Consagran la iglesia zuliana al Sagrado Corazón de Jesús

 

Monseñor Ubaldo Santana encabezó el acto con motivo del centenario de la última aparición de Nuestra Señora de Fátima a los Pastorcillos en Portugal y la visita de la imagen peregrina, encomendó el Plan de Renovación Pastoral para la Evangelización

 

 

A 100 años de la última aparición a los pastorcillos en Portugal, esta porción del pueblo peregrino de la Arquidiócesis de Maracaibo sigue los pasos de la Madre de Dios, porque en todas las advocaciones late su corazón materno lleno de bondad y misericordia, aseguró monseñor Ubaldo Santana, arzobispo de Maracaibo, durante la consagración de la Iglesia zuliana al Corazón Inmaculado de María.

El prelado junto al clero concelebrante, diáconos, religiosas, seminaristas y laicos, encabezó el acto de Reparación y Desagravio realizado en la Catedral Metropolitana de San Pedro y San Pablo, desde donde salió la procesión de la imagen peregrina, que fue llevada por los Caballeros de la Virgen hasta la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en la que se realizó la solemne liturgia.

En la homilía recordó que en el Corazón Inmaculado de María cabe un mundo que está agobiado por la guerra, el terrorismo, la ideología de género, regímenes autoritarios, liberalismo, hambre, miseria y la degradación del ser humano. Ese mundo se debe convertir y debe volver a Dios.

Dijo que tras las apariciones en Portugal, María nos enseña que debemos preparar nuestro camino y nuestros corazones para convivir en la “casa común”, en esa cercanía con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

María Santísima es un torrente de gracia y al consagrarnos a ella, nos ponemos también en las manos de su hijo Jesús sin olvidar para ello que debemos tener un corazón contrito y humillado.  “Nos toca a cada uno vivir en consonancia con ella, llevar una conducta digna, de pureza, oración, mansedumbre, caridad, paciencia y sacrificios”.

Al consagrar esta arquidiócesis se renueva el compromiso con los sacramentos y nuestra misión de cultivar nuevos servidores al amor de Dios. A ella le presentamos nuestro deseo de ser una Iglesia arquidiocesana unida, fiel, obediente y transparente que promueva la misericordia y le encomendamos el Plan de Renovación Pastoral para la Evangelización. “Depositamos en ella nuestro pasado, presente y futuro con todos sus desafíos”.

 

 

DC/EU

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