Actuar para sonreir, por Eugenio Montero

Por estos días leíamos algunas anotaciones del que es considerado el padre de la psicología en los Estados Unidos.

William James nació en 1842 y aunque se graduó en medicina se orientó hacia la filosofía y la psicología que, en aquel tiempo, como materias de estudio, aún se mantenían bastante cerca.

Su modelo de explicación para la conciencia como un río de trazo fijo, pero en continuo cambio en su corriente sigue incitando a la discusión y su concepción de la verdad no como una propiedad inmutable de las ideas sino un algo que entra en la idea según sea verificable es parte de su extenso legado.

En el plano práctico James afirmaba que los sentimientos no son los que producen las acciones sino al contrario son las acciones las que producen los sentimientos. Si bien esto tiene hoy variantes, las aplicaciones a nuestra cotidianidad siguen siendo muchas.

¿Qué sucede cuando estamos frente a un peligro? Imaginemos que nuestra reacción es correr. Según James es al correr cuando se produce el miedo y sus desajustes hormonales y no como se suponía que el miedo y sus desajustes nos hacen correr. Dicho en sus propias palabras “Hasta ahora se pensaba que para actuar había que sentir. Hoy se sabe que el sentimiento aparece cuando empezamos a actuar. Este para mi es el descubrimiento más grande en el campo del desarrollo humano”.

James hizo famoso esta analogía “el pájaro no canta porque es feliz, es feliz porque canta”. De manera que nuestra acción puede llevarnos al cambio de sentimientos.

Tal vez en esta balumba política en que nos encontramos lo anterior podría servirnos. Imagino que muchos de nosotros están en algún rango en la escala del indicador que va de “arrecho a triste” y que pasa por las estaciones de frustrado, decepcionado y muchas otras.

Según James el actuar distinto puede cambiar eso. No puedo ayudar con un método de cómo hacerlo pues sencillamente no sabría e intuyo que cada persona tiene su manera de matar piojos y no hay recetas universales. Pero creo que vale la pena tratar principalmente porque estar de malas no le gusta a nadie y a todos nos encanta sentirnos bien y con ánimo para seguir adelante.

Imaginemos que usted vive en el Zulia. A su gobernador electo Guanipa lo despojan del cargo “a la mala” y llaman a nuevas elecciones y usted anda muy molesto con eso. Adicionalmente se entera que Rosales, que estaba inhabilitado, de repente el régimen lo habilita y de seguida se lanza como candidato a la gobernación ya dejando entrever que no le importará ir a la ANC cosa que no hizo Guanipa por principios. Fin de mundo, como las viejas de antes, dice usted y se establece en su pecho una especial decepción que hasta le causa “fatiga” (traduzco que fatiga en zuliano significa nauseas).

Bueno quizás este patuque tan raro hasta al mismo James le sería difícil resolverlo, por lo que no es de extrañar que uno ya ni sabe qué carajo hacer y algunos hasta empiezan a llenar las maletas.

Pero lo cierto es que el mundo sigue y cruelmente indiferente a lo que sintamos y pataleemos. Quedarnos inmóviles rumiando pesares es inútil y sin importar cuántas trancas vengan, remover al régimen sigue siendo el objetivo y eso solo lo lograremos con acciones concretas para luego sonreír como individuos y como pueblo.

DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es

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