando lo que podamos captar y hacer con él, pero tenemos que estar conscientes de sus potencialidades reales.

Conclusión: El financiamiento externo es esencial para la recuperación y estabilización económicas. El bloqueo imperial dificulta gravemente la situación del país. Los esfuerzos de financiamiento externo deben basarse en el realismo, la audacia y un clima de confianza.

15. La economía política del programa antiinflacionario y de recuperación productiva: Desde el enfoque de la economía política existen estrechas y agudas relaciones entre las diferentes clases, sectores y grupos sociales en torno a las decisiones que se adoptan en el marco de un programa para la recuperación económica. Estas relaciones están condicionadas por los propósitos que persiguen, sus costos y beneficios de las políticas, los sectores que dirigen, instrumentan las políticas y los que capturan los beneficios de las medidas económicas.

En tal sentido, abatir la hiperinflación generaría un importante mejoramiento de las condiciones de vida de toda la población, disminuiría la transferencia de recursos que se produce a favor de los especuladores y los sectores de la burguesía que amasan ganancias colosales en el proceso hiperinflacionario. El Estado también vería limitada su capacidad de generar un gasto, que no puede cubrir con los recursos disponibles. Esto le impondrían un régimen de disciplina y eficiencia presupuestaria.

La recuperación del aparato productivo, adicionalmente a la estabilización de los precios, constituyen la base para crear empleo e ingreso en la población. Con una política de esta naturaleza, se verían especialmente favorecidos los sectores productivos que sustituyen importaciones, así como los exportadores. La apertura al capital privado internacional reclamaría un Estado fuerte, eficiente y con capacidad política, que ofrezca garantías y confianza, pero que defienda los intereses de la nación.

Con la eliminación de los diferenciales cambiarios y de precios, así como con la eliminación parcial de controles, la racionalización de otros, la asignación directa de los subsidios y la simplificación de trámites, se golpea a sectores parasitarios y aquellos que crecen al amparo de la dependencia externa, como los sectores importador, comercial y financiero. Entre los perdedores de este proceso se encuentran también sectores corrompidos de la institucionalidad estatal con fabulosas mordidas dentro de negocios fraudulentos como el contrabando, la especulación, los negocios cambiarios con divisas del Estado y la sobrefacturación de importaciones, entre muchos otros.

La clase trabajadores al frente de esta estrategia estaría en capacidad de imprimirle un carácter progresista, nacionalista y antiimperialista a un proceso de estabilización y crecimiento económico en función del fortalecimiento productivo de la nación, la justicia social y de reducción de la dependencia y vulnerabilidad externa. La reducción del malestar provocado por la crisis sienta las bases para la estabilidad social, política y consolidar el rumbo hacia la soberanía económica. La economía estabilizada y en expansión constituye la base más sólida para la generación de bienestar social.

El despliegue de las fuerzas productivas dirigidas por el Estado e inducidas por las políticas económicas representarían un avance en el sentido de la sustitución del modelo económico rentista y dependiente por uno productivo y diversificado. El bloqueo contra nuestro país y nuestra vulnerabilidad frente ataques externos por parte del imperialismo se verían afectados.

Los mayores riesgos y peligros, que atentan contra la aplicación de un programa económico como el esbozado acá, radican en: i) altas exigencias sobre el funcionamiento de una institucionalidad que no siempre ha demostrado altos niveles de eficiencia; ii) errores en la aplicación integral, coherente, coordinada y eficiente de las políticas (los hemos cometido con peligrosa frecuencia en el pasado) podrían generar importantes costos sociales y económicos; iii) la capacidad de la burguesía especuladora y los factores imperiales para detener y torpedear la instrumentación del plan económico; iv) la capacidad real de la industria petrolera nacional para generar las divisas necesarias (o buen aparte d ellas) para la instrumentación exitosa del programa económico; v) la capacidad mediática de posicionar comunicacionalmente este esfuerzo económico, en función de ganar la opinión pública.

El desarrollo de un programa económico de estas características exige una gran fortaleza política, el máximo despliegue de las fuerzas políticas y sociales del chavismo. Estas deben ser activadas no solo en las tareas de la instrumentación de los planes económicos y sociales, sino en el marco de una gran ofensiva popular en función de respaldar el esfuerzo económico y neutralizar la resistencia y ataques internos y externos de los factores de poder que pierden privilegios y jugosos negocios.

