Ecuatoriano, tercero mejor en el mundo, llegó al boxeo por casualidad

El ecuatoriano Carlos Mina, tercero en el escalafón mundial en boxeo 81 kilogramos y abanderado para los juegos Suramericanos de Cochabamba (Bolivia), llegó al boxeo por casualidad hace trece años, en momentos en que su vena deportiva se centraba más bien en el fútbol.
Nacido en la ciudad tropical de Guayaquil (suroeste) hace 26 años, Mina se radicó desde pequeño en la región andina de Ecuador, donde integró varios equipos de fútbol de divisiones menores hasta que un día, -recuerda- por «casualidad», vio un gimnasio con gente «entrenando con guantes».
«Ahí empezó todo», comenta el deportista a Efe al asegurar que nunca se imaginó que en la vida real podría ver guantes que sólo había visto en películas de Rocky Balboa o de Mohamed Ali.
Ese día, a sus 13 años, se calzó por primera vez los guantes, se subió al ring y se enfrentó a un estudiante de boxeo que le golpeó «bien duro», recapitula.
Ahora, más de una década después no alcanza a contar las medallas que ha ganado en ese deporte en Ecuador y el extranjero.
Cuarto de nueve hermanos -el mayor de 32 y el menor de 6-, Mina evoca que en su hogar siempre lo apoyaron en todo y, además, en sus inicios se encontró con un entrenador «buena gente» que hasta le compraba zapatos cuando no tenía, rememora.
Su primera competición, a los 15 años, en un campeonato nacional, terminó en llanto por la derrota, pero en las siguientes cosechó triunfos que lo remontaron a la selección de Ecuador.
La medalla de oro en los Juegos Bolivarianos de 2013 marcó un hito: «Desde ese momento fue que Mina empezó a prenderse en este país», comenta en tercera persona el deportista que fue campeón continental en 2015 (México) y quien en 2017 en Alemania logró un bronce en el XIX Campeonato Mundial de Hamburgo.
«Soy el primer boxeador que saca una medalla en un mundial en la historia», dice orgulloso al considerarse «bendecido con abrir el camino mundial para que se sigan sumando las medallas en el boxeo» para él u otros boxeadores.
De 1,87 metros de estatura y 81 kilogramos de puro músculo, Mina llevará en los Juegos Suramericanos de Cochabamba la bandera de Ecuador, algo que ya hizo en los Juegos Olímpicos de Brasil 2016 y en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta del año pasado.
«Esta bandera me ama, no me deja, son tres años seguidos (que la porta)», comenta Mina quien este año se coronó campeón europeo en 81 kilogramos en el torneo internacional de Boxeo en Serbia.
Seguro de sí mismo, dice no tener ningún miedo con miras al Suramericano de Bolivia, donde sabe que habrá destacados deportistas en su ramo, especialmente de Colombia, Venezuela y Brasil, y de donde quiere conseguir para Ecuador una medalla de oro.
«Yo no me confío de nadie porque ningún rival es fácil, tampoco ningún rival es invencible, pero yo soy tercero en el mundo, en el ranking mundial», recalca al hablar de datos de la Asociación Internacional de Boxeo en la categoría 81 kilogramos.
Quien obtuvo el quinto lugar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, asegura que no quiere menospreciar a ningún boxeador y subraya que a todos los ve «por igual».
De hablar pausado y carácter risueño, Mina es uno de los 234 deportistas ecuatorianos, de 28 disciplinas, que participarán en los XI Juegos Suramericanos, que se disputarán en Cochabamba del 26 de mayo al 8 de junio.
Con doce participantes, la delegación de boxeo de Ecuador es de las más numerosas y una de las mayores esperanzas de medallas para el país andino se centra, precisamente, en Mina, para quien Cochabamba es también un peldaño más para alcanzar su máxima aspiración: las Olimpiadas de Tokio 2020.
Su mayor sacrificio en el deporte ha sido estar alejado de su familia, en especial de su hijo de tres años al que llamó Kerrick Bossli porque no le gustan los nombres tradicionales ni «aburridos», y aunque dice que no tienen significado, asocia el segundo nombre de su hijo con jefe, por «boss» en inglés, por eso es «el jefe menor».
Cuando cuelgue los guantes, le gustaría dedicarse a la música pues le gusta el piano, revela el deportista que, en lo que lleva de su vida profesional no ha sufrido grandes lesiones aparte de una rotura en la frente en un combate en 2015 cuando era refuerzo de un equipo de México, algo que lleva marcado en su «corazón», dice.

 

DC / EFE

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