ELN pone fin a su primera tregua bilateral

La guerrilla del ELN anunció el fin de su primera tregua bilateral en Colombia a partir de la medianoche de este martes, aunque evitará escalar el conflicto mientras negocia con el gobierno en Quito un nuevo alto al fuego.

En una entrevista con la AFP a las afueras de la capital ecuatoriana, el jefe negociador del grupo rebelde, Pablo Beltrán, descartó una prórroga inmediata del actual acuerdo vigente desde el 1 de octubre y que, según lo pactado, finaliza este 9 de enero.

«Hoy martes a las 24 horas termina el cese, que tuvo una duración de 101 días», sostuvo Beltrán en la víspera de la reanudación de las conversaciones de paz en Quito, sede del proceso que busca terminar un enfrentamiento de 53 años.

El alto al fuego termina con quejas mutuas de incumplimientos, pero con un hecho indiscutido: durante los últimos tres meses no hubo enfrentamientos entre los militares y las tropas rebeldes, por primera vez en más de medio siglo de conflicto.

Y eso alentó a las partes a discutir una nueva suspensión de acciones.

«Hemos llegado a un estadio importante que es desarrollar las conversaciones en medio del cese bilateral. Vamos a tratar de que eso se mantenga, mientras tanto esperamos que no haya un escalamiento de ofensivas», afirmó el líder rebelde.

Aunque Beltrán aseguró que el «gobierno está enviando tropas adicionales» a las zonas de influencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

De su lado, el gobierno de Juan Manuel Santos no ha anunciado una reanudación inmediata de la persecución contra los rebeldes, y ha subrayado su disposición a pactar una nueva tregua.

«Ese es el ideal, por supuesto», aseguró el máximo responsable de la delegación de paz del gobierno, Gustavo Bell, a su llegada el lunes a la capital ecuatoriana.

Las equipos negociadores anunciaron que iniciarán el miércoles las discusiones sobre un nueva tregua.
 

Temores de guerra

Con menos de 2.000 combatientes, el ELN es la última guerrilla activa en Colombia reconocida por el gobierno tras el desarme y transformación en partido de la otrora organización rebelde de las FARC a finales de 2016.

Aun cuando las dos partes están empeñadas en seguir adelante con las negociaciones sin el ruido de la guerra, el ELN se prepara para una eventual arremetida oficial.

El comandante Uriel, del Frente de Guerra Occidental Ómar Gómez, que opera en el selvático departamento del Chocó, afirmó en un mensaje enviado a los medios el lunes que sus hombres ya tomaron posiciones.

Beltrán insistió en que espera que «haya calma», aunque admitió que desde Quito han alertado a todo el ELN «para que esté pendiente, porque si hay anuncio de operaciones ofensivas quiere decir que hay que elevar las medidas de seguridad».

Un mejor pacto

Durante la tregua, las partes se acusaron de mutuos incumplimientos.

Además de la interrupción del enfrentamiento, el ELN se había comprometido a suspender secuestros y ataques a la infraestructura petrolera, mientras el gobierno mejoraría las condiciones de los guerrilleros presos y la seguridad de los líderes sociales, blancos de ataques que dejaron 105 muertos entre enero y el 20 de diciembre de 2017, según la ONU.

El ELN fue acusado, por ejemplo, de violar el acuerdo al asesinar a un gobernador indígena, un hecho por el que esa organización pidió perdón.

El grupo guerrillero consideró a su vez como incumplimientos la muerte de siete campesinos cocaleros en un ataque que involucró a la fuerza pública, y las operaciones militares en sus zonas de influencia.

Para Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), un futuro alto al fuego debería robustecer la misión de verificación que conforman la ONU y la Iglesia católica.

«Este cese como está tiene muchas falencias, no tiene unas reglas claras, no son públicas», opinó a la AFP el experto, que prevé un incremento de acciones guerrilleras tras el fin del cese.

Restrepo señaló que en vez de una nueva tregua, las partes deben buscar un «acuerdo de desescalamiento» de las acciones militares con verificación.

Santos espera sacar adelante las negociaciones con miras a extinguir el último conflicto armado del continente que, en más de medio siglo, ha dejado unos ocho millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados.

Estimulado por el acuerdo con las otrora Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el mandatario y premio Nobel de Paz pretende apuntalar la mesa de Quito ante el panorama electoral, que enfrenta a partidarios y críticos de una salida negociada con las guerrillas.

DC | AFP

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