Conclusión: El programa económico debe estar dirigido políticamente por los trabajadores para garantizar su carácter progresista. Su instrumentación exige altísimos niveles de eficiencia institucional y de despliegue popular para derrotar la resistencia de los enemigos de la revolución, así como actores nacionales y extranjeros que perderán grotescos privilegios.

16. Corto y largo plazo económico: La política de corto plazo tiene como propósito la estabilización y el crecimiento de la economía con los mecanismos y políticas económicos y no económicos acá mencionados. Ahora bien, en el largo plazo debemos apuntar al desarrollo de las fuerzas productivas, su diversificación, sus cambios cualitativos con una creciente participación del pueblo trabajador, todo lo cual es posible solo sobre la base de la estabilidad económica. La industrialización es una línea central de esa estrategia de desarrollo en el mediano y largo plazo. Esto es vital para suprimir vulnerabilidades (dependencia externa, rentismo, parasitismo, atraso tecnológico y productivo, …), que se convierten en caldo de cultivo de la guerra económica. Asimismo, esta estrategia industrializadora es de esencial significado en la creación de las bases materiales para la transición al socialismo. Ambas estrategias, las del corto y largo plazo, deben estar entrelazadas, deben condicionarse mutuamente, deben responder a la misma lógica y propósito.

Conclusión: No habrá estabilidad económica duradera en el futuro sin el desarrollo integral de la economía en el mediano y largo plazo. Entre tanto, la estrategia de largo plazo solo puede desplegarse en mínimas condiciones de estabilidad económica.

17. La economía es una ciencia: Es de principal importancia comprender que la economía es una ciencia que no admite caprichos ni voluntarismo. Cuando se trata de romper la lógica de la economía con decisiones irrealistas, se generan graves perturbaciones que obligan, tarde o temprano, a costosos correctivos. Por ello son tan importante el conocimiento y el análisis científico para la conducción de la economía. Asimismo, es necesario ratificar que, si bien la economía depende de leyes objetivas, dichas leyes pueden ser influenciadas y direccionadas por el accionar consciente de las masas populares mediante la aplicación de instrumentos técnicos, científicos y políticos, que nos permiten alcanzar nuestros objetivos programáticos: desarrollo de las fuerzas productivas en función de la justicia social, el bienestar de la población y la soberanía nacional.

Conclusión: no se puede desarrollar una estrategia económica exitosa al margen de la ciencia. Con la ayuda de las ciencias económicas se puede incidir de manera determinante en el desarrollo económico.

18. Economía política burguesa y la socialista: El debate en el campo de la economía tiene dos dimensiones. Por una parte, la confrontación entre la economía política burguesa y la socialista y, por otra parte, el debate en el seno de economía política marxista que apunta al socialismo.

En el primer caso, se trata de la pugna entre proyectos históricos antagónicos como el capitalismo y el socialismo, con sus concepciones, sus intereses dominantes, su dinámica interna. La burguesía tiene su proyecto de sociedad, así como también lo tiene la clase trabajadora.

En la segunda dimensión existen diversos enfoques que proponen transitar al socialismo con distintos instrumentos y vías. La tarea de cada revolución es construir una estrategia ajustada a su realidad concreta y a sus condiciones históricas. No hay un camino único, tampoco formulas rígidas para poder concretar el proyecto socialista. Es obligación de los revolucionarios encontrar una fórmula viable, práctica, eficiente, sustentable para llegar al socialismo.

Conclusión: Cada revolución debe encontrar su vía y eso tiene que ocurrir en el marco de la crítica, del debate, del análisis científico y de la aplicación creadora de la teoría. El debate sin dogmas ni complejos es un instrumento fundamental en la búsqueda de esa vía.

19. Las herramientas técnicas, lo social y lo político en la economía política: La economía política marxista no es un instrumento técnico que se limita a describir variables económicas y a correr modelos econométricos, aislada de lo social y político, como algunos pretenden hacer ver, cuando repiten la trillada frase de que la economía es muy sería como para dejarla a los economistas. Para los que aún no se han enterado, desde hace más de 150 años existe una ciencia económica de carácter socialista, que nace de la crítica al capitalismo y propone un modelo económico que se fundamenta en la generación creciente de riqueza al servicio del bienestar de las mayorías y del principio de justicia social, en la participación determinante del pueblo trabajador y en una estructura de poder al servicio de las masas populares. Esa economía política tiene sólidas herramientas técnicas y un poderoso análisis de las relaciones entre las clases sociales, aborda el rol del Estado, las relaciones políticas y las internacionales, …, todo ello desde la perspectiva de la economía.

