La arepa de Pareto, por Eugenio Montoro 

A principios del siglo pasado el sociólogo, filósofo y economista italiano Vilfredo Pareto, haciendo algunos estudios, observó que se repetía una especie de ley natural en la que pocos factores estaban relacionados a grandes consecuencias. Propuso que la proporción era  20 a 80, es decir, 20% de las acciones eran responsables por el 80% de los resultados, que era como decir que con poco esfuerzo era posible hacer grandes cosas.

Vino a llamarse el Principio de Pareto en su honor y tuvo su real expansión y utilidad cuando un asesor empresarial de apellido Juran lo empezó a aplicar en 1950 para el análisis de eventos en las fábricas japonesas. La mayoría de los productos que salían con defectos eran generados por pocas razones y actuando sobre ellas se solucionaban entonces casi la totalidad de los problemas de calidad.

Además de lo industrial, el principio vino a utilizarse extensamente en cosas tan distintas como aumentar la clientela de un restaurant o la asistencia de fieles a la Misa, el análisis de conductas sociales y asuntos de planificación estratégica.

En la Venezuela de nuestros días lo podemos observar con facilidad. Según las encuestas el 80% de los problemas de los ciudadanos se concentran en 20% de las causas generalmente asociadas a la escasez de productos, a los altos precios y a la falta de un buen empleo. Un gobernante inteligente se concentraría y haría lo que fuese para mejorar estos tres factores, pero (siempre aparecen los peros) hacer eso, para este gobierno fanatizado y mediocre, implicaría mandar largo al carajo al sistema comunista y dejar libres a las empresas y empresarios para que hagan lo que saben hacer que es producir artículos y servicios, con empleos a montón que generan bienestar.

La proporción de Pareto también se puede notar en el 85% de los ciudadanos que desea que cambie el régimen contra el 15% que no y que siendo minoría entorpece el deseo de la mayoría.

En las acciones que se realizan para cambiar de régimen también campea Pareto. Durante las protestas sale a la calle un porcentaje bajo del gran número de ciudadanos que votarían en contra del régimen.

Pero ese porcentaje bajo de ciudadanos en la calle, a su vez, ya ha logrado más del 80% de las condiciones para salir del régimen y no hay duda que nunca la cosa ha estado tan cerca. Sin embargo, para los casos como este no basta lograr un porcentaje alto de resultados, hay que llegar al 100% para realmente cantar victoria.

Completar lo poco que falta puede hacerse de tres formas. 1-Un gran tumulto donde todos los ciudadanos salen a protestar y paralizan el País 2-Un cese del apoyo militar al régimen y 3-Una mezcla de 1 y 2.

Claro que en teoría también nos podríamos imaginar a Maduro renunciando o a que nos invaden los gringos, pero lo más sensato es esperar una mezcla de una inmensa protesta de ciudadanos y al mismo tiempo un pronunciamiento militar.

Veremos que pasa. Donde no hay probabilidades de que ocurra algo es en eso de la constituyente. Eso no va y punto.

Allí, Pareto se comió una arepa.

 

DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es

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