El Clásico: Barcelona 2-2 Real Madrid

El Real Madrid dejó pasar la oportunidad de acabar con la racha del Barcelona, que resistió al campeón de Europa, revitalizado en horario Champions. Superior durante gran parte del partido, topó con la magnífica resistencia del equipo azulgrana, que salvó la racha como si fuera otro título en sí misma. El segundo muro para los blancos fue la penosa actuación de Hernández Hernández, un viejo conocido, que le perjudicó gravemente dando validez al segundo gol del campeón. No vio una falta como un piano de cola de Suárez a Varane. Después, para redondear una tarde aciaga, se tragó de manera grosera un penalti clamoroso a Marcelo. El empate satisfizo sobre todo al Barça en un día muy señalado por el adiós de Iniesta. Al Madrid, simplemente, le dejó a medias, pero siempre encontrará una gran explicación que le justifique.

El partido fue magnífico como suele pasar con estos dos colosos. ¿Quién inventaría algo tan asombroso, tan sorprendente, tan inesperado como el fútbol? En su desafío eterno a la lógica nos había presentado un Clásico intrascendente, como si estas dos palabras sirvieran para dar sentido a una frase, como si nos hubiéramos creído que no había nada en juego. Resulta que en el primer Barça-Madrid con el campeonato decidido desde 2008 ocurrió prácticamente de todo. Lo previsible, un duelo entre las dos grandes potencias del mundo, y lo impropio de un ambiente tan distendido, tensión, expulsiones, polémica arbitral, entradas duras, oportunidades perdidas. Nunca habrá amistosos entre el Madrid y el Barça.

El campeón entró en el partido como si de una celebración se tratara. No hubo pasillo porque el Madrid recogió el guante azulgrana para terminar de afear una tradición que debería honrar al deporte y que ya sólo sirve de escarnio. Tan mal estuvo la bajeza culé después del Mundialito como no hacer el honor al campeón de Liga. El caso es que nadie lo echó de menos. Salieron los juveniles azulgrana y todos tan contentos. El equipo de Valverde, impetuoso en el inicio, pudo marcar a los tres minutos en ese tipo de jugadas que últimamente está concediendo el Madrid a sus rivales. La sacó Varane. Fueron 10 minutos de absoluto control azulgrana, la riada de buen fútbol que desemboca en un gol. Sergi Roberto vio el gran hueco que suele dejar Marcelo en cada partido y la puso al segundo palo donde apareció Suárez para rematar con la tibia. Los buenos delanteros las meten así.

La Champions ha dado buenas muestras de la fortaleza anímica del Madrid, de su resistencia a los golpes. Desde este punto de vista, el gol azulgrana no fue un mazazo, le sentó de perlas. Empató cinco minutos después en un buen contragolpe en el que Busquets no acertó a tapar a Kroos en el inicio de la jugada. La conexión entre el centrocampista alemán, Cristiano y Benzema fue fantásticaporque el delantero portugués la metió en la línea de gol, en una jugada en la que sufrió la entrada de Piqué y casi termina lesionado.

Cristiano debe ser de hierro. No pudo celebrar el gol. Andaba cojo. Probó su pierna durante unos minutos y aguantó todo el primer periodo. Ronaldo tuvo después las mejores ocasiones del Madrid, crecido con la pelota. El Barça no es nada sin ella. Incómodo sin su sustento, sufrió mucho el equipo de Valverde, incapaz de contener a los blancos, desarbolados en torno al balón, verticales y precisos, dominadores para cambiar el tono a la noche de una manera que nadie esperaba en el Camp Nou. Ter Stegen se la sacó a Cristiano y un minuto después, el astro portugués falló con la zurda. El Barça podía haber levantado la bandera blanca tras una ocasión que también desperdició Benzema. En lugar de eso, el encuentro se endureció hasta unos límites impensables.

Hernández Hernández sólo había tenido tarjetas para los jugadores del Madrid y acertó a resolver con más cartulinas un encontronazo entre Ramos y Suárez. La temperatura había subido tanto que después Bale pisó con impunidad el gemelo de Umtiti y Sergi Roberto agredió a Marcelo. El canterano azulgrana se fue a la calle. Antes Messi había visto otra amarilla por una fuerte entrada a Ramos. Guerra.

El árbitro se empeñó después en ser protagonista. Con el Barça algo acogotado, una contra en la que Varane le había ganado la posición a Suárez terminó con el central francés por los suelos y el balón en las piernas del uruguayo. La patada se le ahorró el árbitro canario. Sigan, sigan. La pelota acabó en manos de Messi en el área. Gol. La jugada la han visto mil veces. La agarra el 10, la conduce y la aloja pegada al palo. Gol del Barça. Con 10 jugadores y la colaboración del árbitro.

El Barça había sacado su orgullo. Y empezó a jugar mejor que en el primer tiempo. El Madrid se había perdido en las protestas a Hernández Hernández. Se enredó en un laberinto de frustración que debería conocer más porque tiene mala suerte con el árbitro canario. Tenía otro problema. Atacar sin Cristiano es ir a una batalla con gominolas. Llegaba al borde del área pero sin el portugués es tener una venda en los ojos, le faltan referencias. Asensio no aparecía. Lo hizo después de que Messi se volviera mortal para perdonar el 3-1. Pudo ser la sentencia, pero el empate lo puso Bale minutos después tras una buena asistencia de Marco, que sí estaba. Golazo del galés, que tampoco apareció mucho, pero al que le sobran goles.

Con la igualada, el Barça luchó para salvar la imbatibilidad, el Madrid por el triunfo. Intervino otra vez Hernández Hernández para equivocarse en el mismo sentido. El penalti de Jordi Alba a Marcelo fue clamoroso. Sigan, sigan. También apareció Keylor para frenar a Messi, que ya era el hombre que peleaba contra un imperio madridista. Resistió. Apeló a la épica. Salvó la imbatibilidad. Sigue su racha. También la de Zidane, que no pierde en el Camp Nou, y la del Madrid, que compitió a lo grande para firmar un partido que cualquier otro día le hubiese valido la victoria.

DC / Marca

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...