Hiperinflación golpea con fuerza bolsillos de los venezolanos

Los venezolanos se enfrentan a una nueva realidad económica que amenaza con agravar aún más los rápidos incrementos que vienen impactando los precios de los productos de consumo masivo: la hiperinflación.

Los economistas concuerdan en que el umbral de la hiperinflación fue traspasado, lo que trae como consecuencia la inminencia de una vorágine de aumentos que obliga a una recomposición de las medidas que en lo económico ha venido tomando el Ejecutivo y también de la normal dinámica de consumo de la población; de lo contrario el empobrecimiento general y acelerado sería inminente.

La hiperinflación no es un tema nuevo en el mundo pero sí en nuestro país, donde desde hace un buen tiempo destacados economistas ya venían advirtiendo su aparición si no se tomaban medidas puntuales que, ciertamente, resultan impopulares en lo político. El parámetro utilizado para diagnosticarla —acuñado en 1956 por Philip Cagan— se basa en el incremento de 50% en el precio intermensual de los productos. La calle parece corroborar lo que los números demuestra.

El Fondo Monetario Internacional (FMI), por su parte, señala que la economía venezolana se contraerá un 12 % este año y 6 % el que viene, con una tasa de inflación que llegará a 2. 349 % en 2018.

El economista Asdrúbal Oliveros asegura que la situación va a profundizarse y recomienda prepararse para esta nueva “fase”. Pronostica que este año cerrará con una inflación superior a 2.000%.

“La hiperinflación apenas arranca y es un proceso destructivo que arrasa con todo. Nadie sale inmune. Y sí, va a profundizarse y mucha gente va a estar peor de lo que está. Decir lo contrario sería mentir pero también es la etapa definitiva de quiebre de este modelo”, apuntó.

Luis Vicente león, presidente de Datanálisis, conmina al despliegue de un método de acciones rápidas para paliar los estragos: “Con hiperinflación, devaluación desbordada y riesgos de escasez mayor, si no se presenta urgentemente un modelo alternativo que incluya la negociación, la sinceración de precios, la apertura cambiaria y el financiamiento fresco, este diciembre tendremos que desear un feliz 2020”.

La falta de información oficial (desde 2015 el BCV no emite datos referenciales oficiales) es otro aspecto que no ha contribuido a la aparición de indicadores realmente representativos en lo económico. Fue la Asamblea Nacional (en desacato), el ente que decidió publicar el índice inflacionario a través de sus propios cálculos, pero firmas de análisis económicos también publican números: ¿a quién le creo? se preguntan los venezolanos.
El Gobierno nacional insiste en que la economía está siendo espoleada por países que favorecen a empresas trasnacionales que tienen interés en los recursos estratégicos de Venezuela. Para enfrentar esta arremetida, ha hilvanado controles de precios que han arropado a productos de primera necesidad pero también a los rubros de aseo personal.

Recientemente la ANC ha vuelto a tocar la misma receta aprobando la Ley de Precios Acordados, que contempla que la definición de los precios será revisada periódicamente basándose en un análisis de costo de producción.

El presidente de la comisión de economía del parlamento, José Guerra, es contrario a los métodos de controles: “precios acordados carecen de sentido cuando hay hiperinflación. El acuerdo debe ser un plan económico para bajar rápidamente inflación” consideró.

Diariamente aumentan los precios de los alimentos terminados, llegando incluso a duplicarse en algunos casos.

El ingreso de los trabajadores prácticamente se diluye. El dólar paralelo —que termina fijando ilegalmente los precios de los productos— está desbocado al alza; destaca el hecho de que ya no sólo Dolartoday está siendo el referente de la divisa no oficial, sino que han surgido otros indicadores que comienzan a disputarse la referencialidad del dólar negro, que afecta principalmente al rubro de primera necesidad.

El economista Francisco Faraco advierte que desde la perspectiva del ciudadano nada se puede hacer para remediar la situación, y hasta vislumbra situaciones de supervivencia primigenia, pues es el Gobierno venezolano quien tiene la solución a este flagelo y éste no parece encaminarse hacia ella.

“La hiperinflación es como un embarazo, eso se hincha con el tiempo y puede llegar a niveles que pueden ser estrambóticos (…) los venezolanos no pueden hacer nada, porque es consecuencia de una política económica del Ejecutivo, o bien porque no le quiere poner coto porque favorece a ciertos intereses (…)”, aseguró.

LV

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