La carta que recibió Elías Jaua de un amigo molesto por la corrupción

Fuerte y sin pelos en la lengua, la carta que le envió Santiago Arconada a Elías Jaua le debe resultar doblemente dura el Ministro de Educación porque quien le escribe ha sido uno de sus más cercanos camaradas. Tan cercano que anduvo junto a Jaua la noche del 11 de Abril, ambos intentando llegar a Miraflores para combatir el golpe. En la misiva, Arconada le reclama la traición de Nicolás Maduro a Hugo Chávez, asegura que el actual gobierno ha convertido a Venezuela en una colonia de las transnacionales de la minería y que la producción petrolera venezolana ha sido hipotecada.

La misiva de Santiago Arconada, profesor universitario, investigador y activista de la izquierda desde su juventud, se produce en respuesta a un artículo que publicó Elás Jaua en Aporrea y donde sentenciaba que “Cada proceso electoral es una encrucijada donde decidimos si seguimos con el proyecto de independencia e igualdad social o si retrogradamos a la subordinación neocolonial y su régimen de exclusión social y cultural.”

Semejante afirmación generó la agresiva respuesta del amigo de Jaua, a quien Arconada llamó cínico en el primer párrafo para responder en relación a la “subordinación neocolonial”:

“Decir por ejemplo: Nicolás Maduro Conductor de Victorias es el paroxismo del cinismo si el objetivo que se persigue es la construcción de una sociedad justa, libre, soberana y plena…”Cuando las futuras generaciones de historiadores y sociólogos estudien el neocolonialismo del siglo XXI en América Latina, el documento histórico que se colocará como paradigma de la abyección neocolonial será el decreto presidencial 2248 del 24 de febrero de 2016 referido al mal llamado Arco Minero del Orinoco. Nada representa de modo tan descarnado la profundización de la inserción subordinada y colonial de Venezuela en la división internacional del trabajo y de la naturaleza como ese mamotreto jurídico con el que se entrega a las transnacionales de la minería y, en particular, a la Bolsa de Toronto, el 12% del territorio nacional. Tu premisa inicial es falsa, pues no se puede retrogradar a ser colonia cuando se es más colonia que nunca antes en el pasado. Nunca antes en el pasado tuvimos tanta producción petrolera hipotecada, lo que es una forma de ser colonia no sólo en el presente sino también en el futuro”.

Como para espantar dudas sobre su lealtad al proceso que lideró Hugo Chávez, Santiago Arconada le recuerda a Elías Jaua los duros momentos que vivieron el 11 de abril de 2002 y la ausencia entre los “combatientes” del entonces Vicepresidente Diosdado Cabello:

“Desde la noche del jueves 11 de abril en que se consumó el Golpe de Estado habíamos estado en mi casa, ubicada en el barrio Santa Ana de Carapita, parroquia de Antímano. Pasado el mediodía del sábado 13, tras la declaración de María Gabriela Chávez en uno de los poquísimos medios de comunicación social que rompía el silencio impuesto por el Golpe de Estado, Radio Fe y Alegría, diciendo que su papá, el Presidente Chávez, no había renunciado, recibiste una enigmática llamada de alguien a quien no identificaste dando la instrucción: ¡A Miraflores!

¿Por dónde nos iríamos? Montados en el jeep de Edgardo que yo manejaba, íbamos Juan Carlos, Manuel, Anselmo, Víctor y tú… A las 2:35 pm te entregamos a la Guardia de Honor que protegía la entrada a Miraflores y lo demás es historia. Es propicia la ocasión para comentar que Diosdado Cabello no debiera estar hablando de gente que se esconde, pues él, siendo en ese momento Vicepresidente Ejecutivo de la República, nunca informó de cuánta tierra puso de por medio en ese trance histórico para finalmente llegar a Miraflores pasadas las 8 de la noche. La verdad es que no demostró mucha confianza en los poderes creadores del pueblo. A diferencia de ti que participaste y lo disfrutaste a plenitud, Diosdado llegó con la mesa puesta y servida…”

Finalmente Arconada se refiere al tema de la corrupción del gobierno actual, la que califica de muchísimo peor de la que ocurrió en los gobiernos anteriores:

“De robadera se trata el asunto. Verás Elías: si tuviéramos los más de 350 mil millones de dolares que, por la medida chiquita, la más timorata, la más inocente, se llevaron del país, nada de esto estuviera pasando. Nada de esta tétrica ternura que tienen los niños y las niñas del Hospital JM de Los Ríos manifestando diariamente en la calle por su derecho a la Salud. Nada de esa desesperanza en la mirada de los bachilleres que son admitidos a universidades sin profesores. Nada de esa angustia de estar en la cola por horas y que al cajero se le acabe el efectivo y que no tengas ni para el pasaje. Nada de nada…

