Nadal pasa a octavos de final y marca hito al alcanzar a Connors con 233 victorias en Grand Slams

En los últimos tiempos, casi en cada partido Rafa Nadal suma un nuevo hito. En su estreno ante el italiano Simone Bolelli consiguió su victoria 80 en Roland Garros. Y este sábado, con su triunfo contra Richard Gasquet (6-3, 6-2 y 6-2 en 1h:58), ha alcanzado a Jimmy Connors en la tabla de máximos ganadores en Grand Slams con 233. Ahora es tercero empatado con el legendario estadounidense, y sólo tiene por delante a Roger Federer (332) y a Novak Djokovic (243). Además, acumula ya 35 sets seguidos sin perder en el torneo parisino. Está en octavos por decimotercera vez, cada vez más cerca de su undécimo título y de alcanzar, si lo levanta, el récord de otra leyenda, Margaret Court, que lo hizo once veces en Australia. Se enfrentará por primera vez al alemán Maximilian Marterer (22 años y 70º del mundo), que apeó al único repescado que quedaba en competición, el estonio Jurgen Zopp (6-2, 6-1 y 6-4).

Más partidos ganados en Grand Slams

* En activo

Gasquet, apesadumbrado desde el inicio, se quedó otra vez sin probar las mieles del triunfo frente a Nadal, que aumenta su dominio sobre el francés (16-0). Se llevan muy bien, pero el balear no es famoso precisamente por hacerle favores a sus amigos en la cancha. Que se lo digan al argentino Juan Mónaco, que perdió contra él 6-2, 6-0 y 6-0 en Roland Garros 2012, por ejemplo. Con un saque que cada día le funciona mejor (84% de puntos obtenidos con primeros), 37 golpes ganadores y apenas 16 errores no forzados, Nadal firmó un partido tan correcto que su compañero de generación volvió a quedarse sin respuestas. De hecho, no hizo un solo punto en los tres primeros juegos del duelo. Luego se soltó un poco, pero no lo suficiente para inquietar al español, que le rompió seis veces el servicio.

El primer set olía a rosco con un 5-0 de arranque, pero al final no lo hubo. ¿Piedad? El segundo fue otro paseo del vencedor. Y en la recta final del tercero, en las gradas de la Chatrier el público local hacía la ola, resignado, mientras Nadal demostraba su destreza para dar toques con el canto de la raqueta a la bola sin que se le cayera. Así estaba el ambiente. Ni el tenis ni la ausencia de emoción daban para más. Desde fuera parecía una pachanga, pero no lo era. La prueba fue el «joder» que espetó Rafa al restar mal un saque de Gasquet. Solo tenía que ponerle el lazo a otra victoria en la arcilla de París, y ya van 82. Para postre, poelotéo con un recogepelotas admirador y se ganó una ovación atronadora. Un genio que este domingo cumple 32 años.

DC / As