Un grupo yihadista decapita a una decena de personas en Mozambique

Diez personas fueron decapitadas este domingo en una localidad del norte de Mozambique, presuntamente por miembros de un grupo yihadista que opera en esa región desde hace unos meses y que lleva el mismo nombre que el yihadista somalí Al Shabab, con el que no tienen vínculos, según la televisión pública. Los ataques más mortíferos del grupo se han registrado desde hace unos meses, aunque testimonios recogidos por France Presse aseguran que el grupo surgió en 2014.

La televisión pública mozambiqueña TVM ha informado de este ataque del grupo armado en la localidad de Olumbi, en la provincia septentrional de Cabo Delgado. Esta cadena de televisión es, junto con las fuerzas de seguridad y los políticos, la única entidad con presencia permanente en la región norte del país. «Fuimos informados de esta tragedia», confirmó David Machimbuko, el representante del Gobierno en la provincia de Palma —donde se encuentra Olumbi—, aunque no ofreció más detalles.

Según varias fuentes locales citadas por la agencia France Presse, el ataque se llevó a cabo en las primeras horas del domingo en la localidad de Monjane, en la provincia de Cabo Delgado, y entre las víctimas hay niños y también se encuentra el jefe del pueblo, según un residente en la zona que solicitó permanecer en el anonimato. «Iban contra el jefe del pueblo porque dio informaciones a la policía sobre el lugar en el que se esconde el grupo», explicó a la citada agencia otra fuente local.

La policía ha podido retomar el control de la localidad, tras dos días de combates que se han saldado con la muerte de dos agentes, un jefe local y 14 «atacantes». Las autoridades afirman desde hace meses que se ha restablecido el orden en la provincia pero todavía hay ataques esporádicos atribuidos al grupo cerca de enormes yacimientos gasíferos descubiertos recientemente en las costas de Mozambique.

El grupo Al Shabab («los jóvenes» en árabe) busca causar inestabilidad en Mozambique y permitir que siga el comercio ilegal de madera, marfil y rubíes, que reporta a las redes criminales millones de dólares anualmente. Según el profesor y estudioso del grupo João Pereira, no tiene vínculos directos con el grupo homónimo somalí, ni busca crear un Estado islámico del norte de Mozambique.

La señal de alarma saltó los pasados 5 y 6 de octubre, cuando unos 30 hombres atacaron tres puestos de policía del distrito de Mocímboa da Praia, en Cabo Delgado. Ahí comenzó la violencia en la región, con acciones contra otros distritos e instituciones del Estado. No hay un número oficial de muertos, pero que los testigos cifran las víctimas en centenares. Según los testimonios recogidos por France Presse el pasado marzo, el grupo está formado por jóvenes y apareció en la región en 2014.

El ministro mozambiqueño de Defensa, Atanásio M’tumuke, quien visitó recientemente Cabo Delgado, aseguró que la situación está «controlada» y prometió que el Ejército perseguirá al nuevo grupo de campamento en campamento. El grupo constituye una amenaza emergente que el país debe afrontar mientras aún busca la paz definitiva. Una paz rota en los últimos años por ataques esporádicos de la opositora Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo), secuela de la guerra civil que, entre 1977 y 1992, dejó un millón de muertos.

DC / El País

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