La crisis humanitaria por migración de venezolanos se extiende por toda Colombia

La avalancha migratoria que se ha precipitado desde Venezuela –sobre todo por los tres puentes internacionales en Norte de Santander, por donde se estima que cada día cruzan 35.000 personas– ha trasladado a varias ciudades de Colombia una problemática que se creía exclusivamente fronteriza.

No hay duda de que Cúcuta y Villa del Rosario son las poblaciones más afectadas por esta crisis humanitaria. Sus calles están atestadas de venezolanos que se ganan unos pesos como vendedores ambulantes de dulces, gaseosas y hasta electrodomésticos que pasan ocultos en maletas. Durante meses, el barrio Sevilla de Cúcuta albergó un sitio al que llamaron ‘Hotel Caracas’, un refugio improvisado en el que vivían 616 venezolanos. La existencia de ese campamento –desalojado el pasado 24 de enero por la Policía– fue la evidencia de que la migración venezolana había llegado a límites insostenibles. Una crisis que desbordó ya el calificativo de fronteriza.

Bucaramanga es el ejemplo de una ciudad importante que sufre los embates de esta crisis. Allí, según cifras de Migración Colombia, hay unos 35.000 venezolanos, 25.000 de ellos ilegales. Muchos han buscado el abrigo en los andenes, compartiendo con los más de 2.000 habitantes de calle. Se los puede ver también, ante los operativos de las autoridades para controlar el espacio público, deambulando con maletas, sábanas, plásticos y cartones en parques como García Rovira, Turbay y Los Niños. Los que tienen con qué pagan los cinco mil pesos que cuesta pasar una noche en residencias del sector de Quebradaseca, establecimientos que se caracterizan por sus pésimas condiciones locativas y de salubridad.

Según un informe de la Fiscalía, Santander fue la cuarta región del país con más capturas de venezolanos en 2017 (140).Y este fin de semana comenzó a operar el primer puesto de atención migratorio en el corregimiento de Berlín.

Una de los departamentos caribeños más afectados es La Guajira. Por Paraguachón, donde existe un puesto migratorio, ingresan a diario unos 1.500 venezolanos cuyo destino son los municipios de Maicao, Uribia, Manaure y Riohacha. La situación más crítica se vive en Maicao y Riohacha, en donde se registran miles de venezolanos que viven en las calles centrales, plazas de mercado y terminales de transporte. De acuerdo con las autoridades, la población de venezolanos residente en La Guajira se ocupa en ventas ambulantes, albañilería, servicios sexuales, trabajos en restaurantes, graneros y salones de belleza.

La otra región del Caribe que soporta esta crisis es Atlántico. De acuerdo con la Gobernación de ese departamento, las 3.425 familias de venezolanos registradas subsisten gracias a la informalidad. Esta semana, la Secretaría de Salud aseguró que en el 2017 se identificaron casos de desnutrición en menores venezolanos en Soledad, Luruaco y Ponedera.

También fueron atendidos 2.091 migrantes en 14 hospitales. El costo de la crisis sanitaria en Atlántico asciende los $ 1.600 millones. En Barranquilla, donde han llegado 10.000 migrantes, se reporta incremento en enfermedades como sarampión, rubeola y sífilis.

En la zona Andina, además de Bogotá, Medellín es una de las capitales que recibe más migrantes. En la capital antioqueña, según cifras del secretario de Inclusión Social de la ciudad, Luis Bernardo Vélez, habría 26.000 personas llegadas de Venezuela, entre legales, ilegales y con doble nacionalidad. Aunque, según Migración Colombia, en esta ciudad solamente 6.433 ciudadanos venezolanos han tramitado el permiso especial de permanencia. Como en otros sitios del país, muchos se encuentran parados en semáforos haciendo malabares, ofreciendo dulces, arepas, pulseras y otros productos. Aunque habitan en todas las comunas de la ciudad, las principales zonas donde se concentran son Buenos Aires, Aranjuez, el Centro y Robledo.

Los venezolanos que han llegado a la ciudad son en su mayoría de estratos medios y altos, muchos profesionales que deben realizar trabajos no calificados en restaurantes y discotecas. La mayoría que no ha tramitado los permisos de permanencia están más expuestos a trabajar hasta 16 horas por remuneraciones mínimas y sin ningún tipo de contratación regular.

También el Valle de Cauca, por ser una región de paso hacia la frontera con Ecuador, ha recibido su cuota de migrantes. La Gobernación del departamento dice que en Cali están registrados aproximadamente 4.000 ciudadanos del vecino país. Pero venezolanos como Eduardo Londoño calculan que el número de compatriotas que, como él, se han establecido en el Valle del Cauca puede llegar a los 30.000. La calle 13, en el centro; en el norte y en el sur de Cali, y en barrios del distrito de Aguablanca o aledaños a la avenida Simón Bolívar, es donde hay mayor presencia de migrantes.

Arauca es la otra zona fronteriza receptora de miles de personas que huyen de Venezuela. El Malecón Ecoturístico, el barrio Los Libertadores y diferentes escenarios deportivos alrededor del río Arauca son centro de refugio para los migrantes venezolanos que se encuentran en esta capital.

Según las autoridades, muchos llegan cargados de mercancías ilegales que ofrecen a la venta en las calles. El gobernador Ricardo Alvarado dice que a Arauca llegan personas “en situaciones paupérrimas”, lo que ha desatado una grave crisis social. Migración Colombia señaló, en el 2017, que 1.440 venezolanos afirmaron vivir en ese departamento.

Medidas de control

El presidente Juan Manuel Santos adoptó esta semana varias medidas para enfrentar la crisis. La principal fue suspender la expedición de la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF), un instrumento creado para facilitar la entrada y salida de unos 30.000 venezolanos a zonas de frontera, pero que finalmente llegó a manos de 1,6 millones de personas. La decisión de no expedir nuevas tarjetas migratorias y exigir la presentación del pasaporte a los venezolanos que, sin la TMF, quieran entrar a Colombia tuvo como repercusión inmediata un freno a la entrada masiva de venezolanos. Entre otras razones, porque para los ciudadanos de ese país se ha vuelto casi imposible conseguir un pasaporte. Pero puede disparar el flujo por pasos ilegales. Santos puso al frente de la situación al exdirector del DAS Felipe Muñoz y creó una junta conformada por 7 ministros y los directores del ICBF y de la Unidad de Gestión del Riesgo.

La Patilla

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