¿Cómo diferenciar la bronquitis aguda de la neumonía?

Todas las personas han sufrido de alguna afección respiratoria en algún momento de su vida, ya sea tos, dolor de garganta, neumonía, etc. Sin embargo, muy pocos indagan sobre qué está pasando exactamente en sus cuerpos para así poder evitar complicaciones.

Por ello, es necesario conocer que las infecciones respiratorias se dividen en dos tipos, dependiendo del lugar del sistema respiratorio afectado:

Altas: son aquellas que se presentan por encima de la tráquea; por ejemplo: el resfriado común, la gripe, la faringitis y la laringitis.

– Bajas: son aquellas que se encuentran por debajo de la tráquea; tales y como la neumonía y bronquitis aguda.

“Son precisamente estas infecciones bajas las que las personas suelen confundir con mayor frecuencia” afirma Rosana Palatz, médico especialista en neumonología de Servicios Respiratorios K26. Por ello, es importante conocer algunas diferencias entre la neumonía y bronquitis aguda:

–Diferencias anatómicas: La bronquitis afecta los bronquios (los conductos que llevan el aire dentro de los pulmones) mientras que la neumonía afecta los alvéolos (el tejido pulmonar donde se produce el intercambio gaseoso con el ambiente, se absorbe oxígeno del aire y se elimina dióxido de carbono del organismo-).

–Diferencias fisiopatológicas: En la neumonía se produce inflamación en los sacos alveolares de un área en particular del pulmón, los cuales se llenan de secreción mucosa producto de la infección y en esas áreas se interfiere el intercambio gaseoso. Generalmente, se enferma un solo pulmón. Por otro lado, en la bronquitis se produce inflamación en las paredes de los bronquios, aumenta la producción de moco por las glándulas ubicadas en la mucosa bronquial y hay disminución del espacio por donde pasa el aire, afectándose los dos pulmones.

–Diferencias de microorganismos: La bronquitis es causada principalmente por virus pero también pueden estar involucradas bacterias. La neumonía es causada por bacterias, aunque también pueden verse casos ocasionados por otros microorganismos como hongos y virus.

–Diferencias clínicas (signos y síntomas): En la neumonía hay tos con expectoración (flema) que puede tener diferente coloración (amarillenta, verdosa, marrón), la fiebre es alta, puede haber dolor en alguna parte del tórax (generalmente a un costado) y puede presentarse dificultad para respirar. En cambio, en la bronquitis hay tos que puede ser seca o con expectoración (flema) blanca o amarillenta, la fiebre puede ser leve o estar ausente, se presenta dificultad para respirar y puede estar acompañado de sensación de opresión torácica (“pecho apretado”).

–Diferencias paraclínicas (exámenes): En la bronquitis los exámenes de sangre y RX de tórax generalmente son normales, aunque puede haber alteraciones leves en la hematología y cambios radiológicos discretos en ambos pulmones. En la neumonía se evidencia infección bacteriana en los exámenes de sangre (hematología) y la RX de tórax siempre muestra la presencia de infección en el pulmón afectado; en algunos casos puede haber derrame pleural (líquido alrededor del pulmón enfermo).

–Diferencias en tratamiento: En la neumonía siempre se indican antibióticos (a veces más de uno), jarabes en los casos en que se dificulte la expulsión de la flema, analgésicos si hay dolor torácico, no hay necesidad de inhaladores o nebulizaciones a menos que haya un cuadro asociado que lo amerite. En otra instancia, la bronquitis puede requerir uso de inhaladores o nebulizaciones, jarabes en los casos en que se dificulte la expulsión de la flema o la tos sea muy intensa, antibiótico en caso que se sospeche de infección bacteriana.

En algunos casos los síntomas pueden comenzar como bronquitis y luego evolucionar a neumonía, en ese caso puede deberse a progresión de la infección por mal cuidado del paciente o no utilizar bien el tratamiento (una de las llamadas “gripe mal curada”) o por sobreinfección de otro microorganismo ante la debilidad producida durante la bronquitis (infectarse con una bacteria antes de terminar de curarse de la infección por un virus, por ejemplo).

Cualquier persona es susceptible a contraer estas infecciones respiratorias, sobre todo los niños y ancianos. Sin embargo, hay factores de riesgo que aumentan la posibilidad: el hábito de fumar, el alcoholismo, consumo de drogas, desnutrición, sufrir otras enfermedades como asma, EPOC, diabetes, cáncer, recibir tratamiento con quimioterapia o terapia biológica, entre otras cosas. Los cambios de clima no producen bronquitis o neumonía en sí mismos, sino que conllevan a cambios en las vías aéreas que favorecen la infección por los virus o bacterias que se encuentren en el ambiente o en enfermos cercanos en ese momento.

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