Estos locos opositores, por Eugenio Montoro

Algunas personas tienden a hablar utilizando historias que circulan alrededor del mismo tema que no son de filosofía o ciencia donde si se requiere repetir o desarrollar conceptos y experiencias, sino de asuntos cotidianos o evidentes.

Usemos un ejemplo. La abuela se escandaliza porque la vecina sale con frecuencia con hombres distintos y llega tarde de noche. Ha llegado a la conclusión de que es una mujer “de la vida” y con ello debería ser suficiente, pero no, la abuela, cada vez que puede, lanza alguna cosa “ayer andaba con una faldita corta”. “parece que anoche llegó rascada” . “la vi en Misa el domingo que sinvergüenza”. De paso la abuela se mantiene atenta y vigila a la vecina para fabricar un nuevo chisme y reafirmar su opinión.

Otro ejemplo. Un empleado cree que su jefe es un pirata. “tú sabes lo que el tipo dijo ayer?, pena daba.”  “el jefecito llega siempre tarde, no tiene disciplina”. “escribió metas con z, que bolas, puso en la pizarra metaz”.

Esa noria de argumentos para machacar sobre lo mismo posee un toque de locura que se comprueba mejor cuando se emplean para demostrar lo obvio. Imaginemos a alguien que se refiere a la lluvia. “he comprobado que la lluvia moja”. “Ayer Manolito se mojó con la lluvia” “Claro la lluvia es agua y el agua moja” “Llené un vaso con la lluvia y es agua y por eso moja”. En este caso no es difícil concluir que al tipo le patina el coco.

En nuestra oposición al régimen tenemos algo de esto pues por una parte acusamos a los mandones de dictadores, arbitrarios e ilegales, pero salimos como almas en pena a denunciarlos cada vez que  hacen lo propio.

Cuando en un desfile militar el comandante multi medalla dice en rígida y sonora voz “Chávez vive etc” enseguida salimos a argumentar que el artículo tal de la Constitución dice que los militares no pueden hacer política y bla, bla.

Pues quien nos entiende. Si decimos que los tipos son dictadores y que irrespetan la Constitución, cual es la sorpresa de que lo hagan. Ellos solo actúan como decimos que son. Si afirmamos que los tipos son unos mentirosos, no tiene lógica que nos molestemos porque dijeron que construirían un puente sobre el Lago de Maracaibo para 2012 y no lo hicieron. Ellos solo están cumpliendo el rol de mentirosos que le corresponde y lo correcto es dejarlos tranquilos.

Imaginemos a nuestro tío Simón que tiene 87 años. Todos sabemos que está viejito y algo torpe.  Luisa nos dice que Simón tardó diez minutos en subirse al carro, que ya no puede con la bolsa del mercado, que dejó las llaves colgadas en la puerta principal. Pues en este caso nos mostramos comprensivos del tío y sus limitaciones.

Pero al pobre régimen dictatorial no le perdonamos ni una. Todo lo que hace como buen y extraordinario dictador lo convertimos en un escándalo como si el que hizo la cosa fuese alguien normal.

La lógica nos indica que lo mejor que podemos hacer es dejar al dictador con su tema y que continúe engrosando su bien ganada figura pues si se empieza a portar como demócrata tendríamos una confusión bestial.

Si en algo puede estar orgulloso este gobierno es en demostrar su coherencia entre ser malo y hacerlo mal tal como le corresponde a un dictador que se precie de serlo.

DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es

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