Farandulizar lo que queda. Por Luis Barragán (@LuisBarraganJ)

Extendido el asueto por la dictadura, como suele interesarle en sus magnos esfuerzos de distracción, las redes sociales reportaron el aparente incidente de la irrupción de una delegación oficialista a las sesiones de la Unión Interparlamentaria Mundial (UIM). Las gráficas dieron cuenta, puertas afuera, puertas adentro, de los tales-constituyentistas que reclamaron su participación en la instancia, procurando y logrando, según las agencias noticiosas de la dictadura, neutralizar a la derecha que acudió a San Petersburgo para mentir.

 

En cuestión de pocas horas, hubo un dime y direte entre la delegación de la Asamblea Nacional, por cierto, de la que ausentaron o  estuvo ausente la Fracción Parlamentaria 16 de Julio, y la delegación de la fraudulenta constituyente que se coló para los selfies de rigor. Al parecer, finalmente, la sesión que, suponemos, de tan extensa agenda y nutridas representaciones, aprobó la moción venezolana de sus reconocidos integrantes, dejando a la escasa imaginación del oficialismo la habitual victimización para una rueda de prensa que, faltando poco, los mostró con un nada sufrido gesto en sus rostros.

 

Versamos, en propiedad, sobre un fenómeno que Antenor Viáfara Márquez ha denominado como teatralidad del juego político (*), cultivando las escenas más artificiales y superfluas, capaces de esconder las realidades más genuinas y también atroces. Farandulizado, el pretendido debate está centrado en las maniobras de participación de una delegación que no pertenece a la UPM, frente a la resistencia de quienes considera mentirosos, porque la Asamblea Nacional sigue funcionando, con todo lo que tiene de anecdotario para un viaje de ultramar.

 

Faltando poco, circula un video en que los tales-constituyentistas instalan un tal comité internacional en la sede de una embajada europea, como si ésta fuese una seccional o sucursal del PSUV. Los ilustres viajeros, quemadores insignes de las divisas que tanta falta hacen en Venezuela, tomaron el juramento a los presentes, añadidos los funcionarios diplomáticos a los que, se dijo alguna vez, se les paga con retraso, aunque – en última instancia – se saben en una privilegiada posición que no ha derivado de un concurso público y riguroso, como de las posibilidades de apostar por un exilio confortable,  si no, de un urgido asilo ante el horizonte nada optimista que les ofrece el país de regresar, arrepentidos o no, de su militancia.

 

Episodio efímero el de la UIM, habla muy bien de la catadura, naturaleza, características y alcances de un régimen capaz de contaminar las más variadas aceras. Quizá, una consecuencia y un modo lógicos de realizar la antipolítica, farandulizando lo que queda.

 

(*) En: AA. (2018) “Entre el ardid y la epopeya. Uso y abuso de la simbología chavista”. Negro Sobre Blanco, Caracas: 121-149.

 

DC / Luis Barragán / Diputado de la AN / @LuisBarraganJ

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