México afronta elecciones históricas y un posible cambio de poder político

Los mexicanos acuden el 1 de julio a las urnas en unos comicios históricos por el gran número de cargos a elegir, entre ellos el presidente, gobernadores, diputados y alcaldes, y estar en juego un cambio político que puede relegar a los dos partidos que han dirigido el país: el PRI y el PAN.

Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez Calderón, alias “el Bronco”, son los cuatro aspirantes a ocupar la residencia Los Pinos tras una reñida campaña en la que apenas ha habido variaciones en las encuestas.

De acuerdo con todos los sondeos, el claro favorito es López Obrador, líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que podría hacer propio el dicho de que “a la tercera va la vencida”.

López Obrador, quien fuera abanderado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en las elecciones de 2006 y 2012, ha logrado crear muchas “expectativas” entre los ciudadanos, explicó a EFE Gustavo Arturo Sánchez, profesor de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del TEC de Monterrey.

Aunque aparentemente este triunfo supondría la primera irrupción de la izquierda en el Gobierno mexicano, el académico recuerda que todavía no se puede saber hasta qué punto se desmarcará Morena de sus antecesores porque, al fin y al cabo, el movimiento es un conjunto de “muchos grupos con perspectivas distintas”.

A esto se le suma la disparidad que podría alcanzar con los socios con los que comparte la alianza denominada “Juntos haremos historia”.

Uno de ellos, por ejemplo, es el evangélico Partido Encuentro Social, que defiende una conservadora actitud frente a temas como el matrimonio homosexual o el aborto.

“Habría un choque de perspectivas entre Morena y sus aliados. Es uno de los peligros que puede pasar”, y además, el presidente tiene un poder “limitado” y a López Obrador podría no resultarle tan fácil cumplir alguna de sus metas -como anular la reforma educativa- si no cuenta con el apoyo del Congreso.

“No hay condiciones para que haya un cambio profundo“, reflexiona el profesor.

Otro de los aspectos que hace unos años podría considerarse como insólito es la alianza entre la derecha e izquierda histórica en el país: el Partido Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD), este último en un fuerte declive desde la salida de López Obrador.

En pasados comicios, estos grupos han ido de la mano, pero es la primera vez en que lo hacen en unas presidenciales, con Anaya como candidato.

También es la primera ocasión en la que un candidato independiente, El Bronco, participa en la cita electoral, gracias a la reforma electoral de 2014.

Pero si hay un aspecto que podría ser trascendental es la eventual gran derrota del PRI, en el poder ininterrumpidamente entre 1929 y 2000, año en el que el PAN ganó las presidenciales.

Dos sexenios después regresó al Gobierno en 2012 con Enrique Peña Nieto.

Las encuestas dibujan un panorama nada favorecedor para José Antonio Meade, en un muy distante tercer lugar respecto a López Obrador y Anaya.

El partido oficialista se encuentra ante “una de sus mayores amenazas” de su historia, por la posibilidad de perder varias gubernaturas, el poder en el Congreso y varias alcaldías, asegura el politólogo y periodista Mario Campos.

El profesor de la Universidad Iberoamericana afirma que existe el riesgo de que el PRI pierda sus “posiciones de poder, por la asimilación de las estructuras del PRI territoriales y de liderazgos por parte de Morena”, lo que les dificultaría “competir como lo han hecho históricamente”.

Esto pasó en la capital, donde desde de que Cuauhtémoc Cárdenas arrebató la jefatura de Gobierno al PRI en 1997, la izquierda se ha mantenido invicta.

El proceso electoral de 1 de julio, además, es el más grande que el país ha afrontado hasta el momento, debido, en parte, a que el Instituto Nacional Electoral (INE) obligó a los estados a alinear sus comicios con los federales.

El presupuesto adjudicado para el proceso alcanza los 1.217 millones de dólares, el más grande solicitado por el ente electoral -que ahora tiene más atribuciones- para la organización y financiación de los partidos políticos registrados.

Unos 89 millones de personas están llamados a las urnas, de las cuales 12,8 millones son jóvenes de entre 18 y 23 años que votarán a la Presidencia por primera vez.

Con todo, las elecciones supondrán un reto para unas instituciones que se dicen sólidas, como defendió recientemente Peña Nieto.

“Por la magnitud y complejidad del proceso, por la pluralidad de nuestra sociedad y por la trascendencia de la decisión que tomaremos los mexicanos, esta será una gran prueba para la democracia mexicana”, aseguró.

DC / El Pitazo – EFE

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