El jardinero asesino tenía un cómplice

Luego que el jardinero José Luís Bolaño Piñere (40) asesinara, el pasado lunes en horas del mediodía, a Magdalena del Valle Mejías La Cruz (48) en una casa de la urbanización South Park del municipio San Francisco, sus familiares se mostraron escépticos ante los resultados de las investigaciones desplegadas por los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica.

Sentados en uno de los muros rojos que rodea la morgue forense, los parientes de la víctima comentaban que el delincuente no pudo haber actuado solo, “debe existir un autor material o intelectual que lo contrató” para que perpetrara el crimen. Cuando lo detuvieron aseguró que el novio de la infortunada le encargó que la estrangulara, horas después se contradijo.

La hermana de la occisa, cuyo nombre no reveló, tomó la palabra para decir que el día del asesinato Magdalena la dejó en el terminal de pasajero, en Maracaibo, donde se embarcaría en un autobús con destino a Coro. Su sorpresa no pudo ser mayor, la comerciante nunca la llamó por teléfono para preguntarle si había llegado bien.

Alarmada, el ama de casa notificó el hecho al resto de sus familiares, debían dirigirse cuanto antes al complejo residencial donde vivía la “Negra”, cerciorarse de su estado salud era indispensable. Las pesadillas de la joven se hicieron realidad, la puerta de la casa estaba cerrada.

Uno de los habitantes de la villa observó desde la ventada de su residencia cuando el jardinero hacía un hueco cerca del salón de fiesta y le reclamó. El sospechoso le explicó que la fosa era para enterrar basura, la respuesta no se hizo esperar, “eso está prohibido”.

Bolaño le prometió al testigo que taparía el hoyo, lo hizo, pero minutos después de enterrar el cadáver de Magdalena. Durante el interrogatorio efectuado por los uniformados el asesino confesó el crimen, una vez que estranguló a la mujer la arrastró hasta el patio y la sepultó.

Reconstrucción  

El maleante presenció una conversación telefónica sostenida por la dama con uno de sus parientes, le comentaba que su hijo residenciado en Estados Unidos le había enviado unos dólares, desde ese preciso momento planificó robarla.

El reloj marcaba las 12.00 del mediodía cuando el ladrón tocó la puerta principal de la casa, Mejías “le tenía confianza”, lo mandó a entrar. Conversaron unos minutos, Bolaños le pidió que le prestara dinero para resolver un problema, como la cantidad le pareció insignificante buscó la cartera, extendió el brazo derecho para darle efectivo.

La ira lo dominó, no eran bolívares lo que quería sino dólares. Cuando la víctima se dio la media vuelta, aprovechó para estrangularla, en un intento desesperado por salvar su vida lo aruñó, resultó inútil, perdió la conciencia en fracciones de segundos.

SE

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