El odiómetro, por Eugenio Montoro

Aprovecho, antes de que la promulguen, para insultar a la cuerda de malandros que forman la Asamblea Constituyente por, además de ser ilegales, estar inventando vainas locas.

Como toda dictadura disfrazada con leyes han escrito un proyecto contra “el odio, la intolerancia y la violencia” a la que alguien menos tira piedra renombró “promoción y garantía para la convivencia pacífica”. Posee 13 artículos (mientras más me lo dices más te lo creo) y como toda ley socialista es lo suficientemente imprecisa para ser interpretada como mejor convenga.

El principal artículo es el 13 (bis, lo de antes) y dice “quien públicamente fomente, promueva o incite al odio, la discriminación o la violencia contra una persona en razón de su pertenencia a un grupo racial, religioso, político o cualquier otra naturaleza basada en motivos discriminatorios será sancionado con prisión de diez a quince años”.

Bajo esas premisas los conductores de La Hojilla y Con el mazo dando ya están condenados a cadena perpetua de tanto incitar a odiar a los de oposición. Pero también Henry Ramos, que la tiene cogida con los militares, iría preso por insultador y Maduro también por llamar a a Borges “cejotas”. También habría que poner presa a la fosforito por decir palabrotasde camioneroy amí también por llamarla fosforito.

Pero no solo de motes y groserías se trata, también iría presa toda la Conferencia Episcopal por estar poniendo de mala a Maduro frente a los fieles. Un insulto al chino de la cuadra será discriminatorio y el negro afro descendiente Aristóbulo estaría muy pendiente de la chacota. Pero también, como la ley incluye a grupos de “cualquier naturaleza” los fanáticos del Magallanes tendrán que disimular su odio a los caraquistas y los maracuchos tendrán que dejarsu joda contra los gochos.

En fin, hay muchas formas de demostrar la estupidez humana así que esta ley no nos debe sorprender.

Como ya es costumbre, el régimen la utilizará como mecanismo para eliminar adversarios y cualquier ciudadano estará a merced de la interpretación.Lo correcto, para evitar confusiones,sería, tal como existe el odómetro para medirdistancias, inventar el “odiómetro” comoguía parala aplicación de tan sacra ley. Quizás se enchufaría al celular y con rapidez contaría cuantas veces se insultó al gobierno vía guasap o tuiter antes de declarar la sentencia.

Pena le debería dar a esta cuerda de vagabundosproponer tamaña tontería cuando ya han puesto presos a centenares de personas por razones políticas, destruido a medios de comunicación incómodos, cerrado empresas y hasta causado la muerte de muchos manifestantes con la mayor inmoralidad y sin necesidad de leyes de comiquita.

¿Que tal una ley que penalice al gobierno cuando aumente la inflación? ¿Que tal una ley que condene a cárcel a los gobernantes cuando la delincuenciasea alta? o¿que penalice al gobierno porcrear un número deemigrantes extraordinario?o ¿por bailar tango y tongo con Odebrecht?

Esas, al menos, tendrían mucha aceptación.

 

DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es

 

 

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