Estamos ante un descomunal desfalco Elías, un desfalco del tamaño de una década de las importaciones no-petroleras de Venezuela…Lamentablemente el desfalco del que yo te hablo no es solo algo que pasó, puntual y focalizadamente en espacios gubernamentales, sino algo que sigue pasando aceleradamente. Si vas un sábado por la mañana a la Plaza Pérez Bonalde en Catia, verás al desfalco en pleno desarrollo, verás piquetes de la Policía Nacional Bolivariana y efectivos de la GNB, concentrados en la revisión de sus teléfonos celulares, leyendo y escribiendo mensajes mientras en la plaza y el Boulevard los alimentos de la dieta básica, arroz, azúcar, harina de maíz, aceite, pasta, que son importados por el gobierno con dólar preferencial, son vendidos por “bachaqueros permisados para bachaquear” a precio de Dólartoday.

El mensaje que uno recibe al observar la escena en su conjunto, la gente forzada por el hambre a comprar a precios inalcanzables, la impunidad de los bachaqueros a los ojos de los cuerpos de seguridad, es como que si se quisiera decir: Esto es lo que hay y lo que habrá. Un Gobierno en modo desfalco. Gobierno restregando desfalco para que se entienda quién es el que manda y cómo. El mercado de la Plaza Pérez Bonalde no es coyuntural en el gobierno de Maduro/Cabello/Padrino, es estructural. Y el pobre poeta (se refiere a Tarek William,a quien llama “presunto fiscal”) , sin brazos ni manos para poder taparse la nariz.

Y en el plano cualitativo, el hecho de ser gobernados por grupos delincuenciales cuyo objetivo principal es la preservación de un botín, grupos delincuenciales cuyos jefes dirimen violentamente sus áreas de dominio utilizando para ello al aparato del Estado, grupos delincuenciales que no vacilarían en arrojar a Venezuela a una Guerra Civil con la sola excusa de esconder los millones desfalcados, de ese hecho como digo, no hay retrogradación posible, Elías. Ese es un hecho de conciencia, un llegadero al que llegamos hace tiempo”.

Finalmente, Arconada entra en el tema electoral y asegura que Maduro debe ser derrotado:

“Me parece pertinente pensar en la diversidad de las motivaciones para votar contra Maduro. La motivación de la oposición clásica, la que viene marchando desde el 11 de abril de 2002, la conocemos y no tiene mucho sentido describirla, sin embargo la motivación del pueblo bolivariano para votar contra Maduro es todo un tratado de politología. El pueblo bolivariano que insurgió con Chávez el 6 de diciembre de 1998 para derrotar a la sociedad de cómplices en la corrupción que habían construido AD y Copei a lo largo de cuarenta años, tiene que encontrar la forma política de decir, en las elecciones presidenciales, ahogado como está en una corrupción infinitamente mayor que la que salió a enfrentar, que esta pesadilla de país no se perpetró ni con su beneplácito, ni con su consentimiento, ni con su conocimiento, ni siguiendo sus decisiones, ni mucho menos en su nombre…

El pueblo tiene que encontrar en estas elecciones presidenciales la manera de decir que el ejército forjador de libertades haya retrogradado a ejército forjador de fortunas mal habidas, el pueblo bolivariano tiene que encontrar la manera de expresar que este calvario de pacientes seropositivos sin retrovirales, niños con cáncer sin tratamiento, pacientes renales sin diálisis, pero sobretodo niños y niñas con desnutrición generacional, no es el resultado de su voluntad de cambiar las cosas, sino del más pavoroso desfalco del tesoro público que haya conocido la historia republicana. En fin, el pueblo bolivariano que en 2013, siguiendo el llamado del presidente Chávez, llevó a Nicolás Maduro Moros a la presidencia de la República tiene en estas elecciones presidenciales la impostergable tarea de afirmar que no convalida este tiempo de corruptelas y malversaciones…

Retrogradar sería convalidar con su voto, con el del pueblo bolivariano, al gobierno que nos ha puesto en el futuro a una generación de muchachas y muchachos con daño cerebral por desnutrición. Retrogradar sería convalidar con su voto la gigantesca operación política llevada a cabo por el gobierno de Maduro/Cabello/Padrino para transformar la esperanza en decepción, en desencanto, en frustración, en miseria desatada, en pobreza extrema.

Retrogradar Elías, sería como lo que hiciste tú en estos días cuando, como Ministro de Educación, declarabas sobre los niños de la calle admitiendo no sólo su existencia sino su eclosión, y decías que quien viese un niño de la calle que se comunicara inmediatamente con tu ministerio para darle a ese niño una beca. Tú no crees en eso Elías. Tú eres un sociólogo que sabe que el complejísimo problema de los niños de la calle no sólo no se resuelve con becas, sino que una política de ese tipo generaría muchos más niños de la calle buscando su beca, pero retrogradar es justamente eso. Afirmar lo que no se cree. Retrogradar sería votar por alguien y por algo en lo que no se cree”.

DC | El Cooperante

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