Conclusión: Existe un instrumento económico-político, científico y clasista para el desarrollo de una estrategia revolucionaria: la economía política marxista. No es exclusiva de los economistas, pero la incursión en ella no permite improvisaciones, requiere estudio riguroso.

20. Política económica socialista vs neoliberalismo: En el debate económico se recurre a la perniciosa práctica de etiquetar posiciones con la pretensión de descalificar opiniones divergentes. Es muy empleado el calificativo neoliberal, en ocasiones por ignorancia y en otras para manipular. El neoliberalismo es una estrategia que busca establecer un orden socioeconómico basado en el libre mercado y al servicio de los intereses del gran capital.

Existen diferencias abismales entre esta visión y nuestra propuesta socialista, que se fundamenta en la gradualidad, la atención creciente a los problemas sociales, el rol rector del Estado, la participación de los trabajadores, el principio de la independencia nacional. Los intereses dominantes, los propósitos finales es lo que define el contenido de clases de una política, en ningún momento las políticas aisladas.

Por ejemplo, medidas como la devaluación, el incremento del precio de la gasolina, recorte de presupuestos, aplicación de impuestos regresivos como el IVA, por mencionar algunos, siempre son parte de las estrategias neoliberales, pero por si mismas no le imprimen ese carácter a la estrategia económica. Si estas medidas fueran neoliberales por su naturaleza, tendríamos la disparatada conclusión que el comandante Chávez promovió el neoliberalismo, cuando en el año 2009 aplicó medidas como la devaluación, recorte del presupuesto nacional… para superar el grave descenso de los ingresos petróleos y garantizar las conquistas de la revolución. Incluso, en escenarios extremos se puede pedir a la población exigentes sacrificios sociales y materiales en el marco de un sistema socialista, como en el caso del Periodo Especial en Cuba, que nadie ha calificado de neoliberal.

Conclusiones: Diseñar una estrategia económica revolucionaria correcta pasa por entender -sin dogmas- la enorme diferencia entre la estrategia neoliberal y los instrumentos de política económica. La política revolucionaria es resolver los graves problemas económicos y conservar el legado del comandante Chávez.

21. Estadística e informaciones económicas: La ausencia de estadísticas económicas en el país es un grave problema que afecta el análisis económico, la adopción de decisiones, la planificación, la creación de confianza en los actores económicos nacionales y extranjeros… Esto tiene que ser superado, pero mientras ocurre debemos apelar al trabajo de campo, a la lógica y a los cálculos propios.

Esto debe hacerse con responsabilidad y sentido común, lo cual no sucede siempre. Por ejemplo, hemos escuchado de algunos catedráticos que la producción en el país crece y que el problema del desabastecimiento está asociado exclusivamente a los problemas de distribución. Sin lugar a dudas, hay problemas de acaparamiento y contrabando, entre otros, pero el escrutinio más superficial de la realidad económica indica a gritos el descenso generalizado y acelerado de la producción.

Por otra parte, afirman algunos expertos que la ausencia de divisas no constituye un factor negativo para la estabilidad económica del país, lo cual atenta contra la lógica más elemental en un país de altísima dependencia de las importaciones.

Por último, tenemos un ejemplo de cómo no se deben hacer los cálculos. Recientemente escuchamos decir a especialistas de la economía, que este año podrían ingresar unos US$ 50 millardos por concepto de exportaciones petroleras. Este cálculo se basa en: i) se exporta la totalidad de la producción nacional, sin considerar consumo interno ni pago de deudas con producción petrolera y ii) el incremento anunciado de la producción petrolera nacional en 500 mil b/d calculado desde el pasado 1ro de enero, a pesar de que de ese incremento aún no se ha producido un solo barril.

Conclusión: Es imposible cambiar la realidad maquillando indicadores y alterando cifras. Justificar políticas sobre esas premisas constituye una aventura muy peligrosa.

Caracas, 04/07/2018

DC | Panorama

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