El Baskonia vapulea sin piedad al Real Madrid

Hay derrotas que derrumban proyectos y también hay victorias que los cimentan. No morirá ahora el Madrid de Laso por su debacle en Vitoria, pero sí puede haber asistido al alumbramiento del Baskonia de Pedro Martínez, el mismo entrenador que hace apenas unos meses dinamitó la alargada hegemonía bicéfala del baloncesto español. En menos de 20 días ha conseguido que sus jugadores logren parir el partido perfecto, en el que la coralidad y el sacrificio colectivo se impusieron sobre todo un Real Madrid, minimizado por las virtudes del rival y por un catálogo inmenso de errores propios. [Narración y estadísticas (105-75)]

Parte del relato lo componen las numerosas lesiones del equipo blanco, también el escaso tiempo de adaptación de Tavares y la nula incidencia de Randle, quien debía no tapar pero sí disimular la ausencia de Llull. Varias razones, también llamadas excusas, que no sirven para cubrir por completo el desaguisado frente al Baskonia. Ni mucho menos. El Real Madrid fue una catástrofe, un equipo con una defensa trémula y apática y un ataque plano y pastoso, con el triple como único argumento para limitar la dimensión de la debacle.

Sonrojante 27-5

Son ya tres derrotas consecutivas del conjunto blanco y eso denota una tendencia, pero nada tuvieron que ver los enfrentamientos previos contra Maccabi y Barcelona. En esta ocasión, el Real Madrid ni siquiera llegó a competir sobre el parqué. A partir del 3-2 y del 8-5 iniciales, todo fue una exhibición de un Baskonia constantemente en trance, alimentado de las carencias de su rival. A los siete minutos de encuentros, el marcador arrojaba un sonrojante 27-5 al que ya no se pudo sobreponer el Madrid.

Laso tiró entonces del habitual comodín de Doncic y como siempre el juvenil respondió. Agarró las riendas del equipo y logró durante algunos minutos limitar los daños. El problema era que sólo le acompañó en ataque, y apenas durante un rato, Rudy Fernández. Mientras tanto, el Baskonia seguía con su salvajada ofensiva. Sus primeros 41 puntos los logró en 12 minutos y sin un solo fallo en tiros de dos, nueve aciertos en otros tantos intentos. Para el Madrid resultaba ya imposible frenar un tren completamente desbocado.

Penitencia extra

Tras anotar 64 puntos en la primera mitad, 20 más que el Madrid, el Baskonia regresó del vestuario sin permitir una sola concesión, sumando a toda la plantilla a la fiesta. También a un jovencísimo Malmanis que utilizó el partido para confirmar que ya tiene sitio en la elite y a Diop, una pesadilla para Tavares tras no jugar en toda la primera mitad. Laso tocó todos los resortes, pero ninguno servía para activar una resurrección ya entonces imposible.

Más aún con Randolph en renuncia tras evidenciar molestias durante todo el partido, así que Laso comenzó a pensar en el compromiso del jueves contra Unicaja. La derrota ya era inevitable, el ridículo también. El último cuarto sólo sirvió de penitencia extra para los visitantes y de goce máximo para un Baskonia que necesitaba un triunfo de este calado para olvidar penurias pasadas y coger vuelo. Y nada mejor que lograrlo frente al Madrid.

EM

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